Un año después de la DANA que causó 229 muertes en el País Valencià, Carlos Mazón continúa en el Palau de la Generalitat. Hace doce meses, parecía imposible que el president valenciano no hubiera dimitido después de conocerse su gestión negligente del día de la tragedia. La comida en el Ventorro, la tardanza en llegar al CECOPI y el envío errático e insuficiente de la alerta a la población parecía que condenaban su liderazgo. Pero ha sobrevivido. Alberto Núñez Feijóo ha acabado aceptando la continuidad de Mazón y utiliza permanentemente la carta de la vinculación de su futuro a la reconstrucción para evitar tomar decisiones drásticas. De hecho, fuentes del entorno del líder del PP, preguntadas por ElNacional.cat, evitan hacer hoy en día cualquier valoración sobre la reconstrucción un año después: “El balance no ha concluido, la reconstrucción no ha terminado”, contestan. Mientras tanto, el PSOE ha acabado convirtiendo el papel de Mazón en un misil en la línea de flotación de los populares. Los socialistas han convertido las negligencias de los gobiernos autonómicos del PP en una diana para desgastar Feijóo. Compromís ha querido impulsar una moción de censura, pero el PSOE le ha barrado el paso. Y, entre unos y otros, Mazón ha conseguido superar el ecuador de la legislatura.
El apoyo de Feijóo a Mazón ha sido titubeante e intermitente a lo largo de los últimos doce meses. Finalmente, a pesar de las dudas iniciales, Génova ha asumido la determinación del presidente valenciano de continuar en el Palau de la Generalitat y ha acabado cerrando filas con él. La primera reacción del líder del PP español fue señalar directamente al Gobierno y proteger el papel que había tenido Mazón: “Gestiona en función de la información que recibe”, expresó menos de 48 después de la DANA en la primera visita al Centro de Coordinación de Emergencias de Eliana. Y justificó que la información podía ser “exacta, inexacta o mejorable”. Fue el día que dijo que Mazón le había informado a “tiempo real”, a pesar de que después se ha sabido que no hablaron por teléfono hasta las 21:27 horas.
Eso sí, desde el primer momento, se mostró encarecidamente partidario de decretar la emergencia nacional, lo que habría apartado a Mazón de la gestión de la catástrofe. El PP no quería que estuviera en primera línea. Después de los primeros días, parecía que Feijóo rompía amarras con Mazón y en los círculos de Madrid se empezaba a dar por hecho que el líder del PP lo dejaría caer para desprenderse de un lastre que podía penalizarlo electoralmente. Así que al señalamiento inicial dirigido a la Moncloa le siguieron toques de atención que apuntaban al presidente valenciano. Diferenció la “falta de humanidad” de Pedro Sánchez y los “errores humanos” de Mazón y advirtió a los populares que no se podían permitir más “equivocaciones” porque la confianza, “cuando se ha resentido, hay que volver a ganarla”.
Ahora bien, el 15 de noviembre fue un punto de inflexión. En la comparecencia en las Corts Valencianes para dar explicaciones sobre la DANA, con un discurso revisado y avalado por Génova, Mazón vinculó su futuro político a la reconstrucción: “Si no soy capaz de liderar la recuperación que necesitan los valencianos, asumiré las consecuencias políticas personalmente no optando a la reelección”, anunció. Y eso calmó las aguas en Madrid y ha sido el as que han usado los populares desde entonces para alejar el escenario de una dimisión. La reacción de Feijóo llegó en forma de aviso: “Ya no hay lugar para las equivocaciones que hemos tenido en la gestión. La gente no las aceptará y no las merece”. Y hacía una enmienda a la actuación de Mazón: “Es evidente que pensar o creer que no era necesaria su presencia en el CECOPI fue un error”.
Desde aquel momento, pues, el PP lo ha fiado todo a la reconstrucción. “Depende de cómo sea capaz de activar la recuperación de los daños sufridos”, insistía Feijóo días después. Y su discurso fue virando para convertirse en un apoyo (más o menos explícito y directo) a Mazón. “Estimado Carlos, estamos orgullosos de que sigas trabajando y sigas dando la cara”, le dijo el 9 de enero en un acto del PP valenciano. Más adelante, reiteraba que es el político que “más ha asumido sus responsabilidades” y elogiaba una “decisión muy arriesgada” por haber puesto su “suerte política en la recuperación”.
En un primer momento, el PSOE intentó hacer ver que no quería sacar rédito político de una desgracia de gran magnitud. Cuando la cifra de muertos aún no era definitiva, la prensa preguntaba al Gobierno si Mazón debería dimitir. Esquivaban la cuestión señalando que aún no era hora de batallas políticas. Fue a finales de noviembre cuando, en una comparecencia en el Congreso en la que anunció más ayudas para los afectados por el temporal, el presidente español pidió a Feijóo “asunción de responsabilidades y exigencia de dimitir a Mazón”. Pero el partido de Sánchez no ha ido mucho más allá de eso. Unos días antes, por ejemplo, se especulaba con que los socialistas valencianos impulsarían la moción de censura que les exigía Compromís, aunque fuera asumiendo que la perderían. La ministra y líder del PSPV, Diana Morant, se limitó a ofrecer sus votos al PP para destituir a Mazón, investir a un nuevo presidente popular y aprobar unos nuevos presupuestos enfocados a la reconstrucción. Mazón ha aprobado las cuentas autonómicas, finalmente, junto con Vox.
A mediados de marzo, llegó el último volantazo de Feijóo: “Esperaremos al contenido y al alcance de la investigación. Veremos dónde están las responsabilidades, dejaremos que las investigaciones avancen”, verbalizó. De repente, el PP vinculaba el futuro de Mazón a la instrucción de la jueza de Catarroja. Dentro de una semana, la periodista que comió con él en el Ventorro, Maribel Vilaplana, declarará como testigo. En abril, después de tres meses evitando una imagen pública entre ambos, el congreso del PP Europeo en València puso fin (relativamente) a su ostracismo. A hurtadillas y sin previo aviso, Feijóo y Mazón se reencontraron en la cena oficial y recorrieron las instalaciones de la cumbre. Era la primera foto conjunta desde que había arrancado la investigación judicial. Después, la normalidad fue instalándose en el congreso del PP español en julio en Madrid y en la cumbre de barones del PP para hablar de inmigración en Murcia, donde las miradas dejaban de estar tan focalizadas en el presidente valenciano.
En los últimos meses, el discurso ha vuelto a poner el foco en la reconstrucción. “Celebro de una manera especial que el Gobierno de la Generalitat haya aprobado el presupuesto. Habéis hecho un buen trabajo. Era el principio de la recuperación y lo habéis cumplido”, elogió en un acto del PP de Alicante. “Os digo que lo habéis hecho bien, que lo sigáis haciendo y que tenéis que concluir esta obra”, remachó. Y volvió a ello hace un mes en un acto en La Razón: “¿Estoy satisfecho por la recuperación? No. ¿La Generalitat ha hecho un enorme esfuerzo? Sí. Mazón ha unido su futuro político a la reconstrucción, veremos el éxito de la reconstrucción para valorar el futuro político del presidente Mazón”.
Doce meses después, lo que era un apoyo a la figura de Mazón ha acabado mutando en un cálculo electoral. “Mediremos puntualmente cómo está la opinión pública en València y adoptaremos la decisión oportuna. Si creemos que seremos capaces de reeditar el gobierno, trabajaremos en esta candidatura. Si creemos que es necesario reforzarla, pues trabajaremos en el otro plan”, reconocía Feijóo en abril en una entrevista en OK Diario. En este contexto, el PP enfría el escenario de convocar el congreso autonómico del PP valenciano para decidir o la continuidad de Mazón o quién es su sucesor. Francisco Camps se ha postulado sin complejos, pero en Génova repiten que están en un prisma de reconstrucción y no orgánico. Otro nombre que ha sonado es el de la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, pero ella siempre ha cerrado la puerta a tomar el testigo de Mazón: “Ninguna probabilidad de dejar de ser alcaldesa”.
El PSOE, un año hurgando en la herida de las negligencias
Señala un destacado negociador del PSOE en conversación con ElNacional.cat que “Juanma Moreno ya tiene su DANA”. Se refiere a la polémica en los cribados de cáncer de mama que ha generado una crisis dentro de la Junta de Andalucía. Se trata de una negligencia que ya ha provocado un cese y el nombramiento como consejero de Sanidad del hombre de confianza de Moreno Bonilla. En la política española, ‘una DANA’ se ha convertido ya en un sintagma de los socialistas para referirse a una negligencia cometida por un gobierno del PP.
Esta catástrofe meteorológica marcó el inicio de una operación de desgaste del PSOE hacia el PP que ya dura un año y que se basa en señalar las negligencias de algunos gobiernos autonómicos, a menudo agravadas por los recortes en los servicios públicos. Este pasado verano, por ejemplo, Sánchez convirtió en arma electoral los graves incendios que quemaron bosques de Galicia, Castilla y León, Madrid y Andalucía. Si bien el caso del valenciano restaurante Ventorro ha servido para atacar a Mazón, entonces el ministro Óscar Puente atacó al presidente castellano-leonés, Alfonso Fernández Mañueco, por tardar demasiado en cancelar sus vacaciones. “Si un presidente autonómico de mi partido estuviera de juerga mientras el pueblo se ahoga, o mientras el territorio se quema, sería destituido”, publicó en agosto el ministro de Transportes en su cuenta de Twitter, que identificaba un claro “patrón de conducta” dentro del PP. En la crisis de las llamas, los socialistas incidieron en la falta de inversión de las autonomías controladas por el PP en la gestión forestal. Y ahora hacen lo mismo con Juanma Moreno por la crisis de los cribados de cáncer.
El PP investiga el caso Koldo en el Senado mientras el PSOE reactiva la comisión de la DANA en el Congreso
Otra demostración de la efectividad de la DANA para desgastar al PP ha sido la reactivación en el Congreso de la comisión que investiga la tragedia de las riadas. Mientras los populares atacan a Sánchez con el caso Koldo y lo citan a comparecer en el Senado para dar explicaciones sobre la supuesta trama de financiación ilegal del PSOE, los socialistas hacen lo mismo con Mazón. La cámara baja pedirá, por ejemplo, la geolocalización de los móviles del presidente de la Generalitat Valenciana en aquel fatídico día.
Compromís, comprometido con fiscalizar a Mazón y a Sánchez
La moneda de cambio que ha tenido que pagar el PSOE para reactivar esta comisión es que Sánchez también sea citado como compareciente. Figura, de todos modos, en la última posición de una lista de 127 comparecientes. Mazón será de los primeros citados a declarar; figura en el decimocuarto lugar. Fue Compromís —formación indispensable para la aritmética parlamentaria de PSOE y Sumar— quien marcó como línea roja que el presidente del Gobierno también debía comparecer. Esta cuestión llegó a provocar un cisma dentro de la formación valencianista. La diputada Àgueda Micó abandonó Sumar y se marchó al Grupo Mixto por su insistencia de hacer comparecer al máximo líder socialista. Mientras el otro diputado, Alberto Ibáñez, permaneció con los yolandistas. Al final, y lo más importante, es que Mazón tendrá que dar explicaciones sobre sus negligencias más de un año después de la tragedia.