El estreno de Pere Aragonès en el Parlament como president de la Generalitat con todas las letras ha sido un ejercicio de equilibrismo. La voluntad declarada de la jefe del ejecutivo catalán es construir puentes. De ahí que durante su comparecencia ante el pleno haya imperado la cautela, a pesar de que desde la oposición, el socios y posibles nuevos aliados lo hayan presionado para posicionarse claramente en determinados aspectos que podrían hacerle perder la confianza de algún otro virtual compañero de viaje.

Tal como estipula la ley, el presidente ha comparecido para explicar la estructura de su ejecutivo, que pretende que sea "el gobierno de la Catalunya entera". Un hito por el cual se ha recetado "autoexigencia". Ha sidoncuando se ha abierto el turno de los grupos parlamentarios, que se han hecho evidentes las múltiples pulsiones que tendrá que gestionar Aragonès si aspira mantener el apoyo de la CUP, sumar a los comunes y en algunos casos al PSC sin perder Junts por el camino. Sin ir más lejos, para aprobar los presupuestos. 

Aviso de Junts a Aragonès

El pacto para reeditar la coalición ha costado sangre, sudor y lágrimas. Ahora, sin embargo, los dos partidos se comprometen al "respeto, la confianza y la lealtad" mutuas. Ahora bien, desde Junts, Albert Batet ha puesto en alerta a Aragonès, dejando claro que para los de Puigdemont es imprescindible dar pasos claros en el camino cabe en la República.

"Tenemos que considerarnos aliados, que sea posible es una responsabilidad compartida, nos comprometemos". En todo caso, ha dicho, "tendrá que ir acompañado de rigor, determinación y coraje". Y ha advertido Aragonès que "tocará tomar decisiones difíciles y complejas que condicionarán el país y que tendrán que guiar para alcanzar la libertad". El president se ha comprometido a "continuar el camino por culminar la independencia" y ha insistido en el diálogo y la negociación con el Estado como la mejor alternativa.

 

La CUP no se fía de los consellers de Junts

"Es imposible gobernar para todo el mundo". Así de claro le ha dejado en nombre de la CUP, Carles Riera en Pere Aragonès. El diputado anticapitalista ha puesto agua en el vino a la proclama del presidente y le ha plantado un cúmulo de encrucijadas ante las que tarde o temprano tendrá que elegir. Derecho a la vivienda o inmobiliarias, bancos o personas, redistribución riqueza o capital. "Todo es incompatible, tendrá que escoger".

Los cupaires ya han avisado en varias ocasiones que vigilarán día a día de que ERC no se desdice de aquello que acordaron a cambio de la investidura. Por eso, hoy, le han preguntado a Aragonès si ya ha dejado claro a los consellers de Junts los términos del pacto con la CUP. Riera ha puesto nombres y apellidos y se ha preguntado si Jaume Giró sabe que tiene que trabajar por el "fomento de los servicios públicos, la municipalización del agua o la banca pública," Puigneró que tiene que expropiar viviendas vacías de grandes propietarios y regular el precio de los alquileres" o Ciuró que "desahucios exprés, nunca más".

 

Los comunes, ni contigo ni sin ti

Un día más ha quedado patente el desencanto de los comunes por el hecho de que ERC se haya vuelto a casar con Junts. "La cabeza y el corazón tienen que ir alineados para que las cosas funcionen", ha dicho Jèssica Albiach al president. Como la CUP, ha puesto en duda que se puedan hacer según qué discursos con la apuesta por determinados consellers. "Habla de justicia social pero la llave de la caja la da a uno de los máximos exponentes del capitalismo de mercados", ha afirmado, en referencia al titular de Economía, Jaume Giró, exdirectivo de La Caixa.

Sin embargo, Albiach ha querido dar un voto de confianza a Aragonès. "Queremos que nos demuestre que estamos equivocados con esta desconfianza". Él le ha replicado que seguro que se puede superar "si se mira objetivamente", sin "las gafas de partido".

 

Las etiquetas de Illa

Ya desde los primeros compases de la legislatura, el nuevo jefe de la oposición ha querido mostrarse dispuesto a pactar los grandes temas de país. Así lo ha vuelto a remarcar durante la intervención de este miércoles. Eso sí, Salvador Illa ha avanzado a Aragonès que creará un "gobierno alternativo" con personas que se pondrán en contacto con cada uno de los consellers del ramo para ofrecerles "colaboración".

Al mismo tiempo, el dirigente del PSC ha cuestionado la afirmación del presidente, que se define como independentista y progresista. "Es un oxímoron", ha dicho, porque desde su punto de vista, "uno es egoísmo y el otro solidaridad". Aragonès ha rechazado la crítica. "Yo no le pondré etiquetas, Usted no me las ponga a mí. Nos atenderemos a los hechos". Al mismo tiempo ha pedido a los socialistas que "estén del lado de la solución y no actúen como freno".

Desde el ala derecha, tanto Cs como el PP y Vox ha cuestionado la estrategia independentista y han acusado al presidente de no solucionar los problemas reales de la ciudadanía y malbaratar los recursos de la Generalitat.

En la imagen principal, Aragonès comparece ante el pleno. / ACN