En los últimos cinco años, Badalona ha tenido tres alcaldes diferentes. La cuarta ciudad mayor de Catalunya es el paradigma de la inestabilidad política, con la alcaldía convertida en el juego de las sillas y un guion digno de serie televisiva. No ha pasado ni un año de la dimisión del socialista Àlex Pastor, de que acabó sentando a Xavier García Albiol nuevamente en el trono badalonés, que los tambores de guerra vuelven a sonar. Hace meses que Guanyem Badalona cuece a fuego lento una moción de censura y ahora se ha decidido a hacer pública la amenaza.

La exalcaldesa Dolors Sabater ha hecho su último movimiento como concejala de Badalona antes de dejar el cargo para asumir sus funciones como diputada de la CUP en el Parlament. Se marcha matando. En una comparecencia desde el ayuntamiento, Guanyem (4) ha emplazado el resto de fuerzas locales -PSC (6), ERC (3), comunes (2) y Junts (1)- a unir esfuerzos para expulsar a Albiol de la alcaldía, que recuperó la vara el mayo pasado, precisamente, como consecuencia de la batalla entre los partidos de izquierdas, que fueron incapaces de cerrar un acuerdo. Como Albiol es el líder del partido más votado, fue investido automáticamente, tal como manda la ley, por incomparecencia de los contrarios. Como sucedió entonces, ahora, para que la moción pueda tener éxito es imprescindible la participación de todos los grupos municipales, ya que el PP tiene 11 concejales. La oferta es volver a un gran gobierno de coalición de las fuerzas progresistas.

Según explican fuentes de Guanyem a ElNacional.cat, durante las conversaciones mantenidas a lo largo de los últimos meses, todos los actores interpelados han coincidido en la necesidad de echar al dirigente del PP sin esperar a las próximas elecciones municipales, previstas para 2023 porque "la situación es insostenible". Las mismas fuentes indican que el problema es que el PSC y comunes no aceptan hacer público el que manifiestan en privado. Es más, alertan de que ambos partidos tratan de apuntalar el gobierno de Albiol y les exigen que vuelvan a la mesa a negociar. 

La reflexión que hacen es que, como acostumbra a pasar, la operación tiene consecuencias más allá de las estrictas fronteras municipales. Los intereses de los socialistas en el Parlament podrían verse alterados si se adentran en un enfrentamiento a cara descubierta con el PP, que podría dejar de ser un aliado de Salvador Illa y su grupo parlamentario. Sabater ha explicado que el compromiso en los contactos que ha habido hasta ahora era esperar a mover ficha a que pasaran las elecciones al Parlament.

Una historia de traiciones y desconfianzas

Desde que en el 2011 la receta xenófoba de Xavier García Albiol rompió la hegemonía de tres décadas de gobierno municipal del PSC, la política badalonesa vive inmersa en la agitación permanente. El último episodio fue la dimisión forzosa de Àlex Pastor, detenido por enfrentarse a los Mossos después de que lo pararan saltándose el confinamiento conduciendo ebrio.

La salida del alcalde socialista abrió una pugna por la alcaldía a izquierda y derecha. Los exalcaldes Sabater y Albiol se postularon para recuperar el cargo, pero el PSC, con sólo tres concejales, también va levantó el dedo. Hasta el último minuto antes del pleno de investidura, Guanyem y PSC estuvieron negociando para desencallar un acuerdo. Finalmente, los de Sabater rechazaron la oferta de los socialistas, que pasaba para repartirse la alcaldía a razón de un año y medio cada uno.

La mala relación y la desconfianza entre Sabater y los socialistas ha ido in crescendo desde que ella llegó a la alcaldía el año 2015. La líder de Guanyem fue investida gracias a uno macro acuerdo de los partidos de izquierdas que apostaron por cerrar el paso en Albiol. A medio camino, sin embargo, los socialistas retrocedieron y cuando todavía no se había agotado el mandato, presentaron una moción de censura a Sabater, a quien consiguieron tumbar gracias a una alianza con Albiol. Àlex Pastor se convirtió en alcalde con sólo tres concejales. Meses después, a pesar de haber quedado tercera fuerza a las elecciones, exigió conservar la alcaldía, negándose a concederla a Sabater, que presentándose en coalición con ERC, había quedado por delante.

El argumento, que la alcaldesa había roto la neutralidad institucional poniéndose al lado del independentismo. El propio Illa, entonces secretario de organización del PSC, criticó que había convertido al ayuntamiento de Badalona en una "plataforma a favor del independentismo". Era junio de 2019. Entonces, para evitar que Albiol volviera a la alcaldía, Sabater accedió a dar un paso al lado y ceder la vara al PSC. Un año y medio después, la estabilidad volvía a saltar por los aires con la detención de Pastor y la incapacidad de las izquierdas para construir un frente común.

La excusa del veto se acaba

Ahora, Zapatero se aparta. De esta manera, aseguran desde Guanyem, esperan que pueda ser más fácil el acuerdo con los socialistas. "Focalizasteis el veto en mi persona, pues mucho bien, esta excusa se acaba", ha señalado, porque ella deja de ser alcaldesa.

Durante su comparecencia ha dejado claro que Ganamos fue, después del PP, la fuerza más votada, y como tal sigue reivindicando su legitimidad para aspirar a la alcaldía. Con todo, la formación se abre a hablar de todo, de programa, pero también de nombres.