Si se hubieran abierto apuestas sobre qué música sonaría en un mitin donde participaran Manuel Valls, Inés Arrimadas, Albert Boadella y Celestino Corbacho, seguro de que nadie se la habría jugado por Txarango. Pues bien, esta ha sido la banda sonora escogida en el acto central de campaña de la candidatura de l'exprimer ministro francés, cosa que, por cierto, ha encendido a la banda. Durante los discursos, contundentes ataques a los lazis, el término despectivo con que Cs apoda a los soberanistas.
En el punto de mira, Colau y el independentismo. La una por haber llevado Barcelona al "deterioro, la degradación de la seguridad y la decadencia" y los otros para promover "sectarismo, división, obsesión etnicista, alejamiento de España y Europa". Contra todo eso, la receta de Valls es votarle a él dentro de dos domingos, porque "representamos el único cambio posible" y "nuestros adversarios proponen hacer a Barcelona más pequeña". Mensaje directamente dirigido "a todos los electores que vienen de la tradición progresista y que quizás dudan de su voto; les digo que la Barcelona que propongo será fiel a la Barcelona que ellos aman, de la que se han sentido orgullosos, la que les emocionaría recuperar". Reivindicando maragallismo (el de Pasqual).
Durante el acto, celebrado en el Pabellón Olímipic de la Vall de Hebrón ante cerca de un millar de personas, los diversos integrantes de la lista que han intervenido han subrayado las líneas maestras del programa. La principal: tolerancia cero con la inseguridad. Entre el público, el empresario Alfonso Rodés, el publicista Lluís Bassat o el periodista Arcadi Espada. En el escenario, los popes. La más coreada, Inés Arrimadas, en palabras del propio Valls, "el ejemplo de la resistencia contra el nacionalismo y el populismo".
El tándem Valls-Arrimadas
Hace muchos meses que Valls intenta sacarse la etiqueta de ser sólo el candidato de Ciudadanos y se esfuerza por convencer de que es más que eso. Esta noche, sin embargo, Inés Arrimadas ha sido, con permiso de él, la gran protagonista. La líder de Ciudadanos en Catalunya cierra la lista de Valls por Barcelona. Y ha presentado su candidatura como "la casa grande del constitucionalismo", por su "transversalidad", acogiendo personas de "diferentes pasados ideológicos".
El exprimer ministro le ha cedido a ella el papel de destructora. De esta manera, sacada la artillería gruesa contra el independentismo, él puede adoptar un tono menos agresivo y mucho más conciliador. Arrimadas ha pedido el voto por Valls para evitar que Barcelona se convierta en "la capital de laziilandia", y ha avisado de que el 26-M la cosa va de "Valls o Colau con los separatistas y la capital del lazo".
Corbacho anima a votar como el 21-D
El exdirigente socialista y exalcalde de L'Hospitalet de Llobregat Celestino Corbacho, ahora número tres de Valls, ha cargado contra sus antiguos compañeros de partido. Se ha dirigido directamente a Collboni preguntándole si se atreve a asegurar en público que no hará alcaldesa "a la populista Ada Colau". Asímismo, ha querido dirigirse "a todos aquellos que creen que el desafío (independentista) ya ha pasado". Es decir, a aquellos que en diciembre de 2017 votaron Ciutadans porque temían la independencia y que ahora ven que la cosa se ha enfriado y vuelven a plantearse votar por el PSC. "El desafío no ha desaparecido, el 26-M también hace falta votar en esta clave y hoy la garantía del constitucionalismo que representó Arrimadas es Manuel Valls".
Boadella y la fucking República
El actor y fundador de Ciutadans (y de Tabàrnia) ha sido el encargado de abrir fuego. En su línea. Discurso abiertamente envenenado contra "los de la fucking república". Boadella ha acusado a Colau de ser "una independentista camuflada" y ha advertido al auditorio que este 26-M "Barcelona tiene la última oportunidad de romper el maleficio de los nacionalismos".