La Asamblea Nacional Francesa aprobó el pasado 8 de abril una ley que protege y promueve las lenguas regionales minoritarias del país, como el catalán, el vasco, el corso o el bretón. El impulsor de la iniciativa fue, precisamente, el diputado bretón Paul Molac, que celebró la aprobación del texto legislativo por 247 votos a favor y 76 en contra.

La ley, que recoge la existencia de un patrimonio lingüístico en Francia que incluye el francés y el resto de lenguas regionales, entre ellas el catalán, propone difundir estas lenguas minoritarias en las escuelas públicas, abriendo la puerta a la inmersión lingüística, y aplicar iniciativas como la rotulación bilingüe. Hay que subrayar que el gobierno de Emmanuel Macron estaba en contra de la norma.

Como consecuencia de la aprobación de esta ley, un total de 60 diputados franceses, todos ellos del partido del presidente Emmanuel Macron, llevaron ante el Tribunal Constitucional de París la innovadora ley.

Por su parte, Paul Molac, impulsor de la iniciativa, ha concedido una entrevista al diario occitano Jornalet donde ha asegurado que los franceses "ya no pueden entender más la política que está a favor de erradicar las lenguas". Molac ha apuntado que la enseñanza de las lenguas regionales no puede ser obligatoria pero que los niños en edad escolar las tienen que conocer y respetar".

El caso del pequeño Fañch

Molac hace referencia al caso del pequeño Fañch, que saltó a la prensa en el 2018 después de que un tribunal diera la razón a los padres del niño y les permitiera utilizar la grafía 'ñ' en el nombre de su hijo. El tribunal sentenció que la 'ñ' también es francesa porque la utilizan mucho los bretones. Cuando el pequeño nació el 11 de mayo de 2017, un funcionario del Registro Civil se negó a inscribir al niño con este nombre alegando que "esta letra no existe en el alfabeto francés".

"Las mentalidades han cambiado y ya no se puede comprender que se quieran erradicar lenguas", explica Molac recordando que a partir del caso Fañch "nadie puede comprender que la administración rehúse la 'ñ'".

El argumento de Morac para convencer a diputados de prácticamente todos los grupos fue que las lenguas regionales también son patrimonio de Francia y que ya no se puede garantizar su uso por tradición familiar, sino que hace falta una actuación decidida desde la escuela. El punto que le costó más sacar adelante fue impulsar la idea de la inmersión (con el matiz que sólo llegará al 50% y que será voluntaria), que es un sistema de éxito en la Catalunya sur, y también en el Quebec con el francés, en Flandes con el neerlandés o en Israel con el hebreo. Pero finalmente quedó aprobado.

Paul Morac hace años que intenta convencer a los franceses de que el estudio del bretón o el catalán desde la escuela maternal no hace que después los alumnos no sepan francés, sino que sirve, al contrario, para adquirir la flexibilidad necesaria para aprender idiomas.

 

Foto principal: Banderas francesas / Unsplash - Luiza Giannelli