Siete de octubre. Esta es la fecha que el aún ministro de Exteriores español y aspirante a ser Alto Representante de la UE, Josep Borrell, ya se ha marcado en rojo en el calendario. Será el día en que se tendrá que presentar a la comisión de Asunto Extranjeros y someterse a las duras preguntas de los europarlamentarios. El todavía ministro tendrá que defender su currículum y explicar ante la comisión cuáles sus prioridades para liderar la diplomacia europea, que después tendrá que votar si lo aprueba como candidato.

La votación no es vinculante, pero tiene un peso político muy alto. Si los eurodiputados lo vetan, podría quedar muy tocado. Varios candidatos se han caído en estas audiencias en los últimos años, y el largo historial de Borrell y sus sucesivos escándalos no le auguran una audiencia plácida. De hecho, todos los grupos de la Eurocámara, incluso el Partido Socialista, han puesto en duda su candidatura y han avisado de que preparan un duro interrogatorio.

Las polémicas persiguen desde hace tiempo Borrell, desde el caso Abengoa hasta los escándalos de su última etapa como ministro de Exteriores. Hablamos de las acusaciones de espionaje en las delegaciones catalanas en el extranjero o de la manipulación de España Global en la causa catalana. Eso, sin perder de vista algunas declaraciones de escándalo, como cuándo en un debate dijo que en los EE.UU. no había problemas de integración porque "lo único que hicieron fue matar a cuatro indios", o cuando cortó una entrevista en una televisión alemana porque el periodista le pone sobre la mesa encuestas que dicen que la mayoría de españoles quieren reformar la Constitución.

Ahora bien, el caso que más problemas le puede traer durante la sesión parlamentaria es el de Abengoa. Difícilmente Borrell podrá esquivar las preguntas sobre este caso, y tendrá que acabar dando explicaciones por la multa que le impuso la CNMV para vender acciones de esta empresa gracias a información privilegiada. Un caso que pone muy en duda su adecuación como candidato.

La votación definitiva, y entonces sí vinculante, será de todo el ejecutivo de la Comisión Europea en bloque y se hará en sesión plenaria. Ahora bien, si Borrell sale mal parado de la audiencia del 7 de octubre podría quedarse ya sin el cargo y el Estado español, sin ningún representante al ejecutivo europeo.