La mitad de las portadas abren con la noticia de que Pedro Sánchez ha aceptado reunirse con Alberto Núñez Feijóo para debatir sobre la investidura de este último. Tiene gracia que este hecho sin consecuencias en la configuración del gobierno español sea el tema principal y, al mismo tiempo, no pueda dejar de serlo. El Rey ha propuesto al candidato del PP sabiendo que no saldrá adelante y Feijóo mantiene la comedia que él mismo quiso protagonizar, ahora con la participación como estrella invitada del mismo Pedro Sánchez, presidente del gobierno en funciones. El País lo encapsula todo en la expresión "investidura abocada al fracaso", que ya ha utilizado otras veces, para poner en evidencia el vacío inútil de la operación sin tener que decir que el sistema falla, que el mecanismo se ha descuajeringado y la pieza que le falta hay que ir a buscarla fuera de Madrid, lejos de los trapicheos de los poderes institucionales y fácticos.

El Mundo y La Razón pueden enredar tanto como quieran que si la amnistía es constitucional, si tiene que pasar por el Consejo de Estado o si es un precio impagable. Presentar a Sánchez como un vendido al separatismo, un débil ante el terrorismo o un traidor a la patria no puede esconder la realidad de que España estará un mes asistiendo a la farsa de Feijóo, que solo puede acabar con la ciudadanía decepcionada o frustrada y que probablemente tampoco servirá al candidato para sobrevivir al frente de su partido. Feijóo pedalea en una bicicleta sin cadena y la mayoría de los diarios no acaba de decirlo. Serviría hoy el título de portada y del editorial que en su día, con tanta condescendencia, dedicó El Periódico al presidente exiliado Carles Puigdemont: Presidente, déjelo estar.

La portada de ABC, entretanto, se frota las manos porque el gobierno PP-Vox ha eliminado el requisito de la lengua catalana para acceder a empleos sanitarios del Servicio de Salud de las Islas Baleares. Hablar y escribir la lengua propia solo será un mérito. El tabloide monárquico presenta esta decisión como un avance sanitario, con la foto de la médico María García que sostiene un papel donde dice "Las lenguas no salvan vidas". Donde dice "lenguas" hay que leer "catalán", obviamente. Diez años de estudio y trabajo duros entre la carrera, el examen de MIR y la residencia, además de los que sume de ejercicio profesional, no han borrado el fanatismo anticatalán de su cerebro. Porque esta doctora habla a los pacientes en alguna lengua, ¿no? ¿O es que el castellano sí salva vidas? La doctora García no está sola. Le acompaña ABC, uno de los diarios más activos en esta campaña catalanofóbica y en contra los mismos baleares.

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