Nuevo choque diplomático entre Israel y España. Y también dentro del Gobierno, entre el PSOE y Sumar. El ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 del Gobierno, Pablo Bustinduy, de la rama del partido de Yolanda Díaz, ha enviado una carta a las empresas españolas que operan en el país de Benjamin Netanyahu pidiendo que no contribuyan al genocidio de la población palestina. Eso ha provocado que la embajada de Israel haya tildado la misiva de "falsa acusación" y de "dar alas en Hamás". Bustinduy no solo ha recibido una bofetada por parte de Israel, sino también por sus compañeros de ejecutivo. La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, le ha recordado que corresponde al Ministerio de Exteriores —y en todo caso al de Economía— determinar la relación de las empresas españolas con Israel.

Ribera, que será la cabeza de lista de los socialistas españoles a las elecciones europeas, ha recordado que la política de relación del Gobierno con el exterior solo le corresponde al presidente, Pedro Sánchez, y al ministro, José Manuel Albares; mientras que "la relación con las empresas y su incidencia en el comercio" corresponde al Ministerio capitaneado por Carlos Cuerpo. Sea como sea, la ministra socialista ha señalado que su ejecutivo tiene que defender los derechos humanos y el derecho internacional en cualquier formato y enfrente de cualquier actuación", ya sea por el ataque que sufrió Israel por parte de Hamás el pasado 7 de octubre como por el "desproporcionado e injusto sufrimiento que implica" la reacción de Benjamin Netanyahu con los habitantes de Gaza. Por este motivo, ha defendido la intención de Pedro Sánchez de reconocer pronto al Estado de Palestina.

La embajada de Israel, en su carta, ha expresado su "total rechazo" a una "acusación falsa difundida por algunos ministros, intelectuales o medios de comunicación" en la que se señala que "Israel está cometiendo un genocidio". "La demonización y deslegitimación de Israel, recurriendo a acusaciones faltas de fundamento, da alas a Hamás y a quién quiere la desaparición del Estado de Israel", ha defendido la embajada. En opinión de la administración de Benjamin Netanyahu, "son una clara incitación al odio y animan al antisemitismo". Por el contrario, ha lamentado la embajada, hay un "incompresible silencio en España de la mayoría de los intelectuales y organizaciones de derechos humanos ante el drama de los 132 secuestrados que siguen en manos de los terroristas de Hamás".

Es el enésimo choque institucional entre el Gobierno y el de Israel. Pedro Sánchez se ha marcado como objetivo en las últimas semanas abanderar dentro de Europa la batalla para que la comunidad internacional reconozca a Palestina como un Estado. Este mismo lunes, el presidente español y su homólogo irlandés, acordaron reconocer "pronto" este estado del Oriente Próximo. Incluso el líder socialista ha pedido que Palestina se convierta en un estado de pleno derecho en las Naciones Unidas, aunque los Estados Unidos, de momento, lo han vetado.

España vuelve a tropezar con Israel después de haberlo hecho con Argentina

El nuevo enfrentamiento con el país de Benjamin Netanyahu se suma al choque que tuvo España hace unos días con Argentina, por unas polémicas declaraciones del ministro Óscar Puente en las que acusaba al presidente argentino, Javier Milei, de drogarse. Este martes, el máximo responsable del departamento español de Transportes se disculpó —a medias— de sus palabras. "Si hubiera sabido la repercusión de mis palabras, no las habría dicho", reconoció en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

Pero el gobierno argentino ya ha dado por superado todo este asunto. "Para nosotros, entendiendo a todos los argentinos, que un ministro de otro país diga que nuestro presidente ingiere no sé qué sustancias... es un comentario bastante agresivo", aseveró Manuel Adorni, portavoz de la administración de Milei. Pero al mismo tiempo pidió que la situación no escale. "Está superado", señaló en declaraciones a la prensa.