Hace días que la guerra genocida de Putin contra los ucranianos no tiene mucha presencia en las portadas de los diarios que aquí se peinados todos los días. Este jueves, sin embargo, reaparece en todas las primeras páginas aunque no lo parezca. Hiela el alma ver la fotografía del padre que intenta reanimar a su hijo muerto en Khárkiv por un misil del ejército ruso. El padre permaneció junto al cadáver de su hijo durante dos horas, rezando mientras le tenía de la mano, acompañado por una policía que le consolaba.

Pare amb el filll mort i policia, Khàrkiv, Ucraïna

La llevan El PaísAra, como quién te tira un gato a la cara. Aun hiela más el alma leer el título de La Vanguardia: España rechaza que el plan energético de Bruselas sea obligatorio. El "plan energético de Bruselas" es ahorrar un 15% del consumo ordinario de gas, como titula El Periódico con un lenguaje menos administrativo. En el fondo, España viene a decir que hay que seguir pagando a Rusia el gas y que Putin use ese ingreso para fabricar los misiles como el que ha asesinado a un chico de 13 años que esperaba el autobús al lado de su padre. Los diarios no dicen el nombre del muerto. Tampoco el de su padre, a quien el gobierno español tendría que tener la valentía de decir que no nos quieren hacer pasar un poco de frío este invierno para derrotar a Putin, y por eso él tiene que pagar el precio de la muerte de su hijo —y de cien, mil, diez mil hijos más. Es tan descorazonador.

La guerra de Ucrania también enseña la patita tras la noticia sobre la crisis política en Italia. Los partidos de la derecha y la extrema derecha italiana, más ese movimiento de oportunistas e incompetentes llamado Cinque Stelle, también deberían reunir el valor de enfrentarse al padre de Khàrkiv, con los padres de Ucrania, y decirles que han tumbado a un primer ministro idóneo, Mario Draghi, porque no quieren enviar armas a los ucranianos para que se defiendan de los agresores rusos y no les maten más hijos, más padres, más madres. Esta es la Europa que tenemos, la Europa que somos. Las portadas de los diarios, este jueves, incluidas las de los que no publican la foto de Khàrkiv, sólo la retratan en todo el horror y la decadencia de su magnífica putrefacción egoísta.

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