Los turistas japoneses que visitan Catalunya gastan una media diaria de 598,6 euros. Una cifra muy alejada de los 240 euros que gasta un turista americano o los 120 de un visitante francés. Este es uno de los datos que explica el extraordinario interés que Catalunya tiene para los visitantes provenientes del archipiélago nipón. Y es también la razón que impulsa a la delegación catalana organizada por el departamento de Empresa con motivo de la Semana Catalana de Osaka, a la que se han apuntado 13 empresas, desde Freixenet y Bodegas Torres, hasta La Pedrera, el MNAC, o los Hoteles Derby y Mandarin. Dentro de esta estrategia la cocina catalana, como experiencia culinaria que se ofrece al visitante, ocupa una posición esencial; y el hecho de que Catalunya haya sido designada este año como Región Mundial de la Gastronomía pone el tema en bandeja —nunca mejor dicho. Todo ello es también uno de los objetivos del viaje oficial del president de la Generalitat, Salvador Illa, que ha dedicado la tarde del primer día de su agenda a Tokio a la cultura y la gastronomía.
Si por la mañana ha mantenido una reunión con empresarios catalanes presentes en Japón y se ha reunido con la vicegobernadora del Gobierno metropolitano de Tokio, Akiko Matsumoto, con quien ha tratado sobre un vuelo directo entre Barcelona y la capital japonesa, por la tarde ha cerrado su primer día en Tokio con una visita a la exposición dedicada a Joan Miró en el Museo Metropolitano de Arte. Lo ha hecho de la mano del director de la Fundación Miró, Marko Daniel, y del director del Museo, Akiya Takahashi. La exposición ofrece un recorrido por la obra de Miró a través de obras representativas y emblemáticas y se ha organizado en colaboración con el Reina Sofía, el MOMA y colecciones privadas. Es la primera vez que se organiza una muestra de esta magnitud del artista catalán en Japón; se ha situado como uno de los acontecimientos culturales de la temporada y recibe la visita de entre 2.000 y 2.500 personas al día.
Illa, que esta tarde ha aparecido acompañado constantemente del embajador español, Iñigo de Palacio, ha protagonizado una visita exprés por las obras clave que se exponen, desde el autorretrato de Miró de 1919, que abre la exposición y que formó parte de la colección personal de Pablo Picasso, hasta el espectacular Tríptico de los fuegos artificiales, que pintó en 1974, pasando por La Masia, en la que evoca la casa familiar de Montroig i que se exhibe en una sala que lleva por título De Montroig a París.
Calçots with the tipical sauce
Illa y el embajador español han acudido a continuación a la cena que se había convocado en el Hotel Ritz, en el marco del año mundial de la gastronomía. Ha sido un duelo entre Carme Ruscalleda y Joan Roca, que han ofrecido una degustación de 18 platos, entre los cuales, los Calçots with the tipical sauce, La Cerdanya trinxat o xuixo with duck à l'orange.
Mientras Ruscalleda montaba los platos de rape en un lado de la sala, en el rincón opuesto Joan Roca preparaba personalmente los xuixos rellenos de pato, mirando de reojo la acogida del plato mientras preguntaba a la traductora si tenían éxito. Un vistazo sobre las mesas por donde deambulaban los comensales parecía indicar que el trinxat quedaba como el plato más incomprendido por el público nipón, abandonado sobre el mantel, desafiando la diligencia japonesa para hacer desaparecer platos y cubiertos a medida que iban siendo usados.
Previamente, Illa ha defendido que la gastronomía de cada lugar es el mejor embajador del país y de su cultura y que así lo entiende Catalunya, que considera que la comida es identidad, cultura, salud y futuro. "Es una forma de vivir y de ser", ha asegurado, además de proclamar que Catalunya vive el mejor momento gastronómico de su historia.