El exministro británico Norman Tebbit, hoy en la cámara de los Lores, ha avisado al Estado español de que "juega con fuego" con la cuestión de Gibraltar. "La vanidad ha llevado a los políticos españoles a jugar con fuego y hace falta que sepan que eso tiene sus peligros". "Si yo fuera primer ministro", añade, "dejaría saber a Madrid que pienso invitar a los líderes del movimiento independentista catalán a Londres o incluso llevar su deseo de independencia a la ONU".

Tebbit tiene una columna semanal en el Daily Telegraph, el diario de los conservadores de clase media-alta y alta. El exministro no se corta. "Los catalanes son diferentes de los españoles. Son personas de mentalidad abierta, atlantistas, gente que ya comerciaba con Cornualles [el sur de Inglaterra] y Gales hace mil años", explica.

El columnista no es un cualquiera. Tebbit era ministro de Empleo (1981-83) en el gabinete de Margaret Thatcher cuando la primera ministra decidió enviar una flota de guerra para reconquistar las Islas Malvinas, invadidas por el ejército argentino. Este domingo se cumplen 35 años exactos de aquella decisión. También ha sido presidente del Partido Conservador (1985-87) y miembro de la Cámara de los Comunes entre 1970 y 1992.

En la misma línea que la primera ministra y otros políticos y comentaristas británicos, Tebbit despliega todo un catálogo de argumentos para razonar la soberanía británica sobre Gibraltar, desde la vigencia del Tratado de Utrecht, evitar que un conflicto bilateral enturbie el divorcio de la UE o el interés estratégico de los EE.UU. y la OTAN en que sea el ejército británico y no el español el que proteja el peñón.

Norman Tebbit

La decisión de los gibraltareños

También recuerda, además, que "el 96% de sus 30.000 ciudadanos votaron recientemente a favor" de seguir como territorio británico de ultramar. En realidad, se equivoca: este es el porcentaje de llanitos que votó a favor de seguir en la UE en el referéndum del Brexit.

El referéndum del que habla se celebró en el 2002: sólo 187 votos de 18.000 fueron favorables a la soberanía compartida con España. Es decir, un 1,08%.

Tebbit explica que "Gibraltar no es una colonia" y que su estatuto actual "fue resuelto por el Tratado de Utrecht hace unos 300 años, cuando (...) fue cedido a perpetuidad por España a Gran Bretaña". El lord se queja de que Bruselas no sólo trate de evitar que el Reino Unido "ejerza su legítimo derecho [a] salir de la UE" sino que "incite al gobierno español a romper el Tratado de Utrecht".

Utrecht no es propiamente un tratado, sino una serie de acuerdos de paz multilaterales firmados en 1713 por Castilla y Francia con los Países Bajos, de quien el Reino Unido era aliado, que cerraron la Guerra de Sucesión española. Este tratado reconoce a Felipe V rey de la corona castellana a cambio de ceder los territorios europeos a los Habsburgo austríacos, y Gibraltar y Menorca a los británicos. Además, la Corona de Aragón perdería su soberanía a manos castellanas.

Es contra este tratado que la Junta de Brazos de Barcelona de agosto de 1713 opone la guerra a ultranza que acabaría con la derrota del 11 de septiembre de 1714.

Perdedores

Para Tebbit, la Comisión Europea, para negociar el Brexit, "sugiere que el Brexit no se aplicará a Gibraltar sin un acuerdo entre el Reino de España y el Reino Unido", como queriendo decir que el artículo 50 de los tratados europeos, que permite la salida de un estado miembro, no se aplicaría "a menos que permitamos a España incumplir el Tratado de Utrecht". Tebbit espera que eso sólo sea "otro farol" porque el peñón es una "causa perdida" para España.

Por el lado militar, Tebbit da una colleja al Estado español al recordar que el ejercito británico en Gibraltar sería capaz de negar la entrada en el Mediterráneo "a los barcos de guerra rusos de la flota del Mar Negro", en alusión al trato por el que el gobierno español autorizaba a los buques rusos en ruta a la guerra de Siria a proveerse en el puerto de Algeciras.

El lord insiste que "el Reino Unido no puede abandonar a los gibraltareños ni sacrificar un interés estratégico occidental vital". Cierra la columna recordando al hermano mayor europeo que "hay un fuerte interés alemán en mantener un régimen de comercio seguro y abierto con el Reino Unido, y la señora Merkel tendría que presionar a Madrid para que entienda que este objetivo es más importante para ella que dejarse arrastrar por la vanidad española de recuperar un tratado que perdieron ya hace 300 años".

'The Independent' entra

El digital The Independent, de centroizquierda, ha hecho un especial sobre el caso. Su artículo editorial es menos patriótico. Avisa de que España puede hacer la vida imposible a Gibraltar y que de ahora en adelante la UE no será un freno sino un aliado. En este contexto, recuerda, es una ironía política y vital la condición actual de los gibraltareños, el 99% de los cuales rehusó la soberanía compartida con España en 2002 y un 96% rehusó marcharse de la UE en 2016.

El diario sugiere que el Reino Unido y los llanitos tienen que cuestionarse los costes del actual status de Gibraltar y actuar en consecuencia.

"Es posible algún tipo de compromiso inteligente y racional que sea aceptable para el Reino Unido, Gibraltar y España," concluye, "pero en un caso tan emocional es más probable que lo aparten del camino por orgullo patriótico y nacionalismo".