Cuando todavía está pendiente la celebración de una mesa de diálogo sobre el conflicto de Catalunya con el Estado, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha pedido al president Carles Puigdemont que se entregue a España.

El ministro ha utilizado su propia manera eufemística de decirlo en una entrevista en La Sexta. "Sería deseable que Puigdemont fuera capaz de asumir sus responsabilidades y volviera para resolver las causas judiciales pendientes. Eso sería la situación ideal", ha indicado.

Puigdemont, que está en el exilio desde el 2017, tiene ahora inmunidad como europarlamentario, excepto en España, que no la reconoce y prioriza una orden de detención emitida por el juez Pablo Llarena. El Parlamento europeo tiene pendiente de debatir un suplicatorio por si levanta o no la inmunidad del president. Si el suplicatorio no prospera, todo seguirá igual, y si lo hace, Puigdemont quedará bajo jurisdicción belga como sucedía antes de ser eurodiputado.

Por otra parte, sobre la operación Volhov, que también investiga la financiación de la estancia de Puigdemont en el exilio, Marlaska ha evitado valorarla: "Dejemos que sea la instrucción la que concluya", ha dicho.

El ministro ha intentado salir como ha podido de la afirmación en un informe de la Guardia Civil, de que Rusia quería entregar 10.000 soldados para culminar la independencia de Catalunya. "No tengo por función entrar en lo más íntimo de nadie", ha manifestado.

El gobierno ruso advirtió el jueves en declaraciones a TV3 que a partir de ahora las relaciones con España serán "más complicadas" y "pueden empeorar". El ejecutivo del país de los Urales expresó su malestar por el informe de la Guardia Civil que asegura que Rusia ofreció 10.000 soldados al president Carles Puigdemont para culminar la independencia, tesis que ha sido avalada por el juez instructor del caso Volhov.

Una portavoz del gobierno ruso, del Ministerio de Asuntos Exteriores, aseguró que esta afirmación de la Guardia Civil "es una absurdidad de gran nivel". Añadió que ya están acostumbrados a la propaganda antirusa originada en España, pero que sin embargo se sorprenden de que se haga tanto caso a teorías que "quieren internacionalizar el procés".