El juicio ya está visto para sentencia. Antxon Ramírez de Alda y Edurne Goikoetxea están a la expectativa de lo que pueda pasar, aunque las esperanzas son limitadas o directamente inexistentes. Son el padre de Adur y la madre de Ainara, dos de los jóvenes de Altsasu (Navarra) acusados de terrorismo por lo que fue una simple pelea de bar. Esta semana se cumple un año y medio desde que Adur entró en prisión cautelar sin fianza, con dos jóvenes más, y la Fiscalía pide para él 50 años por "lesiones terroristas". Ainara, la única chica del grupo, está en casa. Pero para ella solicitan doce años por "amenazas terroristas". 

Después de 15 días de un juicio en la Audiencia Nacional que no consideran que haya sido justo, se toman un respiro en Barcelona, donde siempre han encontrado apoyo, como en tantos otros puntos del Estado. Después de una campaña de "criminalización" de los "medios generalistas", se preguntan hasta qué punto llega la influencia de la Guardia Civil. En la justicia española no confían, pero en el Tribunal de Estrasburgo sí. Allí han acabado en condenas a España muchos casos de ciudadanos navarros y vascos, especialmente por torturas.

Pares Alsasua Antxon Ramirez i Edurne Goikoetxea - Sergi Alcazar

¿Cómo habéis visto el juicio?
Edurne: En el juicio hemos desmontado todas las acusaciones. Con las últimas pruebas que tuvieron que admitir se ve que fue una simple pelea, si es que llegó a eso; que no había más allá de gente con un montón de alcohol a las cinco de la mañana; que nada estaba organizado; que los golpes que reciben los guardias civiles y sus parejas no se corresponden con el parte de lesiones inicial. Lo que tienen es un tobillo roto, un corte de medio centímetro en el labio y un chichón. Todo lo demás está escrito pero nadie lo ha visto.

¿Ha sido un juicio justo?
Antxon: No. Ha sido un juicio en el que hemos tenido que demostrar nosotros la inocencia. En ningún caso han intentado demostrar la culpabilidad. La presunción de inocencia no ha existido. Hubo un mensaje único desde el primer momento, que es el que los grandes medios publicitaron y que gran parte del Estado compró. Y en base a eso han hecho su construcción. Sólo cuando no les ha quedado más remedio han admitido una prueba.

¿La sentencia ya estaba escrita?
E: Si hubiera salido el juicio como estaba previsto, sin admisión de pruebas, seguramente sí. Ahora quizás se lo plantean un poco. Pero es la Audiencia Nacional y no confiamos nada. El objetivo era muy claro: llevarse por delante la vida de nuestros hijos e hijas.

¿No confiáis en la justicia española?
E: Es que no me atrevo a llamarle justicia. No confío en un tribunal que nos ha denegado el derecho a la defensa.

A: Lo hemos dicho siempre: ha sido un proceso en el que la Guardia Civil ha sido juez y parte. Hubo guardias civiles implicados, la propia Guardia Civil hizo el informe… Estamos en sus manos desde el principio hasta el final.

E: Son peritos, son testigos… Incluso la jueza está casada con un alto mando de la Guardia Civil, y ella misma ha sido condecorada por el cuerpo.

La Guardia Civil ha sido juez y parte. Incluso la jueza está casada con un alto mando y ha sido condecorada por el cuerpo.

Muchos casos de ciudadanos vascos y navarros han acabado en condenas del Tribunal de Estrasburgo.
E
: Sí, confiamos en Europa. Lo que pasa es que para llegar hasta la justicia europea primero tienes que agotar las vías del Estado. Estamos absolutamente seguros de que Europa no admitiría este caso, pero el tiempo está en nuestra contra. Si salen condenados, todos entrarán a prisión. Pero es que hay tres que ya llevan año y medio en la cárcel...

A: No solo confiamos en Europa en el futuro. Europa ya ha estado encima del caso desde el primer momento. La Comisión Europea, mediante su vicepresidente Frans Timmermans, dijo que seguiría de cerca el juicio. Eurodiputados también lo están siguiendo atentamente. Y relatores de Naciones Unidas pusieron en alerta sobre el tratamiento del delito de terrorismo. Pero el Estado español está haciendo caso omiso.

¿Cómo están los que están en la cárcel?
A: Incrédulos. Ha pasado ya año y medio, pero siguen incrédulos porque semejante caso haya derivado hasta estos extremos. Respecto al juicio, están contentos, satisfechos de cómo ha salido adelante. Pero, como todo el mundo, dicen que están en un tribunal excepcional y el peligro está encima sus cabezas, que su futuro está en el aire.

La prisión preventiva ya ha sido una condena previa...
A: Sí, absolutamente. Y la prueba más evidente de ello es que, con el mismo tratamiento, las mismas acusaciones y con todo igual, unos están dentro y otros fuera. Es algo que no tiene ni pies ni cabeza. Es totalmente arbitrario. Parece que hay otros objetivos.

¿Qué objetivos?
A: La realidad es que ETA dejó de existir y que la situación del terrorismo ha cambiado, pero parece que el Estado se encuentra mejor en esa situación. Quieren mantener eso. Ahora lo llaman "terrorismo de baja intensidad". Quieren llevar adelante algo que no existe. Nosotros, en el pueblo, queremos vivir con un futuro, mirar hacia adelante. Pero parece que quieren una juventud con miedo.

E: Lo terrible es que hasta la consideración de los tribunales del terrorismo es tan irreal que en un principio metieron a la cárcel a siete. Con toda la correspondencia intervenida, con la merma de derechos. Y de la noche a la mañana, al cabo de un mes y una semana, comunican que sueltan a cuatro. Y salieron sin fianza.

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¿Riesgo de fuga?

Adur viajó voluntariamente dos veces de Altsasu a Madrid para declarar ante la jueza Carmen Lamela en la Audiencia Nacional. La primera vez, la magistrada no le pudo atender.  La segunda, le envió a la cárcel. Lamela alegó entre los motivos el "riesgo de fuga", a pesar de que se había presentado voluntariamente ante el tribunal excepcional. Desde entonces, hace un año y medio, se encuentra en la cárcel de Soto del Real, bajo el régimen especial F.I.E.S. (Ficheros de Internos de Especial Seguimiento), lo que implica mayores medidas de vigilancia y control para no "desestabilizar el orden de la prisión". Los familiares de los presos ya llevan a sus espaldas más de 280.000 kilómetros y casi 70.000 euros gastados en viajes.

Quizás uno de los casos más paradigmáticos es el de Adur, que inicialmente se presentó ante Lamela para declarar voluntariamente, y lo mandó a la cárcel por riesgo de fuga.
A: Sí. Además, nunca se nos olvidará que, cuando fue por primera vez, hicimos una comida de despedida porque sabíamos que iba a entrar, pero volvió. Durante el juicio ha habido pruebas de irregularidades, pero ahí sigue desde hace un año y medio.

¿Cómo es su día a día en la cárcel?
A: Los de dentro están en el régimen especial F.I.E.S., donde tienen todo intervenido. Pueden hacer estudios universitarios a distancia. En el caso de Adur, estudiaba Magisterio, que no entra en la UNED. No pudo continuar y ahora se ha matriculado a Derecho. Dentro de la cárcel no pueden hacer talleres. A Adur le gusta mucho la música, pero ni tan siquiera le hemos podido dar ningún instrumento. Ahí la convivencia es con un mundo ajeno a su vida. Siempre nos dice que ahí no tiene nada que hacer. El lado positivo --porque siempre hay que buscarlo-- es que hemos notado que ha madurado y que ha cogido una visión real de la vida. Pero la cárcel es cárcel. La vida continúa, pero para ellos se ha paralizado. Están esperando a ver si la pueden retomar.

¿Les ha truncado la juventud?
A: Eso es. Sus amigos y amigas continúan adelante, pero ellos no pueden.

La cárcel es un mundo ajeno a su vida. Adur siempre nos dice que ahí no tiene nada que hacer.

¿Y en el caso de Ainara?
E: No es tan fuerte, porque está en casa, pero sí que hay esa parte de que sus amigos siguen hacia adelante y ella no puede. Plantea el futuro en uno o dos meses, como máximo, pendiente de lo que pueda pasar. Va a trabajar, pero no tiene esa ilusión. Muchos días se plantea si le merece la pena pasarse ahora el tiempo trabajando, si luego deberá entrar en la cárcel. No se atreve a hacer un planteamiento de vida.

A: De hecho alguno, Iñaki por ejemplo, dejó de trabajar. Decía que no podía seguir así.

E: Y Ohian también dejó los estudios. Es un impacto muy fuerte. Cuando tienes veintipico, estás hablando de futuro siempre. No puedes pensar que no…

¿Y cómo lo vivís como padres?
E: Como padres nos han abierto una herida que va a costar mucho cerrar. Pero nos ha empoderado muchísimo. El estado en el que estamos hubiera sido imposible hace año y medio. Pero a base de un desgarro… Y como padres nos ha demostrado que tenemos más fuerza y más empuje de lo que creíamos.

A: Es duro y deja secuelas físicas y de todo tipo. Pero los valores que hemos cogido ante la vida nos han reforzado. Las amistades, la solidaridad… Ahora las hemos visto. Es algo tan grande que nos va a marcar para siempre.

Os habéis convertido en la cara visible... ¿Os ha afectado?
E: A mí no me importa. Nosotros lo que queríamos desde un principio era proteger la cara de nuestros hijos, que desde el primer minuto salieron en todos los medios. Entonces, como la alternativa era ponernos delante nosotros, lo aceptamos como viene, sin problema.

A: El hecho de ser la cara visible nos ha hecho recibir mucho cariño y apoyo. Y eso es impagable.

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Pruebas inconsistentes (e inadmitidas)

Durante el juicio ha habido varias irregularidades: la jueza íntimamente relacionada con la acusación (la Guardia Civil), informes contradictorios, muchas pruebas inadmitidas... Solamente hacia el final del proceso se aceptó un vídeo grabado por uno de los acusados, inicialmente rechazado, que muestra al sargento de la Guardia Civil con la camisa blanca impoluta tras el altercado, cuando la acusación aseguraba que había quedado repleta de manchas. También se le ve dar un golpe a la cámara cuando se percata de que le está filmando.

¿Cómo se construyó el relato?
E: Después del altercado, los guardias civiles decidieron que no declararían ante la Policía Foral, y que lo harían ante la Guardia Civil. Y entonces se empezó a cocer otra entidad. Luego apareció un tuit de Rajoy diciendo que eso no quedaría impune. Al día siguiente, hubo un despliegue impresionante de la Guardia Civil --y de medios en paralelo-- en el pueblo. Ahí se construye el relato a su medida, que es impensable sin una coordinación. Y finalmente la denuncia de COVITE (Colectivo de Víctimas del Terrorismo) a la Audiencia Nacional. Echaron todos los ingredientes al cóctel y les salió veneno.

¿El comentario de Rajoy fue determinante?
E: No lo sé. Pero de las 9.571 disputas que hubo ese año entre ciudadanos y agentes de seguridad, no hizo ningún tuit sobre ninguna otra. Esto ya nos da la pista de que iba a tener una entidad diferente. No por las lesiones, porque un tobillo roto no es la consecuencia de un linchamiento ni de una gran paliza. Pero sí por la operación que tenían ellos prevista.

A: En el juicio un abogado llegó a decir que le daba la impresión de que en un cajón había un informe preparado, y que lo sacaron.

Apareció un tuit de Rajoy diciendo que eso no quedaría impune. Al día siguiente hubo un despliegue impresionante de la Guardia Civil y medios en el pueblo.

¿Son un chivo expiatorio?
E: Sí, lo son. Son un ratón de laboratorio del Estado, porque es la primera que aplican la ley antiyihadista, la variación del 573. En la medida de que les salga mejor o peor, la podrán seguir utilizando. Son un chivo expiatorio porque querían hacer daño a unos jóvenes que por lo visto no resultaban de su gusto. Y se dio la cuadratura ese día. Son la pieza a mover. La Guardia Civil, la Audiencia Nacional, los partidos políticos y los medios generalistas los han tratado como muñequitos: exponiéndolos, insultándolos, acusándolos, deteniéndolos, encarcelándolos… Todo lo han hecho a su manera.

A: Quizás han demostrado el poder que tiene la Guardia Civil. Inmediatamente se creó esta situación y, a través de todo esto, obligaron a ciertas personas a decir determinadas cosas… Al pasar unos días de los hechos, empezaron a hacer unas declaraciones que acabaron convirtiendo una pelea de bar en terrorismo.

¿Detrás hay la intención de mantener vivo un conflicto que ya se ha acabado?
E: Ahí había muchos intereses y de muchos tipos. Y a esos intereses están vinculados todos y cada uno de los estamentos del Estado. No quieren pasar la página. Quien no la quiere pasar no es la población, sino quien tiene privilegios que puede perder con el fin del conflicto.

¿Qué tienen que perder?
E: Intereses económicos, políticos, poder… Supongo que un poco de todo.

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Preocupación internacional

Más allá de las fronteras de Euskal Herria y del Estado Español, hay preocupación por el caso de Altsasu, que está siendo seguido con mucha atención. La organización Amnistía Internacional ha sido observadora durante las diferentes sesiones del juicio, y tras ellas concluyó que los cargos de terrorismo deberían ser retirados. Denunció una aplicación “desproporcionada” de este tipo delictivo. Por su parte, el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, advirtió que “las penas impuestas a las personas deben ser proporcionales a las acciones por las que pueden ser condenadas”. Añadió que lo seguirían de cerca. El relator de la ONU contra el terrorismo ha advertido en varias ocasiones sobre la definición “ambigua e imprecisa” de terrorismo en la legislación española, que permite que se pueda aplicar a cualquiera, especialmente después de la reforma del Código Penal de 2015.

¿Habéis pensado en internacionalizar el caso?
E: En la medida de nuestras posibilidades, lo hacemos. Pero nuestras posibilidades son limitadas...

A: A nivel informativo, cuesta, pero poco a poco se va abriendo camino. Pero por ejemplo, el hecho de que la instrucción del caso catalán recayera también en la jueza Lamela nos abrió la puerta. Nos han llamado para entrevistas de medios europeos que se habían enterado de nuestro caso por ese motivo. En nuestro caso, hasta tres periodistas se han acercado al pueblo para hablar con nosotros.

¿El Estado quiere convertir el caso de vuestros hijos en un precedente?
E: Claramente. Si crea jurisprudencia esa aplicación de ese artículo antiyihadista con nuestros hijos, cualquier persona, sin pertenecer a ninguna organización, puede ser terrorista. Cualquiera, a título individual. Ya se intentó aquí en Catalunya con una chica de los CDR, que luego el juez no lo vio.

La fiscalía compara ahora a los CDR con ETA y el yihadismo…
E: Por eso. Porque les están aplicando la ley antiyihadista a nuestros hijos.

¿Es el mismo patrón?
E: Sí. Es un patrón que lo que busca es desmovilizar a todo el mundo porque le pueden acusar de terrorismo. Una estr

A: Cuando decimos “mañana puedes ser tú”, lo decimos porque lo creemos de verdad. Mañana puede ser cualquiera.

El hecho de que la instrucción del caso catalán recayera también en la jueza Lamela nos ha abierto la puerta a internacionalizar el caso.

¿Qué papel han jugado exactamente los medios de comunicación?
E: Los medios generalistas, ¿eh? Lo primero que hicieron es dar una imagen de un pueblo que no se corresponde con la realidad. Viendo la ocupación de la Guardia Civil y los medios de comunicación, parecía Belfast hace 30 años. Y luego el juego sucio de cámara oculta, seguir insistiendo en la imagen, seguir diciendo que fue un linchamiento… Todos los medios que han utilizado todo tipo de calificativos, o que se han hinchado en las televisiones a sacar solamente a una parte, ni tan solo nos han preguntado a nosotros. Han seguido un guión preestablecido, no sé si consensuado o obedecido.

A: Siempre nos hemos dirigido a los medios pidiéndoles que cumplan con su código deontológico: que contrasten, que no mezclen opinión e información… Quien no lo hace, ¿por qué intereses no lo hace? ¿Por medrar? Ellos lo sabrán.

¿Os ha chocado algún caso en particular?
E: Más que sorprendernos un caso particular, ha sido una sorpresa desagradable el ver a gente que sí venía de esos grandes medios e intentaba hacer un buen trabajo, pero luego sus medios le daban la vuelta. Hemos visto a gente que realmente entendía la situación, pero que como estaba en el medio en el que estaba al final no podía…

A: Más que por lo que han dicho, es por lo que no han dicho, por lo que se han callado. Ha habido muchos medios que no han querido sacar este caso. ¿Hasta ahí llega el poder de la Guardia Civil, que a algunos periodistas les da miedo sacar ciertas informaciones?

E: Fíjate en el punto en el que estamos que, en la famosa exposición de ARCO sobre los presos políticos, hay muy poca gente que sepa que nuestro caso estaba ahí. Salía en todos los medios, pero que nuestro caso estaba ahí muy pocos lo saben.

¿Lo taparon?
Ambos asienten con la cabeza.

¿Habéis recibido apoyo de los partidos políticos?
A: Sí. Empezando por nuestro Ayuntamiento, luego el Parlamento Foral, el Gobierno de Navarra, el Congreso y el Senado… y en Europa. En todos estos sitios hemos recibido el apoyo desde grupos como el PNV, Bildu y Podemos hasta ERC y el PDeCAT. Los únicos que no nos han apoyado en el Parlamento de Navarra han sido el PSOE y el PP. Pero en Altsasu el grupo socialista sí, y estuvieron amenazados de expedientarlos. Y va evolucionando.

¿Y el apoyo popular?
E
: Impresionante. El pueblo está sufriendo con nosotros. Hicimos unas marchas por Navarra que nos superaron por tantas ganas de trabajar. Aquí en Catalunya hemos venido varias veces, pero no podemos venir todas las veces que nos llaman, porque estaríamos viviendo aquí. En algunas zonas de Madrid también. Y en Murcia, Asturias, Valladolid, Zaragoza… Hay muchos sitios donde aún no hemos podido llegar. Hay grupos en buena parte del Estado que quieren escucharnos.

A: Será un pueblo pequeño, pero es un caso que se ha convertido en un símbolo. El director de Amnistía Internacional, que ha sido observador en el juicio, nos llegó a decir que lo que significaba este caso era muy importante.

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Altsasu, pueblo combativo

Altsasu, con sus 7.000 habitantes, es un pueblo de clara mayoría nacionalista. En las últimas elecciones municipales, Geroa Bai (la coalición navarra del PNV) y EHBildu sumaron el 58% de los votos. Durante la Guerra Civil, cayó rápidamente bajo el poder de las tropas franquistas, y muchos de sus habitantes fueron represaliados. Y en la actualidad se celebra el Ospa Eguna, una jornada que sirve para denunciar la alta presencia de las fuerzas policiales. Pese a su carácter reivindicativo pero también festivo, siempre es vigilada atentamente por un amplio despliegue de la Guardia Civil.

¿Estaban especialmente politizados vuestros hijos o eran simplemente jóvenes concienciados?
E: Son ocho personas que ni tan siquiera coinciden de cuadrilla. En Altsasu nos conocemos todos, pero no eran ni de la misma cuadrilla. Una respuesta global es imposible. Pero hombre, ¿conciencia política? Supongo que es un pueblo que se vive con una cierta conciencia política. Yo casi diría que tienen una línea de empatía con el pueblo, de solidaridad, pero con sus ideologías cada uno. ¿Ser una persona activa en tu pueblo es hacer política?

¿De dónde viene esta conciencia política de Altsasu?
A: Es algo histórico...

E: Altsasu fue una de las zonas que se quedaron a la izquierda. En la Guerra Civil fue machacada. Luego llegó el movimiento insumiso, y fue la población con más insumisos encarcelados. Somos un pueblo combativo, que no agacha las orejas. No me parece nada vergonzoso. Somos un pueblo que tiene capacidad de organización.

A: Además, Altsasu está enclavado en una zona donde la cultura vasca es real. Tiene unas características propias. Y luego, lo que ha marcado especialmente durante el juicio es el movimiento que existe contra la presencia de la Guardia Civil. Se han escudado en eso para el montaje que han hecho.

¿Es un movimiento pacífico?
E: Yo diría que incluso es festivo. Es una comida popular, un desfile… Participar lo hacemos todos, porque hay un ambiente de fiesta. Y siempre se ha hecho con el permiso de la Delegación del Gobierno. Y en este caso no sé si el camino va de arriba a abajo o de abajo a arriba: si considerar a Ospa Eguna como algo violento para encausar a nuestros hijos, o si encausar a nuestros hijos para criminalizar a Ospa Eguna.

¿Los consideráis presos políticos?
A: Por ahora, no los considero presos políticos. Cuando sean condenados, entonces diremos que el Estado les ha convertido en presos políticos. Hasta entonces, no lo haremos, porque consideramos que fue un encontronazo que hubo en un bar.

Lo que ha marcado especialmente durante el juicio es el movimiento que existe contra la presencia de la Guardia Civil. Se han escudado en eso para el montaje que han hecho.

Pero hay tres que aún están presos.
A: Lo que pasa es que todo esto demuestra que quieren utilizar a nuestros hijos con unos objetivos. En Euskal Herria, los presos políticos tienen una connotación en el marco de un conflicto político. En Catalunya tiene otra. Hay muchos matices.

E: De todas formas, sean presos políticos o no, lo que nos une es que se les hace políticos por un déficit democrático del Estado. Ante su falta de democracia y de imparcialidad, trata los conflictos con la cárcel.

¿Cuál es el ambiente hoy en Altsasu?
E: El ambiente es de unidad y de tristeza. Seguimos celebrando las cosas y todo, pero el ambiente es de estar todo el mundo pendiente del caso…

altsasu guardia civil - efe

Un guardia civil filma imágenes durante la celebración del Ospa Eguna en Altsasu en 2013 / Foto: EFE

El daño ya está hecho. Queremos la absolución y volver a hacer una vida normal.

¿Hay miedo, preocupación, crispación?
E: Hay cabreo, obviamente. Se ha caldeado el ambiente. Pero a estas alturas la mayor parte se da cuenta de que, si buscaban una respuesta crispada, no lo han conseguido. La respuesta que hemos conseguido les está superando más. No creo que hubieran pensado que un pueblo tan pequeño llegaría tan lejos.

A: Desde un principio dijimos que ni nos iban a dejar en casa ni íbamos a arder el pueblo. Vamos a seguir trabajando con el corazón y la cabeza. Si quieren buscar enfrentamiento y crispación, que lo busquen; no nos van a sacar de aquí. Vamos a seguir ahí, divulgando y denunciando el caso. Esa es nuestra arma y nuestro esquema.

¿Toda esta historia tiene algun lado positivo?
A: ¿Lados positivos? Muchísimos...

E: La gente que hemos conocido. La gente tan estupenda que hay en tantas partes y que es una pena que la tengas que conocer en estas circunstancias. Y luego nos ha dado un bagaje personal tan grande...

A: En todo. Hemos adquirido unos valores que no éramos conscientes de que estaban ahí. Y valoras mucho más las cosas positivas. Las familias también hemos ganado mucho.

¿Os ha unido más a vuestros hijos?
A: En el caso de nuestra familia, muchísimo. Es una tontería, pero es que ahora hablas más. En ese espacio tan corto que tienes de visita o teléfono, tienes que comprimir la conversación. Esto antes no lo valorábamos. Hablabas cuando coincidías en casa; ahora tienes la necesidad y el cariño.

Ni nos estamos en casa, ni nos amargamos. Nuestros hijos nos dicen que sonriamos y vivamos. El pueblo quiere vivir.

¿Cada cuánto tienes derecho a comunicarte o ver a tu hijo?
A: Él tiene ocho llamadas a la semana, que reparte entre su novia y nosotros. Luego tiene una visita semanal, que nos turnamos la familia y los amigos. Y un vis a vis al mes, donde procuramos ir la familia. También sus abuelos alguna vez, que son muy mayores. Algo que nos dicen es que no quieren morirse sin ver a su nieto libre.

¿Qué les decís estos días?
E: Que hay que tener los pies en el suelo. Bueno, Adur es más optimista [dirigiéndose a Antxon]. Mi hija es más de altibajos. Le digo: ni cuando estás arriba no pasa nada, ni cuando estás abajo lo tienes todo perdido. Le digo que hay que mantener un cierto equilibrio. En un principio ella no veía muy claro lo que hacíamos; ahora le parece bien que yo sea una de las caras visibles.

A: Una vida normal puede tener sus fases. Pero en este caso las fases ya están marcadas. Ha acabado el juicio, y ahora la siguiente fase es la sentencia. Hemos aprendido a funcionar en base a eso. Mientras tanto, ni nos estamos en casa, ni nos amargamos. Nuestros hijos nos dicen que sonriamos y vivamos. El pueblo quiere vivir.

¿Veis cerca el final?
A: Nuestra única sensación de justicia vendrá cuando acabe todo esto en absolución. Demasiado largo ha sido, demasiado sufrimiento; tres personas un año y medio en la cárcel, para una jugada que han pretendido hacer...

E: El daño ya está hecho. Queremos la absolución y volver a hacer una vida normal. Para eso necesitamos miles y millones de voces que digan que ya está bien, que todos a casa.