El Periódico abre a toda plana con el acuerdo entre Trias y Maragall para gobernar juntos el Ayuntamiento de Barcelona. La Vanguardia, no: lo publica encabezando una triste columna. Ninguno de los dos diarios, sin embargo, lo dan por hecho y utilizan el verbo "ultimar", que es como decir que están a punto pero todavía no han cumplido, como cuando sigues en el móvil la ruta del taxi que has encargado: se acerca pero todavía no estás dentro. Los diarios del Trío de la Bencina resucitan a ETA otra vez aprovechándose de unas declaraciones del delegado del gobierno en Madrid en que dice de Bildu que "ha hecho más por el país que muchos patriotas de banderita" y también que su acción política "ha salvado miles de vidas". El Mundo, ABC y La Razón se han lanzado sobre esta oportunidad con el afán de un alcohólico que vuelve a beber tras una semana de abstinencia.

El tema, sin embargo, es otro. Un torero de Vox será vicepresidente del gobierno valenciano, dice Ara en el título de apertura de la portada de este viernes. El PP valenciano cede la vicepresidencia a Vox, que elige a un extorero, remacha La Vanguardia, que utiliza como sujeto al responsable de este momentazo político. Podían haber titulado "El PP pasa el porrón a Vox, que bebe dejando chorrear el vino por la frente mientras ríe". Daría una impresión parecida. El contrapunto lo tienes en la portada de El País, diario de tono solemne a quien no ha parecido decoroso titular con la imagen directa cómica y carnavalera de Ara o de La Vanguardia. El diario madrileño hace una continuación del título del jueves, un segundo capítulo, una confirmación: El PP de Feijóo abre la puerta a las políticas de ultraderecha. No ha podido evitar, sin embargo, de tomárselo por el lado bromista y publica en un subtítulo el chiste intraducible de un mandamás pepero: Nos falta una tonadillera de portavoz.

¿Se podría soñar una cosa más española que un torero vicepresidente y consejero de Cultura? Los diarios se ríen un poco, sí, pero Vox empezó la broma primero. El torero es Vicente Barrera Simó, que en las municipales de hace tres semanas iba de número 7 en la lista ultra por Valencia y no tiene ninguna experiencia de servicio público más que la proporcionada por el "parar, templar y mandar" con que Juan Belmonte resumía la sustancia del toreo. En fin. Que si con este nombramiento Vox no se está riendo hasta de su sombra, poco le falta.

Cada diario remarca alguno de los 50 puntos programáticos acordados entre los dos partidos. Ara lo resume: "anticatalanismo, xenofobia y machismo". Es demasiado. Si lees el texto de las 50 medidas advertiràs que es demasiado concepto para tan poco acuerdo. Son ideas más bien vaporosas que dejan ver la nueva dirección política de la Generalitat valenciana, pero tan vagas y libres que permiten desarrollarlas en políticas concretas variadas. Esconder las intenciones y llevar el toro allí donde lo quieres para engancharlo al siguiente movimiento es el arte del engaño del toreo.

En realidad tienes que leer el pacto del Botánico entre el PSOE, Compromís y los otros socios que gobernaban hasta ahora para saber de qué va el pacto de la derecha y la ultraderecha o, más bien, contra qué va. Medidas precisas solo hay una: "eliminaremos las subvenciones a entidades y asociaciones que promuevan los 'países catalanes'" la tercera después de la exhortación de la primera, que preside el acuerdo y es la clave|llave de interpretación: "Defenderemos la unidad de España, la igualdad entre españoles y la riqueza y diversidad cultural". Las palabras "España y españoles" aparecen diez veces en siete páginas.

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