El ministro español de Exteriores y Cooperación, Josep Borrell, ha considerado este lunes que las relaciones diplomáticas con Bélgica serán más fáciles ahora que los nacionalistas flamencos de lo N-VA han dejado la coalición del Gobierno federal, después de los últimos enfrentamientos por la situación catalana.

"Lo que ha ocurrido viene a clarificar la situación en lo que concierne en España: que este partido flamenco no tenga carteras ministeriales desde las cuales atacar España, sin duda, nos facilitará la vida", ha indicado Borrell al llegar a un Consejo de ministros de la Unión Europea.

Borrell ha respondido así preguntado por la salida de lo N-VA del Gobierno belga, después de retirar esta formación su apoyo al pacto de la ONU sobre migración que el primer ministro belga, el liberal Charles Michel, sí que ha abonado.

"Situación de incoherencia"

"Hace unos días anticipaba mi preocupación por una situación de incoherencia dentro del Gobierno belga entre el partido nacionalista flamenco y la presidencia del Gobierno", ha recordado Borrell en referencia a los últimos comentarios del ministro belga de Defensa, Sander Loones, de lo N-VA, sobre la situación de los políticos independentistas catalanes en la prisión.

El ministro español ha dicho que serían objeto de una "comunicación diplomática" con el fin de "expresar nuestro desagrado por esta clase de manifestaciones".

"Cerrados por más de un año. Sin ser juzgados", comentaba Loones el 1 de diciembre en su cuenta de Twitter sobre Jordi Sànchez y Jordi Turull, que habían iniciado una huelga de hambre para presionar el Tribunal Constitucional y denunciar que bloquea sus recursos y les impide acceder a la Justicia europea.

El ya exministro belga añadía que "el juez español ni siquiera se ocupa de su demanda. Para evitar que el Tribunal de Derechos Humanos pueda pronunciarse".

El malestar de España

España ha mostrado su malestar con comentarios de políticos belgas sobre la situación en Catalunya varias veces.

En octubre, España retiró el status diplomático al delegado de la región de Flandes en Madrid, André Hebbelinck, en protesta por las declaraciones "inaceptables e impropias de un país amigo y aliado" del presidente del Parlamento flamenco, Jan Peumans, sobre Catalunya y el proceso independentista.

Borrell convocó entonces al embajador belga a Madrid, Marc Calcoen, para trasladarle personalmente el malestar de España por estas declaraciones.

Fue la tercera vez en menos de un mes que el embajador belga fue convocado por el Ministerio de Exteriores español como protesta por las palabras de Peumans, que había considerado "inadmisible" que los líderes independentistas catalanes siguieran en prisión y sostuvo que "cerrar políticos es un acto de violencia".

Había reiterado, además que el Gobierno español, era "incapaz de cumplir las condiciones para formar parte de una Europa democrática".