El 8-M ha ido al revés que durante el resto de la pandemia. Si durante las diversas olas Madrid se ha diferenciado por ser el único territorio en que ha mantenido las puertas abiertas, el día de la mujer trabajadora se ha caracterizado por ser la única gran ciudad sin grandes manifestaciones feministas. En Barcelona sí, pero en Madrid no. Así lo decretó la delegación del Gobierno y así lo ha avalado la justicia. Frente a eso, los madrileños han tenido que buscar alternativas. Entre estas, salir a los balcones, como en los peores momentos de la pandemia. Aún así, también ha habido manifestaciones espontáneas que han desafiado el veto y han reunido centenares de personas.

Por la mañana ya se había producido una pequeña concentración a la Puerta del Sol, donde ha habido incidentes con algunos ultras. Pero por la tarde ha habido más. En el centro de Madrid han irrumpido varias manifestaciones. Un grupo de unas 150 manifestantes ha marchado por la calle Alcalá, desde Callao hasta la fuente de Cibeles, entre proclamas como "nos quieren sumisas, nos tienen combativas" o "libertad de expresión". 

Otra columna ha avanzado desde el Parque del Retiro hasta la fuente de Neptuno, donde se ha producido una sentada. A pesar del despliegue policial, la concentración se ha dispersado sin que haya actuado la policía. Al menos tres organizadoras, que han leido un manifiesto, han sido identificadas por la policía al tratarse de una convocatoria sin autorización.

También se han producido otras manifestaciones improvisadas, como en el barrio de Vallecas. La mayoría de convocatorias han nacido en canales de Telegram. 

La Comisión 8-M había planteado todo tipo de alternativas para manifestarse con seguridad en Madrid en esta jornada reivindicativa. Pero la delegación del Gobierno no accedió. Por eso, la manifestación ha tenido que ser sobre todo domiciliaria. El movimiento feminista ha advertido que no pueden callarnos y ha instado a hacer "ruido feminista" desde las plazas, calles y ventanas". A las ocho de la noche, después de la lectura del manifiesto, los balcones de la capital española se han llenado de color morado, de reivindicaciones y de aplausos.

Paradójicamente, fue el mismo Gobierno quien decidió no autorizar las concentraciones feministas, a través de su delegación en Madrid. Lo hizo alegando motivos sanitarios. Tanto la Comisión 8-M como los sindicatos mayoritarios CCOO y UGT lo llevaron al Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que denegó las medidas cautelarísimas. Esta mañana, de urgencia, lo han llevado al Tribunal Constitucional. Pero los jueces han avalado la decisión del ejecutivo español. Mientras la vicepresidenta Carmen Calvo se ha mostrado "reconfortada" por el aval judicial, la ministra de Igualdad Irene Montero ha denunciado la "criminalización del independentismo".

manifestacio 8M Madrid - EFE

Foto: Sentada feminista en la plaza Neptuno de Madrid (EFE)

Unidad a pesar de las diferencias

Paradójicamente en la lucha feminista, hay grandes discrepancias entre los dos socios de La Moncloa, que encarnan Calvo y Montero. El mejor ejemplo es la ley trans, que ha abierto un frente dentro del movimiento feminista y también en el Gobierno. A pesar de todo, hoy Pedro Sánchez e Irene Montero han querido dar una imagen de unidad en un acto oficial en el Ministerio de Igualdad. Pasando por encima de las tensiones internas, el presidente español ha prometido acelerar su agenda por la igualdad ante la amenaza del "machismo descarnado" de Vox.