Juan Luis Cebrián, presidente de honor de El País, no esconde su animadversión por Pedro Sánchez, al cual ha dedicado todo tipo de adjetivos. Cebrián ha acusado al actual presidente del Gobierno de vago, mediocre y muchas cosas más. Hoy, el que junto con Felipe González comandó la operación que llevó a Sánchez a abandonar la secretaría general del PSOE en octubre del 2016 por no abstenerse en la investidura de Rajoy, carga contra el líder socialista en una entrevista en El Español, el digital de Pedro J. Ramírez.

Cebrián, dando un repaso de los presidentes que ha tenido España desde la Transición, asegura que Sánchez es el presidente que más ha dividido a los españoles y lo acusa de haber utilizado la dialéctica de la confrontación con la complicidad de la derecha. "Él empezó a hablar de las tres derechas y las tres derechas se sintieron a gusto. Nadie lucha verdaderamente por el centro. Estamos así por eso", asegura.

Asegura que de todos los presidentes Felipe González y Adolfo Suárez fueron los que más trabajaron para unir a los españoles, mientras que Aznar empezó a dividir a la gente, Zapatero siguió por este el camino y Rajoy permitió la deriva catalana.

Sánchez y Catalunya

El mejor presidente ha sido, a su parecer, su amigo Felipe González. Los dos van del brazo a la hora de criticar la gestión de Sánchez: lo hicieron cuando repitió las elecciones el 10-N y también por la manera como está llevando la cuestión catalana. "No tengo ni puñetera idea de lo que Sánchez quiere hacer con Catalunya", asegura y añade que cree que Sánchez tampoco lo sabe. En este punto, lo que fue el hombre fuerte de Prisa afirma: "No nos estamos jugando la unidad de España, sino el futuro de la democracia. Todos los nacionalismos son perversos. Si a fuerza de paliar el nacionalismo periférico, potenciamos el nacionalismo español... pagaremos la factura".

Llama la atención cuando le preguntanpor quién es, a su entender, el peor presidente español, y el que fue director de El País responde: "Me gustaría que Pedro Sánchez no fuera el peor". Cebrián afirma que "todavía es temprano para juzgarlo, pero está asumiendo una profesión de alto riesgo. Una cosa es hacerlo en el deporte o en la vida personal, pero uno no puede asumir estos riesgos cuando está en juego un país. En estos casos, el sectarismo es una práctica muy poco recomendable para el éxito del propio gobernante".