Todo movimiento sísmico desencadena una onda expansiva que termina impactando más allá del epicentro. Aplicando la lógica de la sismología a la actual situación política, en la sede de Esquerra Republicana se han activado las alarmas para blindar Catalunya de los efectos colaterales del terremoto político madrileño y estatal. "Es cierto que el Gobierno tendrá ahora otras prioridades", comentan fuentes del partido a ElNacional.cat. Asimismo, explican que ha empezado a hacer presión" al PSOE y la Moncloa para que en medio de tanto ruido no se olviden de los compromisos adquiridos.

Casualidad o no, la sacudida a nivel español llega, precisamente, cuando Catalunya va en busca de estabilidad, con una nueva legislatura recién estrenada y en plena negociación abierta por la investidura de Pere Aragonès. Aunque por la mínima, la vía pragmática de ERC se ha impuesto a la de la confrontación de Junts en las elecciones del 14-F. Los republicanos, pues, llevan ahora la voz cantante de la nave del procés. Ahora bien, el margen de un diputado de diferencia con el partido de Puigdemont es demasiado escaso para dirigir la estrategia sin contestación. Más todavía cuando las dos principales fuerzas del independentismo necesitan aún a la CUP para seguir avanzando.

Madrid-Murcia-Moncloa.

Lo que empezó como una moción de censura contra un presidente autonómico ha acabado destapando una crisis de dimensiones generales que afecta la política española en su conjunto. Ayuso imprimió el golpe de efecto y Pablo Iglesias ha acabado de agitar el tablero, anunciando que dimite como vicepresidente para ser candidato de su partido a las elecciones de Madrid.

El líder de Podemos se había convertido en los últimos meses, en el mejor aliado para el independentismo dentro de la Moncloa, defendiendo sin ambages que Puigdemont es un exiliado político o cuestionando abiertamente el encarcelamiento de Pablo Hasél. Con su salida del gobierno, Pedro Sánchez se deshace de una pieza incómoda en su relación con Catalunya.

De hecho, en la negociación para los presupuestos generales del Estado, durante la cual Ciutadans se ofreció como alternativa a ERC y Bildu, Iglesias fue determinante para tirar a Sánchez hacia la izquierda y repetir la alianza con los independentistas catalanes y vascos.

Desde de ERC reconocen en este diario que será importante ver como queda Cs después de los comicios madrileños, sobre todo teniendo presente que "a Sánchez ya le gusta pactar con ellos". Lo ha hecho en más de una ocasión a lo largo de la legislatura, por ejemplo para salvar prórrogas del estado de alarma.

Resurrección urgente de la mesa de diálogo

En plena campaña electoral para las elecciones catalanas, ERC arrancó el compromiso de Pedro Sánchez de reunir de manera urgente la mesa de diálogo, inmediatamente después del 14-F. Fue a través de una moción que presentaron los republicanos en el Congreso y que contó con el voto favorable de los diputados socialistas.

El espacio de negociación nació a cambio del apoyo de los de Junqueras a la investidura de Pedro Sánchez ya hace más de un año. En la primera y única reunión celebrada, en febrero de 2020, la delegación catalana la encabezó el entonces president, Quim Torra, que siempre receló, en público y en privado, de la utilidad de la mesa. ERC confía que la predisposición del PSOE con Aragonès como interlocutor sea otra y puedan verse resultados. La nota que publicó la Moncloa después de la cita inaugural anunciaba el compromiso de "reunir mensualmente" la mesa.

"Ellos asumieron unos compromisos -desjudicialización, solución política al conflicto catalán, derogación de la reforma laboral y la ley mordaza- y lo que tienen que hacer es cumplirlos" aseguran fuentes de ERC, que se han activado en Madrid para recordar a los socialistas la agenda política que han acordado por escrito y exigirles que no utilicen de excusa el clima preelectoral existente para aplazarla.

Cómo auditar el espacio de diálogo con el Estado es uno de los elementos que más horas de discusión ha comportado en la negociación entre ERC y Junts para formar gobierno. Los junteros quieren poner un dead line. Los republicanos estudian de qué manera pueden pautarla sin caer en el error de los famosos 18 meses de Junts pel Sí. Una de las opciones sería darle margen hasta las próximas elecciones españolas que, si no se adelantan, tendrían que ser a finales de 2023. De hecho, Junqueras y Rovira, como también el programa electoral de ERC, ya han dejado claro que a pesar de su compromiso por el diálogo, no aceptarán que éste se eternice. Si el PSOE la deja morir de inanición quieren estar preparados para levantarse de la mesa y explorar un nuevo embate unilateral.

Ley de amnistía

Este martes, los grupos independentistas en el Congreso presentarán la propuesta de ley de amnistía. Precisamente, el PSOE se ha encargado de poner agua al vino a las expectativas de ERC, Junts y comunes, a través del ministro José Luis Ábalos, que se ha pronunciado en contra de la ley antes ni siquiera que haya llegado al Congreso. No ha sido ninguna sorpresa. En esta batalla, la aspiración de los republicanos es conseguir arrastrar a los comunes y Podemos para que voten a favor. Otra cosa serán los indultos. 

En la imagen principal, Pedro Sánchez y Pere Aragonès. / EFE