"Hace 35 años luchaba por la inmersión lingüística por mis hijos y ahora lucho para que la mi nieta no la pierda". Así recuerda Jesús Martínez la lucha que empezó el año 1982 junto con otros padres de la escuela Rosselló Pòrcel de Santa Coloma de Gramenet para que sus hijos pudieran ser escolarizados en catalán.

Jesús llegó a Barcelona cuando sólo tenía tres años, procedente de Murcia, y recuerda los problemas de integración que tuvo de niño y joven para integrarse en una sociedad catalanohablante. "En el Carmel no había ningún problema, pero cuando salía de allí había problemas de integración", recuerda mientras explica sus primeros años de vida en este barrio barcelonés y su paso después por Badalona.

Por eso Jesús, junto con otros padres, lo tuvo claro. No quería que sus hijos pasaran por la misma situación. Así, en 1982, un grupo de padres de Santa Coloma de Gramenet decidieron unirse para pedir que el catalán fuera la legua vehicular de las escuelas públicas catalanas: "queríamos que nuestros hijos se integraran plenamente en el lugar donde habían nacido, queríamos una integración total en su tierra".

En aquella época sólo algunas escuela privadas o concertadas tenían escolarización en catalán, lo que, como recuerda Jesús, no garantizaba la igualdad de oportunidades a los hijos de inmigrantes que iban a las escuelas públicas. Por eso, este grupo de padres se puso en pie de guerra. Primero sólo se reunían cada semana en un local cedido por el ayuntamiento de Santa Coloma, pero después pasaron a la acción y llevaron la reivindicación ni más ni menos que al Palau de la Generalitat.

En una visita al municipio del entonces presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, este grupo de padres decidió abordarlo y darle a conocer sus reivindicaciones. Tres semanas más tarde estaban reunidos en el Palau con él y con la consellera de Educación y el curso siguiente la escuela Rosselló Pòrcel ya daba clases en catalán en tres cursos. Más tarde se siguió ampliando hasta tener el sistema actual. Un sistema que ahora se ve amenazado por el gobierno español y Ciudadanos que luchan desde hace año para acabar con la inmersión.

El 155 y el nuevo ataque al catalán

Los ataques al catalán no vienen de nuevo. Hace años que fuera de Catalunya la inmersión lingüística es cuestionada y es vista como una herramienta de adoctrinamiento, además de ser una obsesión para el Partido Popular y Ciudadanos. En 2013, la escuela catalana recibió uno de los ataques más importantes, cuando el Congreso aprobó la LOMCE con los votos sólo del PP. La ley, más conocida como Llei Wert, fue el gran proyecto del ministro José Ignacio Wert, recordado por el un discurso al Congreso donde aseguraba que su objetivo era "españolizar los niños catalanes".

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Wert no consiguió acabar implantando el sistema que había diseñado para 'españolizar' las escuelas catalanas y, además, el pasado mes de febrero el Tribunal Constitucional tumbó la dotación de 6.000 euros para las familias que pedían la escolarización en castellano en los centros privados que el ministro Wert había fijado en el 2014. Según el TC, invadía competencias de la Generalitat.

Ahora, sin embargo, y aprovechando la suspensión de la autonomía catalana a través del 155, el gobierno español vuelve al ataque. La conselleria de Educación está actualmente bajo el control del ministro Méndez de Vigo, que ya se ha comprometido a buscar la fórmula para ampliar el castellano en la escuela de cara al curso que viene, aunque no ha especificado de qué manera lo hará.

"Buscan la confrontación donde no la hay"

Este nuevo ataque al modelo lingüístico ha puesto en pie de guerra la comunidad educativa, que este sábado vuelve a salir a la calle para defender el actual modelo. Un modelo que aseguran que es de "éxito", "consensuado" y que es "cohesionador".

Xavier Corbera, portavoz de Somescola, la plataforma que organiza la manifestación y que agrupa una cincuentena de entidades de la escuela catalana, asegura que hay una "voluntad manifiesta de PP y Cs de cargarse la inmersión lingüística" y de acabar "con un modelo de sociedad". En declaraciones a El Nacional, crítica que estén buscando "confrontación donde no hay" para "ganar votos".

"Como puede ser que un padre quiera limitar el conocimiento de una lengua de su hijo", denuncia Corbera, que defiende que el castellano ya se enseña a las escuelas catalanas y que, además, los resultados de las pruebas PISA demuestran que el modelo catalán es de "éxito". En el informe publicado de diciembre del 2016, los alumnos catalanes quedaron por encima de la media española, de la europea y de la del OCDE.

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Además, Corbera recuerda que incrementar las horas de castellano no implicaría un mejor conocimiento de la lengua, y pone como ejemplo el País Valencià, donde la reforma del modelo educativo que incrementó la presencia del castellano no hizo aumentar las competencias lingüísticas de los alumnos en els lengua pero sí que hizo disminuir las del catalán.

También así se expresa otra portavoz de la plataforma Somescola, Carme Roca, que llama a toda la ciudadanía a manifestarse para "defender a un modelo que hace muchos años que funciona y que se ha demostrado que es un éxito". Además, asegura que el 155 no puede cargarse la inmersión porque "sólo permite desarrollar la vida diaria de la comunidad en la que se está aplicando el 155, pero no puedes hacer una modificación en la normativa ni en las leyes" y, además, defiende que no lo permitirán.

"Es un intento de cargarse la lengua. No sólo la inmersión. Esta es la punta de lanza de muchas cosas más", concluye Jesús, al ser preguntado por como ve el nuevo ataque del Gobierno español a la escuela.

La lucha de las Islas Baleares

Este intento de romper el modelo de inmersión lingüística de Catalunya hace recordar lo que ya hace unos años tuvo lugar las Islas Baleares. En 2012, el gobierno del PP encabezado por José Ramón Bauzà introdujo la elección del castellano a las escuelas. Hasta aquel momento en las baleares había un sistema de inmersión lingüística parecido al de Catalunya. Bauzà, sin embargo, fracasó. Sólo un 7,8% de las familias optaron por el castellano y en muchos centros ni siquiera hubo ninguna petición.

El popular, sin embargo, no se rindió y en el 2014 aprobó al conocido como decreto del trilingüísmo, que eliminaba la opcionalidad e implantaba un modelo único que reducía el uso del catalán. Concretamente, era un sistema en el que las clases se impartieran en catalán, castellano e inglés a partes iguales.

El recibimiento dentro de la comunidad educativa fue tajantemente contraria al decreto, que respondió con una huelga y tres personas empezaron un ayuno como protesta. El profesor mallorquín Jaume Sastre llegó a estar 40 días en huelga de hambre para protestar contra la medida.

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Un año después, el Tribunal Superior de Justicia de las Baleares suspendió el decreto porque no se había tenido en cuenta la opinión de la Universidad, la autoridad lingüística competente según el Estatuto.

La plataforma Somescola todavía no se plantea tener que llegar a una situación límite como esta, ya que creen que "no se atreverán"en implantar este sistema en Catalunya, pero dejan claro que "no lo aceptaremos de ninguna de las maneras". De momento, sin embargo, llaman a manifestarse masivamente este sábado para demostrar que "somos muchos" los que defendemos este modelo. La manifestación empezará a las cinco de la tarde en el cruce de paseo de Gracia con ronda Sant Pere e irá caminando hasta Arc de Triomf, donde se harán los parlamentos y varias actuaciones musicales.