Abren todas las portadas con la decisión del Tribunal Supremo de revocar el tercer grado a los presos políticos y cerrarles la alternativa de la semilibertad del artículo 100.2 del reglamento penitenciario. Con el aval de las autoridades de prisiones y de los jueces que se encargan de velar por el procedimiento, los nueve presos políticos independentistas ya se habían beneficiado de uno y otra. Ahora han vuelto a la prisión o no saldrán de ella. Como dice el titular de Ara, el Supremo ha vuelto a condenarlos. El Punt Avui hace un juego de palabras y habla de "Castigo supremo". El título de El Periódico dice que el Supremo "les devuelve a la cárcel" y ese "devuelve", aplicado a los re-encarcelados tiene un toque de insensibilidad y desdén, como quien devuelve un producto defectuoso a la tienda. Hay mejores maneras de mostrarse frío y distante en un asunto que pone a prueba la sensibilidad humana y la calidad democrática —en el caso de las portadas, también examina la maña a la hora de explicarlo.

El País escoge ser cruel y dejar la nueva condena en un subtítulo (es verdad que ya lo habían adelantado hace una semana) y abre anunciando que el Gobierno "enfría la expectativa" de un indulto antes de las elecciones al Parlamento de febrero. "La expectativa" la había generado la misma Moncloa al calor de la negociación de los presupuestos, pero el diario hace un arabesco retórico para trasladar la responsabilidad de la frustración y la rabia a los expectantes, es decir, a los presos, a sus familias y a todos los que ven en las condenas a los líderes del 1-O una fabricación jurídica y la aplicación del derecho penal del enemigo o lawfare. Es una estrategia clásica para insensibilizarse, para excusarse. La actitud del gobierno español sería: Soy yo el que se ha echado atrás —pero la culpa es tuya por creerme. El diario le da cobertura. La Razón juega la misma carta pero va de cara, sin hacer víctima al victimario.

ABC ha sabido combinar muy bien el titular y la fotografía, con la imagen de Pedro Sánchez a quién el viento vuelve del revés el paraguas. Se equivoca mal en el titular, como explica La Vanguardia, que también juega la foto del paraguas. El diario barcelonés viene a decir que la libertad a corto plazo de los presos políticos depende ahora del gobierno español, de quien cuelga la reforma del delito de sedición y el indulto. Esas dos rutas son estrictamente políticas, es decir, que pondrán a prueba el valor del ejecutivo de Pedro Sánchez... y tendrán repercusión en las urnas. El tabloide monárquico madrileño, en cambio, lo entiende todo del revés. Todos tenemos un mal día.

La portada de El Mundo anuncia la siguiente campaña del diario, una nueva conspiranoia febril y delirante en la que ERC ha planeado "sacar a Junqueras" en medio de la campaña electoral de febrero con apoyo de la Moncloa, que ayudaría así a los republicanos a ganar las elecciones catalanas. Quizás quiere disimular que quien ha puesto a los presos políticos justo en medio de las elecciones es el mismo Supremo, con un largo historial de adicción a intervenir en la política catalana.

¿Qué omiten todos en portada? Que el Supremo filtró la decisión jueves pasado, 27 de noviembre, el mismo día que el gobierno español sabía que disponía de mayoría para sacar adelante los presupuestos del año y, quizá, de toda la legislatura. Y que el Supremo decidió publicarla ayer, un día después de que el gobierno español —no era fácil— aprobara los presupuestos con el apoyo de la mayoría del independentismo catalán y vasco (22 votos de ERC, PDeCAT y EH Bildu) y los siete votos del PNV. Da toda la impresión de que el Tribunal Supremo ha vuelto entrar a Pedro Sánchez con los tacos por delante.

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