El plan D de JxCat se enfría de nuevo. Si a principios de semana se apuntaba la reunión del grupo parlamentario del sábado en Berlín como la cita definitiva para revelar el nombre del candidato que tendrá que asumir la presidencia de un gobierno provisional cuando se confirme la imposibilidad de investir a Carles Puigdemont, a medida que pasan las horas aparece a penas como una reunión para analizar la situación y fijar los próximos pasos a seguir. Esta sería, sin embargo, la fotografía del momento, porque la situación cambia de manera constante, atizada por un calendario que se agota el 22 de mayo cuando, si no se ha conseguido la investidura, el Parlament se disolverá de manera automática.

La imagen de las últimas horas ha aparecido además enmarcada por el encuentro de la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, con Puigdemont en Berlín. La Assemblea se ha encargado de hacer pública la cita y explicar como conclusión que los dos han coincidido en la necesidad de afianzar el mandato del referéndum del 1 de Octubre y hacer efectiva la República catalana para superar la represión y el autoritarismo del Estado.

Casi al mismo tiempo se conocía el borrador de la ponencia política de ERC para su conferencia nacional de junio. En este texto, Esquerra desestima el unilateralismo y apuesta por ampliar la base social a partir del derecho a decidir.

Las piezas se mueven en el tablero independentista y, ahora mismo, muestran cierto desencaje.

De aquí, también, el frenazo a las expectativas de la reunión de JxCat del sábado. La fecha clave del calendario podría saltar de nuevo hasta el día 15 de mayo. En los alrededores de esta fecha, Puigdemont situaría la designación del nuevo Govern y la puesta en marcha del Consell de la República en Bruselas. La voluntad del president sería que tanto el Govern provisional como la estructura en el exilio avancen paralelamente si su investidura se demuestra imposible. Eso tendría que servir para subrayar el carácter de Govern provisional del ejecutivo que se pondría en marcha en el Parlament.

De momento, este viernes la Cámara catalana aprobará la reforma de la ley de Presidencia que tendría que permitir la investidura a distancia. Los diputados independentistas ratificarán el texto sabiendo que tan pronto como acaben las votaciones el gobierno español activará su suspensión. Así se hizo saber ayer desde el gabinete de Mariano Rajoy.

En cualquier caso, la reforma tampoco es suficiente para la investidura a distancia, dado que el Tribunal Constitucional ha suspendido la posibilidad de investir a Puigdemont. Lo hizo la semana pasada aceptando, cuatro meses después, el recurso contra el primer pleno de investidura del pasado mes de enero.

A pesar de que tanto el vicepresidente del Parlament, Josep Costa, como el secretario de la Mesa Eusebi Campdepadrós han declinado por dos veces recoger el aviso que les ha hecho llegar el TC advirtiéndolos contra las consecuencias de desoír la suspensión, el Parlament no desobedecerá al alto tribunal. Por lo tanto, la reforma de la ley no se podrá utilizar. De momento.

Será entonces cuando Puigdemont tenga que decidir si activa el plan D para nombrar a un president provisional. Los últimos días han servido para consolidar la idea de que la decisión del nombre que tendrá que asumir este papel corresponde a Puigdemont. La intervención pública de la portavoz del PDeCAT, Maria Senserrich, advirtiendo al político gerundense que el nombre se tiene que consensuar, provocó que JxCat cerrara filas en torno al president y dejara claro que la decisión es suya. La reunión del sábado podría servir precisamente para eso, según fuentes del grupo, para dejar en manos de Puigdemont cualquier decisión en este sentido.

Por lo que respecta al nombre del presidenciable, a pesar de las especulaciones en torno a una candidatura de Elsa Artadi, desde JxCat se asegura que el president no ha revelado a nadie la persona que tendrá que asumir la presidencia del Govern provisional. La voluntad es además evitar revelar el nombre hasta que no se tenga que convocar el pleno de investidura con el objetivo de aprovechar el factor sorpresa en beneficio propio.

El candidato, por lo tanto, no se sabrá hasta que todos los extremos y los condicionantes de la investidura estén completamente cerrados con ERC. Si no es posible consensuarlo, la última opción son unas nuevas elecciones. JxCat ha asegurado repetidamente que no teme una nueva convocatoria electoral. Esta sería la última pantalla. El juego tendría que volver a empezar.