Los peritos del Instituto Torroja de Ciencias de la Construcción han iniciado este lunes las tareas preparatorias para la exhumación de los cadáveres de dos soldados republicanos fusilados en 1936 que se encuentran en el Valle de los Caídos, a pesar de la oposición del prior de la basílica del templo franquista. Los técnicos especialistas analizarán la situación del osario de la cripta y del sepulcro y determinarán su seguridad. Después emitirán un informe técnico en el que se detallará la ubicación y cómo acceder a la zona donde se presupone que están los restos de las cuatro personas que se buscan.

Las tareas empiezan dos años después de que un juzgado de San Lorenzo de El Escorial diera la razón a los familiares y ordenara la exhumación de los cadáveres. Con todo —y después de una polémica política entre el prior y el Senado, que lo llamó a comparecer sin éxito para que explicara las razones de su negativa— finalmente los técnicos han podido iniciar sus tareas. Tienen que determinar ahora si es posible acceder a los cadáveres para una de las paredes, analizar la situación del osario y emitir un informe que dará paso a las exhumaciones. La abadía del Valle interpuso un recurso a la Audiencia Nacional aduciendo que se tenían que respetar "los derechos de los familiares del resto de los que están allí enterrados", y un juez suspendió cautelarísimamente las tareas en el 2017.

Una sentencia permitió finalmente la exhumación al Valle de los Caídos de los hermanos Manuel y Antonio Lapeña, fusilados en 1936; y de Pedro Gil Calonge y Juan González Moreno, pertenecientes al bando nacional.