Faltan manos para contar ya las diferencias y enfrentamientos públicos entre el PSOE y Podemos, entre los dos socios del Gobierno. Esta vez, el detonante han sido las protestas por la encarcelación del rapero Pablo Hasél, que empezaron en Catalunya y el País Valencià, pero se han extendido por todo el Estado, hasta la misma capital española. Mientras los de Pablo Iglesias se han puesto del lado de los manifestantes, ante la injusta detención, los de Pedro Sánchez han cerrado filas con las fuerzas de seguridad y contra los disturbios vividos durante las dos últimas noches. Las discrepancias han ido acompañadas de un intercambio de reproches, ya habitual entre las dos formaciones.

Todo estalló ayer por la noche, en plenas protestas en Madrid y Barcelona, con un tuit del portavoz parlamentario Pablo Echenique: "Todo mi apoyo a los jóvenes antifascistas que están pidiendo justicia y libertad de expresión en las calles. Ayer en Barcelona, hoy en la Puerta del Sol". Y ponía el foco en la violencia policial: "La violenta mutilación del ojo de una manifestante debe ser investigada y se deben depurar responsabilidades con contundencia".

La respuesta la ha tenido esta mañana, muy temprano, de la vicepresidenta Carmen Calvo. En una entrevista en la SER, la dirigente socialista ha avisado de que "ningún derecho se puede defender con violencia" y ha dicho que lo que se vio ayer "no tiene nada que ver con la libertad de expresión". Ha aprovechado para cargar contra Pablo Echenique, portavoz de Unidas Podemos, que se solidarizó con los manifestantes: "Una cosa es lo que piense y otra la responsabilidad de su cargo. Una cosa es defender que una democracia sea exigente con la libertad de expresión y otra cosa muy diferente es alentar una situación como la de ayer, donde vimos heridos y detenidos".

Pero la cosa no ha quedado aquí. Desde el Congreso, en medio del pleno, ha vuelto a coger la palabra Unidas Podemos. El diputado Rafa Mayoral ha denunciado que "hay algunos sectores que no quieren abordar los problemas de fondo". En este sentido, el dirigente de Podemos ha subrayado que "no estamos ante un problema de orden público, sino ante un problema de necesidad de profundización democrática". Ha sido preguntado de forma insistente si "condenaba" los disturbios, y ha preferido poner el foco en la violencia policial, que en Barcelona ya ha costado el ojo de una manifestante por una pelota de foam.

Mientras tanto, la derecha aprovecha para mojar pan, desde el PP y Ciudadanos hasta los ultras de Vox. La presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso ha acusado a Podemos de ser un "cáncer" para la democracia y ha pedido el cese inmediato del vicepresidente Pablo Iglesias para liderar movimiento que quiere "derrocar democracias".

Un "problema" para el Estado

El discurso en privado, sin embargo, es un poco diferente. La Moncloa ve un "problema", especialmente para la imagen del Estado, en el encarcelamiento del rapero leridano Pablo Hasél. Según fuentes del ejecutivo central, nadie entiende, ni siquiera "los más hooligans" de la derecha, que haya acabado así. Así, señalan que su condena pone de manifiesto que la legislación actual permite estas interpretaciones, y que por eso hace falta una reforma del Código Penal. Esta reforma, si no pasa nada, se incluirá en la reforma global de la norma, donde también irá la reforma de los delitos de rebelión y sedición.