El miércoles de infarto que vivió el PSOE con el debate de los tres decretos del gobierno de Pedro Sánchez tuvo una previa la víspera con una cena entre los negociadores de las dos partes en la Moncloa, según ha podido saber ElNacional.cat. Después de días asegurando que Junts votaría en contra de los decretos, el encuentro entre los representantes socialistas y los de Junts tampoco consiguió cambiar el sentido del voto, sin embargo, tal como demuestra el resultado final, sí consiguió abrir una vía para el giro argumental de último momento.

En nombre del PSOE participaron en la cena la vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, y el secretario de organización socialista y principal interlocutor con Junts, Santos Cerdán. En nombre de Junts estaban el secretario general, Jordi Turull, la presidenta del grupo parlamentario, Míriam Nogueras, y el presidente del grupo en el Parlament, Albert Batet.

Santos Cerdán, que después de semanas de negociaciones ha conseguido crear un clima de confianza con Junts, aparecía como una rótula que tenía que facilitar las conversaciones para superar la cortina de desconfianza que han levantado otros representantes del gobierno de Sánchez. "A veces encuentras interlocutores con quien puedes hablar de forma honesta e ir al grano", aseguraba públicamente este jueves Jordi Turull en declaraciones a Catalunya Ràdio, donde ha atribuido al secretario de organización socialista el mérito de conseguir finalmente un acuerdo.

El plato principal de la cena era la patata caliente en forma de tres decretos bien rellenados, la no aprobación de los cuales amenazaba dejar al gobierno de Pedro Sánchez en una situación más que complicada. A diferencia del Parlament, la oposición en el Congreso de Diputados se muestra implacable con un gobierno incapaz de sacar adelante sus votaciones. De hecho, la legislatura pasada, a pesar de la complejidad aritmética, el PSOE casi no perdió ninguna votación importante en la cámara baja. Esta vez, sin embargo, Sánchez había errado en el cálculo al impulsar tres decretos que levantaron ampollas en Junts, que desde el primer momento aseguró que votaría en contra.

Voto en contra

El día antes de la cena, el portavoz del partido, Josep Rius, aconsejó al PSOE que retirara los decretos y los volviera a presentar después de pactar los diferentes temas que se abordaban de manera individualizada. El partido de Carles Puigdemont reprochaba, además, a los socialistas que uno de los decretos ponía en riesgo la aplicación de la ley de amnistía. Además, exigía revertir el decreto del PP del año 2017 que facilitó la deslocalización de las sedes de empresas catalanas y que, además, se sancionara a las que no quieran devolver.

El objetivo de Junts era dejar claro durante el encuentro su rechazo a las propuestas. No obstante, la cena, o la sobremesa, consiguió hacer más digerible el disgusto ante el desaire del PSOE. No se cerró ningún acuerdo, pero sí se mantuvo abierta una vía que antes de la cena parecía agonizar sin remedio. Aquella noche del martes la digestión resultó más ágil de lo que se esperaba y abrió el paso a un miércoles, que a pesar de resultar de infarto y desconcierto, acabó con la aprobación de dos de los decretos, el ómnibus y el decreto anticrisis. No prosperó el decreto del subsidio de paro, pero la responsabilidad quedó en manos de Podemos y su guerra con la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.

A cambio del aval de Junts a las propuestas, el gobierno de Pedro Sánchez no se ha comprometido a castigar a las empresas que no quieran volver una vez se revierta el decreto del PP, pero sí aceptó eliminar el artículo 43 bis de la ley de enjuiciamiento civil o delegar las competencias de inmigración a la Generalitat. Asimismo, el Gobierno se ha comprometido a la publicación inmediata de los datos oficiales para calcular las balanzas fiscales o dejar el IVA del aceite al 0%.