Hoy el Parlamento de Andalucía ha contado con una invitada muy especial en el día que votaban hacer senadora a Susana Díaz, después de ser derrotada por Juan Espadas, alcalde de Sevilla, en las primarias socialistas para escoger candidato a la Junta. No se trata de ningún importante político andaluz que haya querido dar apoyo a la expresidenta, ni de ninguna figura del mundo artístico o ningún familiar. Y es que ha sido una rata de grandes dimensiones la que se ha colado al pleno del Parlamento para sorpresa de todos los diputados, que han gritado alarmados por esta inoportuna reacción.

La primera que ha avistado a la rata mientras cruzaba la sala de plenos ha sido la presidenta del Parlamento, Marta Bosquet Aznar, de Ciudadanos. En aquel momento estaba explicando cómo se tenía que hacer la votación para aprobar la designación de Díaz como senadora. Pero a medio discurso, cuando la secretaria Verónica Pérez, estaba a punto de empezar a llamar a los diputados, Bosquet no ha podido reprimir un grito por el susto. Este ha alertado al resto de asistentes, que no sabían exactamente que estaba sucediendo. Al ver el animal, que se paseaba tranquilamente por la sala, todos se han asustado y se han levantado de sus sillas.

La presidenta ha pedido tranquilidad

Entre el nerviosismo y las carcajadas, los más valientes se han quedado sentados, mientras que algunos han subido a las barandillas de la sala para evitar que sus pies tocaran en el suelo y la rata los pudiera atacar. Incluso hay quien se han situado a los laterales de la sala, para alejarse la escena del crimen. Bosquet, la creadora del escándalo, ha intentado llamar a la calma, "¡Señorías, por favor, tranquilidad!", ha pedido en repetidas ocasiones, aunque el resto de diputados ls han ignorado, ya que seguían alarmados por esta molesta aparición.

Después de unos segundos de incertidumbre en los que se han apagado los micrófonos de la sala, una voz ha preguntado "Os la habéis cargado"?. Por lo que se ha podido ver en el vídeo, uno de los diputados, en lugar de "cargarse" a la rata, de grandes dimensiones, habría conseguido que abandonas viva la sala por una de las puertas laterales. En aquel momento, los diputados ha estallado en aplausos, celebrando su victoria encima del animal.

La rata ha salido viva de la sala

El alboroto se ha alargado unos minutos más hasta que la presidenta Bosquet ha dado por cerrado el episodio, que según ha querido remarcar, "se ha resuelto satisfactoriamente", sin poder evitar la risa. Entonces, ha pedido de nuevo en la secretaría primera del Parlamento que, "si nada lo impide", llame a los diputados para la votación. Durante el resto del pleno se han podido seguir oyendo comentarios, por ejemplo de una diputada que con el micro abierto, ha lamentado que la rata se le hubiera acercado. "Todas las cosas malas vienen hacia mí", ha asegurado a sus compañeros.

Finalmente, Díaz ha sido elegida con 88 votos a favor como senadora por Andalucía, y 19 votos en blanco. La rata, sin embargo, no ha participado en la votación.

Un ataque de risa en el Parlamento

Esta no es la primera anécdota que se vive en el Parlamento andaluz. Nos tenemos que remontar hasta el año 1994 para recordar el día que un ataque de risa conjunto obligó a suspender una sesión plenaria. Era un día de mucha tensión, ya que el gobierno del socialista Manuel Chaves colgaba de un hilo. El PP había presentado una enmienda a los presupuestos e Izquierda Unida, de quien dependía el gobierno, se planteaba votar a favor.

En este clima y después de ocho horas de intenso debate, la secretaría de la mesa, Hortensia Gutiérrez, pasaba lista cuando de repente, y sin motivo alguno aparente, estalló a reír. El resto de los diputados, todos muy cansados, se contagiaron de estas carcajadas, mientras el entonces presidente del Parlamento, Diego Valderas hacía esfuerzos inútiles gritando al orden. Para intentar reconducir la situación, se pidió al vicesecretario Juan Santaella que revelase a Gutiérrez, pero no había acabado de decir el primer nombre que ya volvía a reír, y, con él, el resto de los diputados. Finalmente, se tomaron un merecido descanso de cinco minutos para serenarse.