La de este año será una Diada atípica. La existencia de presos políticos y exiliados así lo obliga. Si hace un año el 11-S estuvo marcado por la previa del referéndum del 1-O, este año lo está por la represión vivida los últimos tiempos y por la situación de prisión y exilio a la que se han visto sometidos los líderes políticos y sociales que hace un año permitieron la realización del referéndum.

La Diada volverá a marcar el inicio del curso político y medirá de nuevo el pulso del independentismo, que busca otra masiva manifestación como preámbulo de un otoño que se prevé agitado y con una escalada de movilizaciones en el primer aniversario del referéndum y ante la inminencia del juicio a los dirigentes soberanistas.

Este 11-S, sin embargo, también viene marcado por las tensiones dentro del independentismo sobre cuál tiene que ser la estrategia a seguir después del 1-O y una vez recuperadas las instituciones suprimidas por el 155 para avanzar hacia la república catalana. A diferencia de hace un año, la hoja de ruta independentista no tiene fechas en rojo marcadas en el calendario ―el año pasado era el 1 de octubre―, y está a la espera de las expectativas de diálogo abiertas por el cambio en la Moncloa, con la entrada del socialista Pedro Sánchez al frente del gobierno español.

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Torrent y Torra, durante el acto oficial de la Diada / Sergi Alcàzar

Esta situación de incertidumbre ha hecho que durante las últimas semanas se haya puesto en duda si la de este año volverá a ser una movilización masiva como la de los últimos seis años, o si por el contrario la apatía se impondrá dentro del movimiento soberanista.

Los últimos datos facilitados por las entidades organizadoras ―ANC, Òmnium y AMI―, sin embargo, parecen indicar que los catalanes volverán a hacer una demostración de fuerza en las calles de Barcelona. Este lunes por la tarde todos los tramos de la movilización, que tendrá lugar a las 17.14 en la avenida Diagonal, ya estaban llenos y contaban con más de 460.000 inscritos. También había organizados 1.500 autocares y se habían vendido hasta 270.000 camisetas.

Presos y exiliados piden asistir a la manifestación

La manifestación cuenta con el apoyo del Govern. De hecho, todos los consellers han anunciado que participarán en ella y, además, el president de la Generalitat, Quim Torra, ha reclamado a la ciudadanía que participe y que sea una manifestación "histórica". Así, partidos y entidades soberanistas han interpelado a la ciudadanía para que llene la avenida Diagonal y que esta nueva reivindicación sirva para enviar un mensaje a Madrid de que, a pesar de la represión, una mayoría de catalanes siga de pie para conseguir la República catalana.

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El recuerdo de los presos y exiliados centró los actos oficiales / Sergi Alcàzar

También presos y exiliados han pedido a los ciudadanos que llenen la avenida Diagonal en su nombre, puesto que ellos no podrán participar. En una carta conjunta firmada por todos ellos, han hecho un llamamiento a movilizarse por "libertad, justicia, democracia y república" y han emplazado a la ciudadanía a "llenar una vez más las calles de Barcelona en un ejercicio de determinación pacífica transversal".

Además, en un mensaje en las redes sociales, el president en el exilio, Carles Puigdemont, también ha defendido que "esta Diada no podemos fallar y tenemos que estar todos". "Es un deber especial llenar las calles de Barcelona de este clamor pacífico, democrático, cívico por una Catalunya república de Europa. Os necesitamos mucho a todos: los que no podremos estar, los que están en la prisión, los que estamos en el exilio... nos tenéis que representar", ha reclamado desde el exilio.

El objetivo: hacer efectiva la República

Los presos y exiliados, pues, marcarán la jornada, pero también lo hará el recuerdo del 1-O y la reivindicación de las entidades soberanistas para hacer efectiva a la República. Bajo el lema Fem la República Catalana, los independentistas están llamados este martes por la tarde a llenar la avenida Diagonal de Barcelona, en una movilización que la ANC y Òmnium quieren que sirva para reclamar al Govern que se cumpla el mandato del 1 de octubre por la República.

Sin embargo, a diferencia de Diades anteriores, este año las entidades no promueven ningún mensaje concreto, sino que hacen un llamamiento para que cada uno exprese libremente su reivindicación. Sin embargo, tal como han anunciado, las reivindicaciones serán exigir la efectividad del 1-O, reclamar la liberación de los presos y exiliados e instar a los partidos políticos a continuar unidos.

El protagonismo de este año lo tendrá una ola sonora gigante que recorrerá de punta a punta la Diagonal. A las 17.14 los manifestantes tendrán que hacer un silencio absoluto y bajar pancartas y banderas.

A continuación, un petardo dará el pistoletazo de salida a la gran ola, que empezará en el tramo 37, a la altura de la calle de Castillejos, y se extenderá hasta el Palau Reial. A medida que avance, los manifestantes tendrán que levantar las pancartas y gritar. Con esta acción la ANC quiere simbolizar el clamor de la sociedad para hacer efectivo el mandato del 1-O.

Siete años de manifestaciones masivas

Con la de este martes, y a la espera de ver las cifras finales de la manifestación de este 11-S, ya serán siete las reivindicaciones masivas que se han celebrado en Catalunya desde el 2012. Unas movilizaciones que empezaron el 11 de septiembre de aquel año, pero que ya iba gestándose desde la manifestación contra la sentencia del Estatut de 2010 donde participaron un millón de personas.

Desde entonces, las Diades se han convertido en movilizaciones pacíficas, coloridas y con mucho ingenio, que han servido a Catalunya para dar a conocer la reivindicación por todo el mundo. Entre ellas, destaca la Vía Catalana 2013, cuando una cadena humana unió Catalunya desde Alcanar hasta el Pertús; la de 2014, cuando en las calles de Barcelona dibujaron una 'V' de los colores de la bandera catalana, o la de la Diada descentralizada de 2016, cuando Barcelona dejó de ser el punto central y compartió protagonismo con Tarragona, Lleida, Salt y Berga.

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Todas estas manifestaciones han dejado impactantes imágenes aéreas que han hecho la vuelta al mundo, a través de las principales cabeceras de la prensa y las televisiones internacionales. El objetivo de este año vuelve a ser el mismo: que la Unión Europea y el resto de gobiernos del mundo sepa que un significativo número de catalanes no se encoge a pesar de las dificultades del momento político y que sigue decidido a avanzar hacia la República catalana.