El Govern relevó ayer al jefe de los Mossos, Miquel Esquius, por un nuevo comisario, Eduard Sallent. La Vanguardia abre con la cosa y explica que la razón del cambio es más política que "operativa", eufemismo policial de "profesional". En la crónica de páginas interiores va dejando migajas biográficas que refuerzan el tono de sospecha del titular, qué remedio. El hecho de que sea "más afín" al Gobierno parece que debería escandalizar a los lectores y hacer al nuevo jefe sospechoso de alguna connivencia extraña. Y todo antes de que haya comenzado a ejercer como comisario.

Al menos, el diario de los Godó va de cara a portería y procura documentar su juicio en algunos datos, aunque se deje por explicar la mitad del currículum del nuevo jefe —justamente la parte más, digamos, profesional. Compara, sin embargo, esta actitud con la que se desprende del titular de El Mundo: "El separatismo nombra a un nuevo jefe de los Mossos para afirmar su control". De entrada, es un juicio de intenciones y para hacerlo debes tener el poder sobrenatural de entrar en la conciencia de las personas, en este caso de todo "el separatismo". De otra ¿qué tiene de extraño que un Gobierno "controle" a su policía? Quizás prefieren comisarios descontrolados como Villarejo, el de las cloacas de Interior, que tanto ha favorecido a ese diario con su archivo de porquerías variadas.

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La portada del gamberro

El Mundo se comporta como el gamberro que entra en la tienda y va dando patadas a los estantes, tumbando el género por el suelo, empujando a los clientes y gritando palabrotas a diestro y siniestro. Estos titulares son también una manera —ya se ha dicho cien veces— de deformar y sesgar los hechos en una sola dirección con el afán que tus lectores los vean como el diario quiere y no como ellos deseen juzgarlos. La Vanguardia justifica su mirada con algunos hechos y datos y deja a pequeño espacio a tu valoración. El Mundo, no. Es la diferencia entre un diario adulto y otro adolescente, con perdón de los adolescentes. Unos vienen a explicarte las cosas con su perspectiva y los otros a decirte qué tienes que pensar.

Un detalle curioso de las portadas de hoy es que ninguna se hace eco del encontronazo entre los jueces del Tribunal Constitucional a raíz de la negativa a considerar un recurso de Jordi Sànchez. Tres magistrados dicen, en su lenguaje, que sus otros nueve colegas no han aceptado ver el recurso amparándose en un tecnicismo discutible ("aquí falta una póliza", "tiene que volver a hacerse la foto", etcétera) pues sabían que deberían dar la razón a Sànchez. Ahí es nada. Puestos a sospechar con fundamento, quizás este hecho merecía una mirada de intensa sospecha, como la que se aplica al nombramiento del nuevo comisario jefe de los Mossos.

El gran triunfador

El gran triunfador de las portadas de hoy es Donald Trump. Es una bestia ganando publicidad gratis. En marzo de 2016, a mitad de la campaña por la presidencia —de hecho, por la nominación republicana— una auditora del sector publicitario norteamericano, mediaQuant, estimaba que la presencia obtenida gratis por Trump en los medios equivalía a 2.000 millones de dólares, mientras que la publicidad realmente pagada por el entonces aspirante sumaba diez millones de dólares. Es brutal.

Trump sabe muy bien cómo funciona. Ayer, recién llegado a Londres, insultó en su cuenta de Twitter al alcalde de la capital, el laborista Sadiq Khan, de origen pakistaní, con quien ya se las habían tenido antes. Todos los diarios hemos picado: su foto sale en todas las primeras páginas. Por eso insulta a Khan, claro. La pregunta es: ¿cuánto tendría que pagar por un anuncio así en todas las portadas? El debate es: ¿pueden los diarios no decirlo? En caso afirmativo: ¿cómo tienen que hacerlo? Venga, echa una mano al periodismo y deja tu respuesta debajo de esta pieza, en la parte de los comentarios.

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