Algunas portadas de este viernes anuncian problemas para la imagen de Junts a raíz del acuerdo con el PSOE para delegar competencias sobre inmigración a la Generalitat de Catalunya. Es material inflamable y excusa para caracterizar a Junts como partido xenófobo o ultra. El acuerdo no especifica concretamente en qué consistirá esa delegación —qué competencias, cómo se ejercerán, sus límites...— y los dos partidos firmantes han enviado mensajes entre confusos y difusos, a la vez que los socialistas no han tardado ni doce horas en echar agua al vino en este asunto, como titulan tanto La Vanguardia como El País. Gente de Junts que los diarios no identifican pretenden que la Generalitat pueda expulsar extranjeros delincuentes multirreincidentes, controlar los flujos migratorios, las cuotas de acogida y el acompañamiento lingüístico, y otorgar permisos de residencia, según explican estos dos diarios. El Ara titula por la demanda más vistosa de Junts, la de las expulsiones de inmigrantes multirreincidentes.

Todo ha caído como una bomba en El Mundo y ABC, como es fácil de deducir por el contenido y el tono de sus portadas. El tabloide ultra acusa al partido independentista de xenófobo y también se hace eco de unas declaraciones de Oriol Junqueras, que ha calificado de "discurso de extrema derecha" algunas posiciones públicas atribuidas a cargos de Junts. Este diario merece cierta credibilidad en este asunto, porque su línea editorial actual es la que más cerca está de las tesis xenófobas de la ultraderecha española. Añádele la catalanofobia que desde hace años es una de sus señas de identidad y tendrás una explicación de su título de portada.

El ABC no se inquieta por la presunta deriva xenófoba de los de Puigdemont, sino porque la delegación competencial supone, en su cabeza, la fragmentación de la soberanía indivisible del estado español, etcétera, etcétera. Uno de los subtítulos del tabloide monárquico explica que el ministro del Interior "intenta calmar a la policía", indignada por la delegación de inmigración. España es un Estado donde la policía puede sublevarse, ni que sea de palabra, contra una decisión de su patrón —el gobierno emanado de las urnas y del Congreso— y el ministro sentirse obligado a irles detrás. La Razón se desmarca de sus colegas del trío de la bencina y abre portada dando por hecho que Pedro Sánchez "desguaza España" porque ya tiene decidido marcharse a Bruselas. Se ve que es inminente. Como le da lo mismo seis como sesenta, el presidente del gobierno español ha decidido terminar su mandato con los independentistas, en una orgía de acuerdos al estilo de las películas sobre los desenfrenados últimos días de los nazis cuando daban la guerra por perdida.

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