La tuna mediática de la derecha está malhumorada con el estreno de la mesa de diálogo entre los gobiernos catalán y español. Es difícil reprobar una iniciativa que consiste, en el peor de los casos, en marear la perdiz hablando del "reencuentro" y, en el mejor, en debatir sine die "soluciones imaginativas" para no celebrar un referéndum en Catalunya. Un acontecimiento de este tipo debería parecerles inocuo y banal. El riesgo de atravesarse es quedar como un tarambana incivil. Pero, claro, si el instinto te dice que no hay ningún conflicto por resolver, tienes nostalgia de las porras del 1-O, y te obsesionas en creer que todo es un subterfugio para destruir España, traicionar la patria milenaria y humillar a los buenos españoles... bien tendrás que encontrar alguna excusa para descalificar la mesa y a quienes se sientan en ella.

Tristemente, la imaginación no asistió la confección de las portadas de El Mundo, ABC y La Razón. Al menos ayer, esos diarios no estaban en forma y las portadas se ven cansadas y poco originales. Se nota un poco impostado y ridículo quejarse tan solemnemente de que Pedro Sánchez ofreció a Quim Torra "honores de jefe de Estado" porque dieron un paseo mano-mano por el jardín de la Moncloa, ofenderse por la presencia de la bandera catalana al lado de la rojigualda, o molestarse porque se utiliza la sala de prensa de las grandes ocasiones. Es una desproporción.

La Razón aun se esfuerza en pintar el encuentro como una transacción del gobierno español para obtener el apoyo independentista a los presupuestos del Estado. Es un argumento tan sobado, en la línea del secular y quevedesco "son los catalanas ladrones de tres manos" —tristemente degradado por la plebe en la expresión contemporánea catalanes peseteros—, que ya no impresiona mucho. Sobre todo porque ambas partes de la mesa han querido desvincular estos encuentros de cualquier otra negociación, específicamente de los presupuestos. El truco del diario para ignorar los hechos es decir que se trata de un "punto oculto" del acuerdo. Tan oculto que sólo lo han encontrado ellos. Es verdad que tampoco se ha llegado a ningún acuerdo de sustancia, sin embargo, mira, que la realidad no te estropee la portada.

Al final, de tanto destacarlo, resultará que quienes han otorgado honores de jefe de Estado al president Torra han sido esos tres diarios.

El País se lo mira con circunspección de institutriz británica y un cierto afán de tranquilizar la parroquia. Explica que todo lo que pase caerá dentro del perímetro de la "seguridad jurídica", un poco como cuando te dicen que si no haces nada malo no te pasará nada, circulen. El Periódico, en la misma línea, sigue escribiendo "conflicto político" entre comillas, como quien avisa de que eso lo dicen otros pero que ellos no se lo acaban de creer.

La Vanguardia, en tono más amable, hace saber que no hay que asustarse, que va para largo. El Punt Avui, apático, insiste en que las partes están muy alejadas —cosa que se sabe de hace semanas y meses— y Ara, por el contrario, se entusiasma con el hecho de que el encuentro se haya celebrado con un clásico recurso retórico ("ponen las bases del diálogo"), con el que se dice todo y nada.

El mes que viene, más.

ME

ABC

LR

EP

EPC

LV

EPA

AHORA