El gobierno español ha hecho pública una nota en que admite que el conseller Joaquim Forn ha dado positivo en la prueba de la tuberculosis, conocido como test de Mantoux o test de la tuberculina, pero quita hierro a esta situación, niega que tenga la enfermedad y asegura que ni siquiera se le están aplicando los protolocos médicos habituales. La familia del conseller asegura, en cambio, que se le está aplicando un tratamiento y que además le está provocando efectos secundarios.

El ejecutivo español ha respondido así después de que El Nacional ha publicado que la revisión que se le ha hecho en la prisión de Estremera ha dado positivo en la prueba de la tuberculosis. El Gobierno quita importancia a este hecho y niega que el conseller tenga la enfermedad. Según la valoración del Gobierno, el positivo en la prueba sólo demuestra que "en algún momento de su vida, posiblemente en la infancia", ha tenido contacto con el bacilo. "Pero en ningún caso quiere decir que la sufra. Está completamente descartado, según las pruebas médicas a las que ha estado sometido", remachan.

La nota acaba asegurando que ni siquiera se le han aplicado los "protocolos médicos establecidos" en caso de tuberculosis que Instituciones Penitenciarias pone en marcha automáticamente y que incluye, si es necesario, la hospitalización del interno, la evacuación del centro y el tratamiento por parte de un equipo médico especializado. "En el caso del exconseller de Interior de la Generalitat, no ha sido necesario poner en marcha este mecanismo dado que el interno no sufre ninguna enfermedad", concluye.

Por contra, fuentes del entorno de Forn aseguran que hace semanas que ya se le está aplicando un tratamiento profiláctico y que así lo impone el protocolo penitenciario ante la necesidad de proteger a la población carcelaria de posibles contagios. Estas fuentes insisten que todo apunta a que la enfermedad ha sido contagiada en la prisión a pesar de que sea imposible probarlo.