¿Qué efecto tendrá en Europa el nuevo jaque de los presos y exiliados que se presentan como candidatos? ¿Qué pasará con los comunes si Ada Colau no resiste en la alcaldía? ¿Cómo influirán los resultados en la estabilidad del Govern de la Generalitat? ¿Tendrá Barcelona el primer alcalde independentista? ¿Quién ganará el pulso, Puigdemont o Junqueras? ¿Será capaz el independentismo de superar por primera vez el umbral del 50% de los votos en unas elecciones?

Después de tres eternas campañas, los catalanes tienen once horas para emitir su veredicto final en las urnas. Por ahora, la única certeza es que el terremoto electoral provocará estragos importantes en capas diversas: a nivel local, pero también internacional. De hecho, el resultado de los comicios europeos y municipales determinará no solo el futuro del viejo continente y el equilibrio de fuerzas en los ayuntamientos, con especial interés sobre Barcelona. También encaminará el rumbo del movimiento independentista y de sus adversarios. Vayamos por partes.

El jaque de los presos y exiliados

Con la constitución de las Cortes españolas hace cuatro días ha quedado demostrado que la apuesta de Junts per Catalunya y ERC de situar a sus presos como candidatos ha hecho penetrar y estallar el conflicto catalán en el Congreso y en el Senado. Junqueras, Sànchez, Rull, Turull y Romeva recogieron sus respectivas actas de diputados y senador, asistieron a los plenos inaugurales y prometieron sus cargos, una imagen absolutamente inédita en la historia de España. Después, los socialistas y el Supremo se han ido pasando la patata caliente sobre su suspensión, prueba de que se trata de una decisión incómoda y compleja, que acabará en los tribunales europeos y que ya le ha costado al PSOE el primer alboroto con Podemos.

De cara a las elecciones de esta noche, los presos vuelven a poner al Estado en jaque. Hay cuatro que van en las listas. Junqueras es el candidato de ERC, EH-Bildu y el BNG en Europa; Forn el alcaldable de JxCat en Barcelona; y Turull y Rull cierran simbólicamente las candidaturas de Parets y de Terrassa. Junqueras y Forn saldrán escogidos seguro. Por lo tanto, el Estado español volverá a verse en un problema, teniendo que autorizar que uno pueda erigirse como eurodiputado y el otro como concejal del Ayuntamiento de Barcelona. En el caso de Forn, además, el lío se haría todavía mayor si JxCat tiene suficientes apoyos como para que además de concejal pudiera ser investido alcalde, cosa que parece del todo improbable según las encuestas. La presencia de Junqueras en la Eurocámara llevará hasta el corazón de las instituciones europeas el juicio al procés y sus consecuencias e incluso podría forzar un aplazamiento de la sentencia.

Pero la cosa no queda aquí, porque además de un preso, en los comicios europeos entran en escena los exiliados, con Carles Puigdemont al frente de una lista que siguen Toni Comín y Clara Ponsatí. Una candidatura que la Junta Electoral Central vetó inicialmente pero que tras una batalla jurídica liderada por Gonzalo Boye y Jaume-Alonso Cuevillas, tuvo que validar. Es decir, que aquellos a quienes llaman fugados de la justicia pueden presentarse legalmente a unas elecciones. Tanto Puigdemont como Junqueras han explicado que cuando sean escogidos dejarán su acta de diputados en el Parlamento. La batalla la juegan ya en Europa. 

Pols Puigdemont-Junqueras

El president y el vicepresident del 1-O y de la DUI vuelven a batirse en las urnas. El 21-D, la victoria contra pronóstico de Puigdemont, de JxCat, supuso un auténtico cubo de agua fría para Junqueras y ERC, que confiaban en que por primera vez podrían vencer al espacio convergente en unas elecciones catalanas. De hecho, la única vez que eso pasó fue precisamente en las últimas europeas, hace cinco años, cuando los republicanos, con el tándem Terricabras-Maragall, ganaron las elecciones en Catalunya.

Las elecciones europeas son de circunscripción única. Eso significa que hay un solo cómputo para toda España. Como ha hecho tradicionalmente, ERC se presenta con Bildu y el BNG, bajo la marca Ahora Repúblicas. En cambio, a diferencia de lo que habían hecho históricamente, los de Puigdemont han partido peras con el PNV, que fiel a su talante conservador prefirió no hacer experimentos con exiliados. Uno de los datos interesantes a analizar una vez se haya hecho el escrutinio será ver cuántas personas de fuera de Catalunya han escogido la papeleta de Puigdemont —que, por cierto, llevará imprimida su cara—.

Y aún otro apunte a tener presente. El efecto voto protesta a las listas independentistas, la de Puigdemont y la de Junqueras, hace que algunos alberguen la esperanza de que el independentismo pueda superar por primera vez el umbral del 50% de los votos en unas elecciones. Así lo ha verbalizado durante la campaña el propio president Quim Torra.

El futuro de los comunes en manos de Colau

Al lado de la urna de Europa habrá la de los ayuntamientos. El escrutinio en Barcelona, que tendrá que esperar que acabe el recuento de las europeas, será de infarto. Las encuestas apuntan a un duelo absolutamente igualado entre Ada Colau, por los comunes, y Ernest Maragall, por ERC. Lo único que hay a ciencia cierta es que quien se acabe imponiendo lo hará con una mayoría muy escasa, probablemente más baja que la que tiene ahora Colau —11 de 41 concejales—. Aquel que quede primero tiene todos los números de ser el alcalde, si no es que el resto de partidos que se opongan suman 21 concejales. A pesar de la rivalidad, Maragall y Colau estarán condenados a entenderse, ellos mismos han dicho públicamente que están abiertos a pactar. Veremos si los pronósticos se confirman y comprobaremos también qué peso acaban teniendo JxCat, con Forn y Artadi, y el PSC, con Collboni, para condicionar futuras alianzas.

Si Colau no consigue resistir en la alcaldía, eso tendría consecuencias directas en su espacio político, que tendría que repensarse de arriba abajo. La actual alcaldesa es la líder indiscutible que tira del carro de los comunes. Su victoria hace cuatro años les catapultó. Si cae, quedarán irremediablemente tocados.

Otro de los focos mediáticos enfocará a Manuel Valls, que empezó la carrera hacia la alcaldía de Barcelona disparado en los sondeos, pero que poco a poco se ha ido desinflando. Veremos si supera el resultado de Cs, que durante este mandato ha sido tercera fuerza con 5 concejales. Y todavía tres incógnitas más: las que se ciernen sobre el PP, la CUP y Jordi Graupera. Los dos primeros podrían quedar fuera del Ayuntamiento. El último, batalla para poner un pie. La cosa pinta difícil, pero también es verdad que nadie creía que los independentistas pudieran imponerse en las elecciones de la Cambra de Comerç. Hasta que pasó.

Reconquista del cinturón rojo

Más allá de la ciudad de Barcelona, a partir de hoy se redibujará el nuevo mapa político en Catalunya, en sus 947 municipios. Por primera vez ERC presenta más candidaturas que el espacio exconvergente. JxCat concentrará esfuerzos en mantener su poder hegemónico por todo el territorio catalán, donde cuenta con más de 3.000 concejales, una de sus grandes fuerzas.

En paralelo, el PSC aspira a conservar sus principales feudos en el famoso cinturón rojo, la corona metropolitana, el Hospitalet, Santa Coloma y Cornellà, donde en anteriores elecciones Cs, de u lado, y ERC y los comunes, del contrario, le habían arañado miles de electores. Además con especial atención en Lleida y Tarragona, las dos capitales de provincia que aún conservan los socialistas. En el caso de la Paería, sin el histórico Ángel Ros, después de muchas décadas. 

Los comunes llegan fragmentados a la cita. Tienen menos candidaturas que hace cuatro años, 147, y en muchos municipios se presentan fracturados. El caso más extremo es Sabadell, donde hoy hay hasta 4 listas de este mismo espacio.

El PP sigue la tendencia a la baja y presenta la mitad de candidaturas municipales que hace cuatro años. La gran esperanza es Xavier García Albiol en Badalona. Mientras tanto, el reto para la CUP se concentra en resistir en sus principales alcaldías: Berga y Sabadell.

Empieza la cuenta atrás. El 26-M ya está visto para sentencia. Hoy juzgan los catalanes. El veredicto, a partir de las 20h. La noche promete ser larga.