Si se hubieran enrocado, corrían el riesgo de que, a pesar de haber superado el 50% de los votos, la presidencia del Parlament acabara en manos del PSC, fruto de un desacuerdo entre independentistas. Para evitar que eso suceda y garantizar que el cargo lo ocupe un independentista, la CUP ha acabado cediendo en la lucha con Junts per Catalunya, como ya avanzó ayer ElNacional.cat. Eso sí, ha manifestado su indignación con la actitud "temeraria" del partido de Puigdemont, que a estas alturas, cuando queda menos de un día para la votación, todavía no ha puesto un nombre encima de la mesa.

"Ante la disyuntiva que nos pone Junts, pensamos que no es tiempo de disputas y que hay que estar a la altura". Con estas palabras, el diputado Carles Riera confirmaba que ellos no serán el escollo, porque los catalanes están "cansados de disputas partidistas e interesadas". En cualquier caso, ha lamentado que Junts haya llevado la situación al límite, y empiece la legislatura "sin una voluntad clara de alcanzar acuerdos estratégicos, priorizando el juego de sillas por encima de los intereses de país."

 

Críticas a Borràs por su imputación

Este tarda, Junts per Catalunya hará público a quien propone para presidir el Parlament. Todos los números los tiene Laura Borràs, que hasta ahora ha guardado silencio. En caso de que se acabe confirmando el nombre de la exconsellera de Cultura, la CUP expresa "preocupación" por su imputación en el caso de la Institució de las Lletres Catalanes. "El independentismo no se puede permitir, tampoco en la presidencia del Parlament, ni una sombra de sospecha", ha advertido a Riera.

El escenario más probable es que ERC y Junts sumen sus votos para hacer presidenta a Borràs y que los nueve diputados de la CUP se desmarquen.

Un lugar para la CUP en la Mesa

El compromiso de ERC es que los anticapitalistas puedan estar en la Mesa del Parlament, aunque no sea presidiéndola. Para asegurar que puedan tener un asiento, y según apuntan en ElNacional.cat fuentes conocedoras de las conversaciones, lo más probable es que los republicanos cedan parte de sus votos para dar a la CUP una de las cuatro secretarías.

Si coordinan a sus diputados, los independentistas tienen garantizados cuatro de los siete puestos de la Mesa. De esta manera, Junts tendría la presidencia y una secretaría, ERC una vicepresidencia y la CUP otra secretaría. Podrían aspirar a uno quinto asiento, que es el que queda vacante por el cordón sanitario a Vox. Sería para el bloque independentista si los comunes renuncian a entrar de la mano de Cs y el PP.

El entorno de Sabater presiona para entrar en Gobierno

En las elecciones del 14-F, la CUP se presentó en coalición con Guanyem Catalunya. De hecho, su cabeza de lista fue la líder de esta formación, Dolors Sabater. El entorno de la exalcaldesa de Badalona discrepa de la actitud de parte de la dirección del grupo parlamentario anticapitalista de descartarse para entrar a formar parte del Govern. Con todo, fuentes del partido apuntan en ElNacional.cat que en el último Consejo Político, buena parte de las asambleas territoriales mostraron sintonía con la posición de Guanyem.

Ya durante la campaña, el posicionamiento público de Sabater a favor de esta opción incomodó a parte de la militancia, que forzó una rectificación. Ahora, desde Guanyem insisten en que en un contexto como el actual, donde la prioridad es la salida de la crisis derivada de la pandemia y no la ruptura, es importante que se asuman responsabilidades y se acentúe el perfil de izquierdas del nuevo ejecutivo. En este sentido, apuntan que más que luchar por la presidencia del Parlament, convendría arremangarse para encargarse de conselleries clave al Govern de la Generalitat, al lado de ERC y de Junts per Catalunya. Así lo manifiesta este miércoles la mano derecha de Sabater, el exconcejal José Téllez, en un artículo en el diario Crític.

En la imagen principal, Aragonès y Sabater se saludan delante de Borràs. / Europa Press