Conscientes de que cargan el peso del que probablemente será el juicio de sus vidas, una docena de abogados de prestigiosos bufetes de Barcelona se arremangan estos días la toga para preparar las líneas de defensa que presentarán ante el Tribunal Supremo a partir del 12 de febrero en el juicio al procés.

Mientras cultivan una imagen de unidad ante las acusaciones, los letrados del juicio del procés trabajan en estrategias dispares, desde el enfoque más técnico hasta el más ideológico, y no todos comparten de la misma manera afinidades políticas con sus clientes.

Los que lo tienen más complicado son los que representan a líderes políticos todavía en activo, como Oriol Junqueras (ERC) y Jordi Turull (PDeCAT), y que se enfrentan a la incómoda tarea de combinar la defensa jurídica con la táctica política: la mirada puesta en la sentencia y, de reojo, en las próximas contiendas electorales.

Los abogados del juicio del procés

Andreu Van den Eynde

Abogado de Oriol Junqueras y Raül Romeva

Abogado de cabecera de ERC, Andreu Van Den Eynde es uno de los letrados más jóvenes de los que se sentarán en el Supremo, experto en ciberdelitos y en la responsabilidad penal de entidades jurídicas, lo que sirvió para confeccionar la compliance penal o plan de prevención del fraude de la formación republicana.

Este descendiente de flamencos e hijo de trotskistas -nació en 1975 en París, donde su padre había huido de la policía franquista- dio sus primeros pasos entre 1998 y 2005 en el bufete Luis del Castillo, antes de montar su propio despacho, sin dejar de trabajar en el turno de oficio, que considera su cuota solidaria.

Van den Eynde conoce la ofensiva jurídica del procés desde sus inicios: defendió a Carme Forcadell en las primeras querellas y el 20-S presenció los registros de la Guardia Civil contra los preparativos del 1-O, como abogado del ex número dos de Junqueras.

Activo en Twitter, donde muestra su habitual socarronería, y en los ratos libres guitarrista de la banda de trash metal Vientos de Poder, los escritos de defensa de Van den Eynde rezuman carga política y continuas invocaciones al Tribunal de Estrasburgo; no en balde tiene puestas en la justicia europea sus esperanzas.

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Jordi Pina

Abogado de Jordi Turull, Josep Rull i Jordi Sànchez



Es quizás la cara más mediática de los togados del procés, ya que durante la instrucción de la causa se ha prodigado en los platós con su vehemente defensa de la inocencia de los líderes independentistas y duras invectivas contra la cúpula judicial.

Penalista del prestigioso bufete Molins & Silva, hay pocas causas de corrupción política en las cuales no esté Pina, especialmente las que asedian a la extinta CDC: era el letrado de Jordi Montull cuando en el 2017 los exresponsables del Palau de la Música delataron a la formación convergente, para sobresalto de sus élites.

Con un verbo incontenible y un estilo vehemente, Pina acostumbra a brillar en los informes finales: antológica fue su encendida defensa de la exconsellera de Ensenyament Irene Rigau en el juicio por la consulta del 9-N; defensa rica en dardos políticos como lo son sus escritos en la causa del procés.

Entre caso y caso, Pina fue elegido el 2017 vicedecano del Col·legi de l'Advocacia de Barcelona en la candidatura encabezada por Eugenia Gay -una lista plural que intentó sortear el debate independentista en tiempos difíciles para la equidistancia- y todavía le queda tiempo para practicar aficiones tan catalanas como los viajes, buscar setas o el senderismo.

Xavier Melero

Abogado de Joaquim Forn

Rara avis entre los abogados del procés, Xavier Melero no solo no forma parte de los entornos convergentes o republicanos que se sentarán en el banquillo de los acusados, sino que hace unos quince años frecuentó las reuniones en las que se fundó el partido que hoy está en las antípodas del indpendentismo: Ciudadanos.

Como Pina, Melero, de 61 años, es un defensor habitual de convergentes perseguidos por la justicia -Oriol Pujol y el extesorero de CDC Daniel Osàcar- y también formó parte del equipo de Pau Molins, hasta que en el 2009 montó despacho propio junto con Judit Gené.

Aficionat al boxeo, su aspecto indolente y sus gafas de carey le dan un aire británico que adornan a la perfección su gusto por la ironía, que despliega tanto en sus intervenciones públicas como ante el tribunal y, a menudo, también en sus escritos.

Poco dado a exhibirse en los medios, entró en la sala de estar de los hogares de Catalunya cuando defendió al expresident de la Generalitat Artur Mas en el mediático juicio del 9-N, con una estrategia estrictamente jurídica -similar a la que urde en la causa del procés-, a riesgo de desentonar en ocasiones con la gallardía de su cliente ante el tribunal.

Olga Arderiu

Abogada de Carme Forcadell

Reservada y discreta, la abogada de Carme Forcadell ganó experiencia durante nueve años en el despacho Molins antes de emprender, en el 2007, su camino en solitario como fundadora del bufete MDA.

Nacida en Berga (Berguedà) hace 43 años, Arderiu es desde hace dos años diputada de la junta del Col·legi de l'Advocacia de Barcelona, donde fue vocal de la comisión de mujeres abogadas, y tiene una larga trayectoria en ámbitos como la violencia machista y las políticas públicas en materia de género.

Marina Roig

Abogada de Jordi Cuixart

La abogada del presidente de Òmnium Cultural, esquiva con la prensa y una de las caras del procés menos expuestas a los medios, se estrena en el Supremo en un asunto de calado político, después de haber llevado principalmente casos relacionados con el blanqueo de capitales y los delitos contra la Administración pública.

Socia fundadora del despacho Roig & Bergés & Martínez y presidenta de la sección penal del Col·legi de l'Advocacia de Barcelona, Roig confía su estrategia jurídica a una futura revisión del caso por parte del Tribunal de Estrasburgo y centra el debate en la autodeterminación como derecho humano: trató, sin éxito, de llevar al juicio como testigos a referentes de este ámbito como el filósofo Noam Chomsky y dos Premios Nobel de la Paz.

Mariano Berges

Abogado de Dolors Bassa

Cofundador del despacho de Marina Roig, el letrado de Dolors Bassa se embarca con el intríngulis político del caso del procés después de una trayectoria centrada en la defensa de grandes empresas y multinacionales.

Es profesor asociado de derecho penal en la Universidad de Barcelona y en másteres de formación para acceder a la abogacía, así como experto en compliance penal.

Josep Riba

Abogado de Carles Mundó

Años de experiencia en la defensa de políticos, empresarios, banqueros o deportistas -exdirectivos de Javier De la Rosa, Samuel Eto'o y un exalcalde socialista han sido clientes suyos- hacen de este abogado un referente en los juicios por delitos de guante blanco.

Sereno y de trato exquisito dentro y fuera de la sala de vistas, Josep Riba, de 51 años, es miembro del prestigioso despacho barcelonés Morales Abogados y atesora una amplia experiencia docente, como profesor en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y en Esade.

Judit Gené

Abogada de Meritxell Borràs



Es otra de las abogadas formadas en el despacho Molins Advocats, donde conoció a Xavier Melero, con quien en el 2009 montó un bufete propio que se ha convertido en referente para políticos convergentes investigados por corrupción.

Nacida en Torà (Segarra), Gené, miembro de la sección de derecho penal del Col·legi de l'Advocacia de Barcelona, trabajó también, durante un paréntesis de tres años, en el reconocido bufete Cuatrecasas de Barcelona.

Pau Molins

Abogado de Santi Vila


Retoño de una de las emblemáticas familias de la burguesía catalana, y de las más adineradas de España, Pau Molins fundó en 1994 el despacho Molins & Silva, desde 2013 asociado al bufete que lidera Miquel Roca y que se ha erigido en uno de los más prestigiosos de Barcelona.

De 57 años, Molins compagina el ejercicio de la abogacía, que lo ha llevado a representar en los tribunales a acusados ilustres como la infanta Cristina, el expresidente del FC Barcelona Sandro Rosell o el exministro y expresidente de Catalunya Caixa Narcís Sierra, con su actividad en el consejo de administración de la centenaria empresa familiar Cementos Molins.