Si hoy buscas en Google "hombre de Estado" todos los resultados apuntan a Alfredo Pérez Rubalcaba, pues "hombre de Estado" es la expresión que se ha utilizado en los titulares de las portadas de hoy —podríamos decir en todos los titulares— para definir al químico e histórico dirigente del PSOE fallecido ayer.

Aunque los diarios han dispuesto de más de 24 horas para prepararlas, las portadas de este sábado se han quedado en el mismo tópico plano como un plato, en vulgares banalidades de repertorio que —por lo que dicen los editoriales, columnas y crónicas— el hombre no se merecía. La mayoría servirían para cualquier otra persona si le cambias el nombre y la foto.

¿Qué distinguía a Rubalcaba de otros políticos profesionales, qué lo hizo lucir, cuál es su contribución, qué legado deja? No hay síntesis perspicaz alguna ni sumario agudo que explique, en el relampagueo de un titular, por qué era "un hombre de Estado". Ni siquiera en los títulos de las columnas que firman las diversas luminarias que le despiden. El mismo Rubalcaba había dicho que España "es un país que entierra muy bien". No es así en las portadas de hoy, que quizás no están a la altura del personaje.

EP

ME

ABC

LR

LV

EPC

EPA

AHORA