Las portadas de los diarios impresos de Madrid se vuelcan en la crisis abierta en el gobierno español por la reforma de la ley del "solo sí es sí". Los cuatro están de acuerdo en que es muy grave e incluso El País describe la situación entre los socios PSOE y Podemos como un "abismo", una palabra que es imposible malentender. El Diccionario de la Real Academia Española ofrece cinco acepciones: pProfundidad grande, imponente y peligrosa", "realidad inmaterial inmensa, insondable o incomprensible", "diferencia inmensa", "infierno" y "maldad, perdición, ruina moral", significados que encajan en la situación como el bacalao en Cuaresma y dejan poco resquicio a la excusa o al atenuante. El Trío de la Bencina diversifica los esfuerzos interpretativos en tres frentes diferentes, que pueden resumirse en tres conceptos: "guerra interna" (El Mundo), "nervios" (ABC) y "complot" (La Razón).
Vamos por partes. El Mundo muerde en los apoyos parlamentarios del gobierno español y dice que los socialistas quieren ahora convencer al resto de socios de la investidura para dejar a Podemos sin flotador. ABC carga sobre Pedro Sánchez, que estaría tenso y nervioso porque los socios le han tumbado el plan de dedicarse a la campaña electoral una vez resueltas en enero las leyes de cariz más programático o ideológico —básicamente, la reforma de la sedición, las leyes del "solo sí es sí" y de protección animal, y la reforma de la ley mordaza. La Razón recurre al periodismo de imaginación y fabrica una conjura de las ministras del PSOE contra las de Podemos. Si su afán es pulsar la cuerda machista podían haber titulado con un "son cosas de tías", sin disimular.
También debe decirse que este jueves tres diarios publican en portada fotografías de la tragedia del terremoto como las que desde aquí se han reivindicado esta misma semana. Las fotos de La Vanguardia, El Periódico y La Razón son de niños rescatados vivos de entre los escombros. La relación entre la reivindicación ahora mismo mencionada y las portadas es, con toda probabilidad, ninguna. Pero hay que remarcarlo. Mostrar imágenes de personas que salen adelante es el mejor homenaje que se puede hacer a las víctimas, los más de 12.000 muertos y decenas de miles de heridos —y contando— y todas las personas que los echarán de menos. Los supervivientes reivindican a los que han faltado —y las portadas que nos los muestran, también.
