Si las asambleas de la CUP ya acostumbraban a ser maratonianas, la virtualidad forzada por la pandemia introduce un factor extra de complejidad al cónclave que los anticapitalistas celebran esta noche para decidir si avalan el preacuerdo cerrado con ERC y si, aunque no lo acepten, facilitan la investidura de Pere Aragonès. La votación será telemática. Participarán 1.401 inscritos, que podrán emitir su voto desde las diez de la noche, cuando acabe la asamblea, y hasta las 10 de la mañana de mañana. El veredicto final se oficializará el jueves al mediodía.

La CUP es un actor necesario para que Aragonès pueda ser president, pero no el único. Si los cupaires se sumaran, faltaría todavía el socio imprescindible, Junts per Catalunya, que cuenta con 32 diputados. Una negativa de los anticapitalistas podría animar a los de Puigdemont a enfriar el pacto con ERC. En cambio, los republicanos confían en que si la CUP compra, sea más fácil arrastrar a Junts.

Un militante, un voto

En las Asambleas Abiertas Parlamentarias, el nombre técnico que se ha dado a la cita, tienen voz los militantes de las 11 organizaciones que formaron parte de la candidatura de la CUP-UNCPG el 14-F. Además de la CUP, Guanyem Catalunya, Pirates, Arran, Constituents per la Ruptura, Crida Constituyent, Endavant OSAN, Lluita Internacionalista. Poble Lliure, Sindicat d'Estudiants dels Països Catalans y La Forja. El voto será individual, es decir, que por más que cada agrupación fije posición, será cada uno de los participantes quien acabará decidiendo el sentido de su voto.

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Imagen de la pregunta que tendrá que responder la militancia de la CUP.

La votación se ha estructurado en un formato de árbol. Hay una pregunta troncal de la cual cuelgan dos más. La primera determina si se da apoyo o no al preacuerdo con ERC. Las otras dos especifican sobre qué posicionamiento tendrán que tener los nueve diputados de la CUP en la investidura de Aragonès.

Así, en caso de que haya una mayoría que rechace el documento pactado con los republicanos, se da la opción de facilitar igualmente la investidura. Si gana el sí en este apartado, los diputados anticapitalistas se abstendrían, posibilitando así, siempre que Junts se sume, que Pere Aragonès fuera president. Todavía hay otra derivada, que es si, aunque se esté de acuerdo con el preacuerdo, se considera que es suficiente. En este escenario, Aragonès contaría con el sí de los escaños cupaires, aunque se intentaría introducir mejoras en el documento.

El preacuerdo pende de un hilo

De la decena de organizaciones que integran la candidatura, además de la CUP, sólo hay una que abiertamente se haya posicionado a favor del acuerdo y de la investidura, que es Guanyem Catalunya, precisamente el partido de la cabeza de lista y presidenta del grupo parlamentario, Dolors Sabater.

Guanyem califica el acuerdo de positivo, y lo ve como "un punto de partida en el cual hará falta profundizar, concretar, calendarizar y establecer mecanismos de control". "Vemos la predisposición de ERC a iniciar cambios en esta legislatura, y habrá que seguir con valentía", aseguran, a la vez que hacen un llamamiento a JxCat a sumarse.

Menos optimista es Poble Lliure. A pesar de mostrarse favorable al documento, expresan sus recelos. Según ha podido saber este diario, la organización echa de menos que el texto incorpore el papel del Consell per la República y rechazan dar dos años de margen a la mesa de diálogo. Sin embargo, están satisfechos con las medidas sociales acordadas y aseguran que trabajarán para incluir "como sea" sus demandas al acuerdo.

Por otro lado emerge el rechazo de formaciones con peso como Endavant y Arran. También Lluita Internacionalista ha cuestionado frontalmente el acuerdo. Endavant cree que "no hay elementos suficientes para votar a favor". Desde Arran reprochan a los republicanos su papel en el Govern en la represión contra manifestantes independentistas y también en la elaboración de leyes como la conocida ley Aragonès. También acusan a ERC de basar su estrategia en lanzar falsas promesas de independencia.

En el comunicado emitido ayer por Lluita Internacionalista, la organización alertaba de la "podemización" de los anticapitalistas, y hacía un llamamiento a rechazar el pacto recordando que nada había cambiado en ERC y JxCat como para dar apoyo a su Ejecutivo. También alertaban del peligro para la convocatoria de movilizaciones que tiene prometer dos años de estabilidad a los republicanos.

En medio, y sumando todavía más incertidumbre sobre qué pasará, hay formaciones como Pirates de Catalunya, que da libertad a sus militantes a la hora de votar. Desde el partido indican a este diario que en los debates se han manifestado voces que lamentan que el preacuerdo presenta puntos de mejora en ámbitos como la seguridad, el orden público o la lucha antirepresiva. Pero en materias como el ecologismo o el derecho a la vivienda "hay buenos pasos adelante", apuntan.

Queda claro, pues, que el debate en el seno de la CUP estará agitado. La militancia volverá a tener la llave. Esta vez, sin embargo, la última palabra la tendrá Junts per Catalunya.