El candidato del PSC a la Generalitat, Salvador Illa, ha tildado de "decepcionante" el discurso que ha pronunciado a la nueva presidenta del Parlament, Laura Borràs, después de ser proclamada. En rueda de prensa desde la Cámara, una vez hecha la constitución, Illa ha afirmado que "juzgaremos por lo que hacen, no por lo que dicen que hacen, pero lo que han dicho que se propone hacer no nos ha gustado nada. Apunta a una cronificación de la situación y nos ha parecido decepcionante".

Aunque no le guste nada a Illa, Borràs será la presidenta del Parlament que se encuentre en su intención de presentarse a la investidura, potestad que hay que recordar que tiene la dirigente de JxCat y no los candidatos de cada grupo. Sin embargo, Illa ha reiterado que le transmitirá su voluntad de "ser el nuevo president de la Generalitat" para ganar la confianza de la mayoría de diputados, gesta casi imposible teniendo en cuenta la mayoría independentista de 74 escaños.

 

Illa no se ha sido de cargar contra el discurso de Borràs, en qué ha soltado ideas como "hacer respetar el Parlamento ante injerencias exteriores y culminar la liberación nacional". El socialista ha afirmado que la primera obligación de la nueva presidenta es preservar la dignidad de la Cámara y respetar el marco de convivencia y del Estado de derecho. "Algunos insisten en hacer del Parlamento una herramienta de confrontación, en lugar de una herramienta útil de diálogo para solucionar los problemas de los ciudadanos.

Precisamente, sobre la aritmética parlamentaria actual y sobre el hecho de que Borràs sea quien decida qué candidato se presenta a la investidura --también quiere hacerlo Pere Aragonès (ERC) y está más cerca de conseguir los apoyos necesarios--, el socialista ha dicho que Borràs decidirá, pero que él quiere cumplir su compromiso: "Tengo la legitimidad y la obligación de intentar una investidura, y lo haré".

Illa y Granados, aspiración que acaba en frustración

El futuro nadie lo puede predecir pero todo hace pensar que Illa se quedará tan o más lejos en sus aspiraciones que su número dos, Eva Granados, la candidata del partido a presidir el Parlament. Granados no sólo no ha podido convertirse en la segunda autoridad de Catalunya sino que ha visto relegada su posición final a vicepresidenta segunda, en una Mesa donde los independentistas ocuparán cinco de los siete asientos.

Ahora bien, el único malestar que los socialistas parece que podrán provocar en ERC será la imposibilidad que los comuns formen parte del Govern de "vía amplia" que los republicanos vienen defendiendo desde hace mucho tiempo. Su líder, Jéssica Albiach, ha dado casi por cerradas las negociaciones con el partido de Oriol Junqueras por el hecho de que Borràs se haya convertido en presidenta de la Cámara.

"Tenemos el Parlament más de izquierdas desde 1980 y, por lo tanto, no entendemos que la presidenta del Parlament sea Borràs. ERC ha seguido manteniendo la hipoteca con JxCat. Nosotros se los dijimos: o Govern u oposición. Ahora nosotros seguiremos trabajando desde la oposición", ha lamentado.