Apenas constituirte, el Gobierno de coalición puso en marcha la maquinaria para aprobar unos nuevos presupuestos del Estado. Incluso logró sacar adelante los objetivos de déficit y defensa para el conjunto de administraciones. Pero la pandemia global del coronavirus, con una fuerte carga sobre las cuentas públicas y una fuerte recesión económica, ha cambiado todos los planes. Una vez superado el estado de alarma, el equipo de María Jesús Montero ya trabaja en unas nuevas cuentas, pero para el 2021. Y también ha cambiado la estrategia: la derecha también se tiene que involucrar. Los aliados de la moción de censura y la investidura han dejado de ser prioritarios. De momento, las peticiones expresas de ERC son ignoradas desde La Moncloa.

Según fuentes del Gobierno, la intención es la de presentar el proyecto de presupuestos del 2021 "en tiempo y forma". Eso querría decir presentarlos a finales de septiembre, pasadas las vacaciones de verano. El ejecutivo acabaría de cerrar las ayudas europeas durante el mes de julio y agosto lo dedicaría a sondear los apoyos a las cuentas públicas, abriendo el diálogo con todas las fuerzas políticas, no sólo con sus socios. En otoño se llevarían a las Cortes españolas, por este orden, el techo de gasto, la senda de déficit y, finalmente, el proyecto de presupuestos.

Las demandas hechas por ERC han sido ignoradas por el Gobierno. En primer lugar, que estos no se negocien con la derecha. El ejecutivo ya hace semanas que reclama al PP y Ciudadanos que se sienten a hablar de las cuentas públicas. En su cambio de estrategia, Ciudadanos se ha puesto bien, aunque pide desactivar la mesa de diálogo entre el Estado y la Generalitat. Los populares también están virando timidamente. A pesar de su dura oposición, el debate está abierto. Este lunes, Ana Pastor aseguraba que "aquellas cosas que pueden ser sensatas y buenas para los ciudadanos, el PP estará para apoyarlas".

Este mismo martes, desde la sala de prensa de La Moncloa, María Jesús Montero ha vuelto a insistir en ello. "Espero que el PP no se autoexcluya o ponga líneas rojas", ha asegurado Montero. "Estas tienen que ser unas cuentas que tengan un amplio consenso. ¿Si no lo son ahora, cuándo lo serán?", ha preguntado.

Por otra parte, también un no a la posibilidad de retrasar la presentación de los presupuestos para que no coincidan con unas hipotéticas elecciones catalanas. Esta coincidencia complicaría mucho el apoyo de ERC a las cuentas públicas, como han advertido los mismos republicanos. Pero desde el equipo de Montero reiteran su voluntad de presentarlos "en tiempo y forma" para que entren en vigor en enero del 2021. Sólo si los números no salen, la ministra de Hacienda "agotará las posibilidades" y estirará los plazos.

Los socialistas, y especialmente Montero, tienen bien presente en la memoria el naufragio de los presupuestos del Estado de febrero del 2019, que acabaron desembocando en una fuerte inestabilidad política y dos elecciones generales consecutivas. Las cuentas ni siquiera llegaron a superar la tramitación por parte del pleno del Congreso, por el voto en contra de las formaciones independentistas, que meses antes habían facilitado la moción de censura contra Mariano Rajoy. Fue al día siguiente de empezar el juicio del procés en el Tribunal Supremo.

La mesa de diálogo, en standby

Desde de ERC han atado en todo momento la aprobación de los presupuestos del Estado al progreso de la mesa de diálogo entre el Estado y la Generalitat. Ni siquiera está claro cuando se reúna esta mesa. El horizonte es la segunda quincena de julio, pero no está ni mucho menos cerrado. Después de insinuar que dejarían pasar las elecciones catalanas, este martes el Gobierno ha pasado la pelota al president Quim Torra: tiene que aclarar si quiere reunirla ya. Fuera de cámaras, desde el ejecutivo cuestionan la "voluntad política" del presidente de la Generalitat.