A quince días de la fecha límite, Pere Aragonès sólo cuenta con 42 votos a favor de su investidura -de ERC y la CUP-, los mismos que hace dos meses. Aspira a sumar 8 más, de los comunes, pero sabe que con 50 tampoco le bastará. Para que salgan los números necesita 4 más y 28 abstenciones. Y eso sólo será viable si convence a Junts per Catalunya, dividido y sin nada claro, o si algún otro partido ahora mismo situado en "no" cambia de posición. En este punto, todas las miradas se dirigen al PSC, ni mucho menos dispuesto a hacer "un Valls" -dar apoyo gratis como hizo el ex primer ministro francés con Colau- teniendo en cuenta que Illa ganó las elecciones. Visto el panorama, y ante la amenaza real de tener que volver a las urnas, ERC se prepara para activar de forma inminente su maquinaria electoral, aunque Aragonès confía en que la situación todavía se pueda salvar.

Según ha podido saber ElNacional.cat, en los próximos días, antes del fin de semana, podría reunirse ya el comité de campaña de Esquerra Republicana, para empezar a preparar el terreno en caso de que fracase la operación para situar a Aragonès en la presidencia de la Generalitat. Con todas las funciones.

Reconducir la situación con Junts

En cualquier caso, la prioridad de ERC pasa por luchar hasta el último minuto para materializar la investidura y evitar unos nuevos comicios que todos los sondeos internos indican que dilapidarían la mayoría independentista del 14-F. La demoscopia apunta, de hecho, que los socialistas podrían ser los grandes beneficiados de una nueva cita con las urnas, cosa que también explicaría sus pocas ganas de facilitar la investidura de Aragonès. Para rematarlo, Vox también subiría.

Los puentes con Junts todavía no han volado por los aires. En las últimas horas, Aragonès y Sànchez han hablado y ERC espera que los equipos negociadores se vean para reconducir la situación. De salida, la posición de los de Junqueras es que la coalición ya no es posible, sino que la única alternativa pasa para que Junts dé apoyo a un gobierno en solitario de ERC y pasada la investidura, sigan negociando para ver si pueden entrar al ejecutivo más adelante. En paralelo se han acelerado las conversaciones con los comunes, con una nueva reunión este mismo martes.

Borràs por Aragonès

Desde de ERC entienden que el precio por los votos de Junts a la investidura de Aragonès ya lo pagaron por adelantado cuando votaron a favor de Laura Borràs para presidir el Parlament, el pasado 12 de marzo y se agarran a un documento según  el cual los de Puigdemont se comprometieron a ello.

Según trasladan fuentes de ERC, el escrito decía lo siguiente: Cerrado el acuerdo para la articulación del resultado del pasado 14-F y la constitución de la Mesa del Parlamento con mayoría independentista, los dos grupos parlamentarios nos conjuramos a proseguir los trabajos ya iniciados que tienen que permitir cerrar las grandes prioridades de la legislatura y la elaboración del plan de gobierno, así como la estructura del mismo, con el compromiso de llevar a cabo la investidura de Pere Aragonès, en primera vuelta, situando el límite el próximo 26 de marzo.

¿Nueva campaña, nuevo relato?

Cómo enfocar la nueva campaña, que si se acaba produciendo será sólo de una semana, no será un trabajo fácil, sobre todo si se acaba certificando la ruptura con Junts. En la carrera hacia el 14-F la proclama de los republicanos era la apuesta por la vía amplia -que apelaba a una gran coalición de gobierno con Junts, los comunes y la CUP-, una apuesta que se habrá demostrado imposible y caducada si hay repetición electoral. A partir de aquí, si se comprueba que la alianza entre independentistas no es posible, la reflexión que tendrán que hacerse los estrategas de ERC es si es viable mantener el cordón sanitario al PSC, que se vieron forzados a firmar el 14-F delante de la presión constante de Junts con el fantasma del tripartito.

Vale la pena recordar que la repetición de las elecciones españolas por la falta de acuerdo para investir presidente, acabó desencallando un pacto que hasta entonces había parecido imposible, entre el PSOE y Podemos. Sánchez había negado por activa y por pasiva su disposición a sentarse Iglesias en la Moncloa. Y finalmente, una vez pasados por el tamiz de las urnas, acabaron pactando.

En la imagen principal, Aragonès y Vilalta este martes en el Parlament. / M. F.