Por mucho que hasta ahora se hayan resistido a reconocer que las conversaciones pasan también por distribuir las sillas de las principales instituciones catalanas, lo cierto es que el reparto de cargos es una parte imprescindible y obligada de toda negociación. El viernes se constituye el nuevo Parlament, que inaugurará la XIII legislatura. De la sesión saldrá la composición de la Mesa, fruto de una votación tan pesada como decisiva. Que el independentismo tendrá mayoría se da por hecho, con cuatro de los siete puestos en liza asegurados. Lo que este martes han abordado ERC, Junts y la CUP en la primera reunión a tres desde las elecciones es qué peso tendrá cada uno de ellos. Y de momento no han cerrado "ningún acuerdo destacable". Así lo han comunicado los anticapitalistas, que en el encuentro se han vuelto a postular para la presidir el Parlament.

En disputa hay siete plazas -la presidencia, dos vicepresidencias y cuatro secretarías- que se votarán el viernes una a una, sucesivamente, y a través de papeleta. Cada diputado tendrá que escribir un nombre y saldrá escogido quien tenga más votos. En caso de empate, si no se deshace después de cuatro votaciones, gana el candidato del grupo con más escaños. Teniendo en cuenta el reglamento, la composición acaba dependiendo, siempre de los pactos entre las fuerzas parlamentarias.

Los usos y costumbres del Parlament establecen que los tres primeros grupos de la cámara, en este caso PSC, ERC y Junts, tengan dos sillas cada uno. La séptima recae habitualmente en la cuarta fuerza. El cordón sanitario que que socialistas, comunes e independentistas preparan para cerrar el paso a la extrema derecha en el órgano rector de la cámara, deja una vacante. El independentismo apuesta porque corresponda a la CUP, que es la siguiente fuerza detrás de Vox. En tal caso, serían cinco independentistas en la Mesa.  

Sin embargo, el PSC ha afirmado públicamente que prefiere que entren comunes o Cs. Si los de Jèssica Albiach se suman al PSC, el PP y Cs conseguirían hacerse con el séptimo puesto. En cualquier caso, si ERC y Junts acceden, los anticapitalistas estarán en la Mesa por primera vez en la historia, aunque sea cediéndoles un sitio propio. Queda por ver con qué papel.

El PSC, al acecho

El encuentro trilateral entre ERC, Juntos y la CUP ha sido este mediodía en el Parlament. Los anticapitalistas han vuelto a poner sobre la mesa su disposición a asumir la presidencia para garantizar que a la cámara "se puede hablar de todo" sin sucumbir a las injerencias del Tribunal Constitucional.

De su lado, Junts considera que, siguiendo el protocolo que se ha aplicado en las últimas legislaturas, el cargo les correspondería a ellos. Hasta ahora, ERC ha controlado la segunda institución del país -primero con Forcadell y después con Torrent- en tanto que segunda fuerza del independentismo. Ahora que se han invertido los papeles, los de Puigdemont reivindican la plaza. En el medio, los republicanos hacen equilibrios para evitar que un paso en falso haga saltar por los aires la negociación. Una de las opciones que les quedaría sería entregar una vicepresidencia a la CUP y conformarse con dos secretarías. La otra vicepresidencia sería para el PSC.

Rascando más allá de los titulares, lo cierto es que los cupaires no han puesto como línea roja para investir Aragonès que ERC les entregue la presidencia del Parlament. De hecho, sin contar con la complicidad de Junts, los independentistas correrían el riesgo de perder el control del Parlament en beneficio del PSC, que presentará a Eva Granados.

En paralelo a la composición de la Mesa, ERC aspira a cerrar un acuerdo para la investidura y la formación del gobierno antes del viernes. Ahora mismo parece prácticamente imposible que pueda conseguirlo.

En la imagen principal, los siete puestos de la Mesa del Parlament en el hemiciclo. / Sergi Alcàzar