La auditoría que ordenó el conseller de Interior, Miquel Buch, a los Mossos d'Esquadra después de los hechos postsentencia ha llevado a la evidencia de que los incidentes del mes de octubre del 2019 "pusieron al límite las capacidades del cuerpo de Mossos". Y por este motivo se plantean cambios para reforzar el modelo de orden público, basado en la distancia y en contener la masa.

Los Mossos piden más herramientas. Y en el documento concluyen ocho puntos de mejoras, entre los cuales hay también una mejor organización de los mandos. Pero, en el fondo, piden más efectivos y más herramientas.

Y entre estas nuevas herramientas, y después de insistir en la rueda de prensa posterior a la jornada de presentación de la auditoría, finalmente el comisario jefe de los Mossos, Eduard Sallent, ha detallado que hace falta "una nueva lanzadora para complementar el foam". Entre las herramientas que ya se han utilizado y que parece que se podrían seguir utilizando está el gas pimienta. Y además, se estudia cómo implementar las imágenes en la gestión del orden público con más cámaras.

Sobre el incremento de antidisturbios, el director general de la Policia, Pere Ferrer, ha admitido que hay falta de efectivos sin negar que hay que redimensionar la Brimo.

Según Ferrer, el objetivo de la auditoría era un "análisis global del dispositivo" del escenario postsentencia, aunque en aquel momento parecía que se anunciaba una medida de depuración de la mala praxis.

Hay 34 investigaciones con 50 agentes implicados, pero sólo se ha hecho una suspensión de sueldo temporal. Dos casos se han archivado y hay seis abiertos. 17 casos se han judicializado, cinco de los cuales los lleva el colectivo de abogados Irídia.

Se han visualizado 1.000 horas de imágenes, que, según Eduard Sallent, han ayudado a "contextualizar el momento y el nivel disciplinario que se tiene que aplicar".