"No ha habido manera". De esta manera resume el estado de las negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez uno de los participantes de la reunión de este martes entre los equipos del PSOE y Unidas Podemos. Ha durado casi cuatro horas, un poco más corta que la semana pasada. A pesar de los esfuerzos por mostrar buena sintonía personal, no hay ninguna sintonía política. El resultado ha sido un ultimátum: o Pablo Iglesias acepta la última oferta socialista, o vamos a elecciones el 10 de noviembre. Quedan trece días para la disolución de las Cortes, pero menos para la ronda de consultas del Rey. Si entonces Sánchez no tiene atados los apoyos, declinará la candidatura amparándose en el precedente de Rajoy.

Hay diferencias respecto del encuentro de la semana pasada. El jueves pasado, después de verse durante cinco horas en el Congreso de los Diputados, las dos partes de la negociación acordaron seguir hablando el fin de semana —aunque no lo han hecho— y volver a verse la semana siguiente. Esta vez, en cambio, no han quedado en nada. Ni en volver a verse, ni en mantener el contacto. "Ni intercambio de papeles, ni nada", resumen fuentes socialistas.

Desde el entorno de Pedro Sánchez reprochan que los de Pablo Iglesias sólo quieren un gobierno de coalición, y que no escuchan nada más que no sea eso. Tampoco ningún otro cargo dentro de la administración fuera del Consejo de Ministros, siempre según estas fuentes. "No hay ningún cargo que les guste. Sólo quieren gobierno de coalición", critican los socialistas. Recuerdan que en julio ya advirtieron que los ministros de Podemos tenían fecha de caducidad: el mismo julio. "Se lo dijimos en julio y no nos creyeron. Como dijimos a los independentistas que no habría referéndum y al final cayeron los presupuestos", ejemplarizan.

Los socialistas no lo verbalizan explícitamente, porque todavía quedan días, pero ya han puesto la directa hacia las elecciones. Las encuestas internas soplan a favor suyo. Sólo un movimiento de Pablo Iglesias, yendo a la posición de Sánchez, podría desencallarlo. "Hemos hecho un acto de responsabilidad, flexibilidad y sentido común hasta donde hemos podido. Hemos mantenido posiciones razonables", defienden. Sostienen que el acuerdo programático "les ataría de manos" y que además dispondría de mecanismos de garantía del cumplimiento.

La pelota está en el tejado de Unidas Podemos, que no ha desperdiciado para denunciar el inmovilismo de sus potenciales socios. "La conclusión es que el PSOE no se mueve de su planteamiento de formar un gobierno de partido único", ha lamentado Echenique a la salida del encuentro de este martes. El dirigente de Podemos ha criticado el ultimátum. "Nos han dicho que si no aceptamos lo que nos han planteado, no habrá más reuniones entre los equipos negociadores", ha señalado. No ha hecho ninguna muestra de querer ceder.

Un tono muy diferente ha utilizado el jefe de filas de los comunes en Madrid, Jaume Asens, que no ha querido dar por "rotas" las negociaciones. En este sentido, no ha descartado un acuerdo in extremis para salvar la investidura. Justamente por la banda de las confluencias, y también de Izquierda Unida, puede llegar el pressing a Pablo Iglesias. Ya después del fracaso de la primera investidura han defendido internamente la necesidad de aceptar la oferta del PSOE, aunque no pase por un gobierno de coalición. Todavía quedan trece días, que son muchos en política española. Hoy por hoy, sin embargo, el rumbo lleva a una repetición electoral el 10 de noviembre.