Ya hace más de un mes que el president Carles Puigdemont y los consellers llegaron a Bélgica, y de momento parece que de aquí no se moverán. El juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena ha retirado la euroorden de detención, por lo que ahora se pueden mover con total libertad, pero sabiendo que, si vuelven al estado español, lo más probable es que acaben en prisión. Eso provoca que Bélgica tome parte del protagonismo del proceso soberanista, lo que, evidentemente, afecta directamente a la sociedad del país.

Bélgica es un país diverso, dividido en tres regiones —dos de ellas, Flandes y Valonia, casi antagónicas— y con una gran variedad cultural y lingüística. Esta realidad hace que el proceso les afecte de una manera muy especial. En Flandes es visto con más simpatía, mientras que en Valonia se vive con bastante pesar, aunque también depende de las opiniones e ideologías de cada uno.

"Yo soy partidario de los estados fuertes y unidos". Así responde un habitante de Lieja (Valonia) de unos sesenta años al ser preguntado por la manifestación independentista de que tuvo lugar este jueves en Bruselas y que reunió a unas 45.000 personas según la policía belga. "No me gusta la idea de la independencia, ni que se hiciera la manifestación en Bruselas", responde su mujer, que cree que es un problema de España y que se tiene que resolver en el estado español. "Tener el presidente (Puigdemont) aquí puede traer problemas a mi país, y no lo quiero", responde.

En Flandes también hay un fuerte sentimiento independentista. Actualmente, sin embargo, el principal partido nacionalista no está luchando activamente por la independencia, como Catalunya. Ahora bien, este partido, Nueva Alianza Flamenca (NV-A), ganó las elecciones belgas de 2015 y forma parte del gobierno federal, donde tiene un peso bastante importante.

El exilio de Puigdemont, visto con "miedo" en Valonia

Por eso, el exilio de Puigdemont en Bélgica ha causado un fuerte impacto en la opinión pública belga. Varios valones coinciden en asegurar que les da "miedo" que la presencia del presidente catalán y el apoyo que aseguran que está recibiendo del partido nacionalista flamenco haga reavivar las aspiraciones independentistas de los flamencos. De hecho, algunos incluso creen que podría haber una estrategia detrás. "¿Por qué ha venido aquí, si no?", se pregunta una joven boliviana que vino a Bélgica de bien pequeña y que ha sido escolarizada aquí, mientras recuerda que el ministro de Exteriores, que es nacionalista flamenco, abrió la puerta al asilo político.

También lo ve así un cordobés que sobrepasa la sesentena pero que ya nació en Bélgica. Asegura que se siente igual de español que belga, y no le gustaría nada la independencia de Catalunya, como tampoco que el president Puigdemont haya venido a vivir en Bruselas. "Es un cobarde", suelta, mientras asegura que ha decidido refugiarse en Bélgica porque los nacionalistas flamencos son sus "amigos".

"Las regiones ricas siempre quieren la independencia. Yo creo que se tiene que ser más solidario", asegura una chica belga de unos 35 años. "En Catalunya pasa lo mismo que en el norte de Italia o en Flandes", añade. No es partidaria de hacer un referéndum sobre la autodeterminación de Catalunya, aunque condena la violencia policial del 1 de octubre y los encarcelamientos de los políticos catalanes. "Creo que tendrían que haber dicho que no era válido y ya está", manifiesta.

Muy diferente lo ve un joven belga que ahora vive en Sydney pero que ha vuelto a Lieja por Navidad. Él considera que la mejor manera para resolver el conflicto es celebrar un referéndum. Además, se muestra a favor de la manifestación de este jueves. "Bélgica es un buen lugar para hacer este tipo de manifestaciones. Es la capital de Europa. Por lo tanto, si esta gente quiere la independencia, este es el mejor sitio para hacerlo", defiende. También cree que si 45.000 personas viajan hasta Bruselas para reclamar la independencia "será porque realmente lo quieren".

Con simpatías en Flandes

En el norte del país, en Flandes, lo ven bien diferente, en cambio. De hecho, este jueves una representación del partido nacionalista flamenco (el NV-A) participó en la manifestación independentista. Entre ellos había el presidente del parlamento flamenco, Jan Peumans, que en declaraciones en El Nacional se mostró al lado del president Carles Puigdemont y pidió a la Unión Europea una negociación entre el gobierno catalán y el español.

Ahora bien, fuera de los círculos del NV-A, muchos flamencos también ven con simpatía el proceso. Así lo demuestra que algunas familias hayan abierto su casa para acoger a manifestantes independentistas, o las declaraciones que ahora hace un mes algunos jóvenes flamencos hicieron en un reportaje de El Nacional.