El 28 de septiembre del 2019 cerca de un centenar de miembros del ejército, uniformados y armados, hicieron parada en Vilafranca del Penedès y ante el asombro de los vecinos hicieron compras en un supermercado y se les vio tomando bebidas alcohólicas en la terraza de un bar con sus armas reglamentarias en el suelo. El asunto causó la indignación del Ayuntamiento y llegó hasta el Congreso. El diputado de Bildu Jon Iñarritu preguntó sobre los hechos en el Ministerio de Defensa, que abrió una investigación, y ya ha obtenido respuesta.

"No llegaron bebidos", se exclama Iñarritu ante la respuesta ministerial. "Dieron negativo en el control de alcoholemia al llegar al cuartel", afirma. El diputado, sin embargo, critica que no se informe si se ha tomado alguna medida disciplinaria contra los responsables del convoy.

En su respuesta, el ministerio justifica que los soldados, legionarios, volvían en autocar de hacer ejercicios militares en Francia cuando hicieron una parada técnica en Vilafranca del Penedès a las 11.45 horas. Allí, el oficial al mando ordenó a los 94 militares que bajaran con las armas que llevaban –"se trataba de armamento ligero"– sin estar cargadas. Se hizo eso, según el ministerio, porque los vehículos tenían que repostar en un lugar diferente al del paro, "y no era seguro" que el armamento se quedara en los autocares sin vigilancia.

Según el ministerio, ante esta decisión del mando se han tomado las medidas oportunas, si bien no se informa de cuáles son. En su momento la ministra Margarita Robles salió en defensa de los militares.

En cuanto al hecho de que se consumieran bebidas alcohólicas, los soldados, al llegar a su destino en la localidad de Ronda pasada la una de la madrugada, fueron sometidos a un control de alcoholemia y el resultado fue negativo, según Defensa.

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