Parece que los "designios de Dios" de los cuales hablaba hace unos días Macarena Olona para evitar aclarar cuál sería su futuro después del batacazo electoral en Andalucía, donde ganó dos escaños con respecto a las autonómicas del 2018, pero se convirtió en un resultado insuficiente ante la victoria por mayoría absoluta de Juanma Moreno, están lejos del Palau de San Telmo, Granada y Salobreña. Según adelanta el diario de ultraderecha OKDIARIO, la alicantina habría pedido a la dirección de su partido volver hacia Madrid, al Congreso de los Diputados, donde ha protagonizado algunos de los momentos más tensos de la formación extremista con políticos otros partidos, pero también con periodistas, con amenazas de por medio. ¿El motivo? Razones personales. Esta jugada de Olona parece complicada, ya que Santiago Abascal y los otros jefes del partido se niegan a su retorno, fundamentalmente porque supondría un golpe muy duro a su credibilidad, después de decir que lo dejaría todo por Andalucía cuando las encuestas planteaban que podía llegar a la vicepresidencia, y ahora quiere abandonar el territorio.

La realidad es que el partido también pierde con Olona en Andalucía, donde ha asegurado que ejercerán de cabeza de la oposición, ya que era uno de los activos principales en el Congreso, una de sus caras más conocida y que iba más allá de Abascal u otros compañeros ultras como Javier Ortega Smith o el matrimonio formado por Rocío Monasterio e Iván Espinosa de los Monteros.

Macarena Olona, un soldado de Vox

Desde el día siguiente de las elecciones, que se celebraron el pasado 19 de junio, sobrevuela encima de Olona la posibilidad de volver a Madrid después de "perder" unas elecciones a que su líder, Abascal, aseguraba que se presentaba con cara de presidenta. Así, el 20 de junio, aunque insistía en reiterar su compromiso con este territorio "en cuerpo y alma", no descartaba volver a Madrid para las elecciones generales que en principio se tienen que celebrar en el 2023, pero que desde el PP, eufóricos después de su mayoría absoluta en un feudo socialista, piden avanzar. Por eso, aunque intentó convencer de que su vida durante los próximos meses transcurrirá entre Granada y Salobreña, también aseguró que ella es un "soldado" dentro de su partido, pero que por delante de todo es "hija de Dios" y no puede asegurar "cuáles son sus designios".