Si hay alguien experto en dimitir, esta es Esperanza Aguirre. La popular ha protagonizado esta tarde su tercera dimisión en cinco años. La primera retirada fue en el año 2012. Cuatro años después, volvió a dejarlo. Y, esta tarde, ha llevado a cabo lo que parece ser el adiós definitivo a la primera línea de la política española.

2012: "Motivos personales"

En la dimisión de septiembre del 2012, alegó motivos personales -le habían diagnosticado cáncer de mama un año y medio antes- y renunció a sus cargos como presidenta de la Comunidad de Madrid y como diputada por el PP en su Parlamento.

"He llegado a la conclusión de que es el momento adecuado para retirarme", decía en aquella ocasión con lágrimas en los ojos y con voz rota. "Esto no tiene marcha atrás", insistía, después de 30 años dedicados a la política.

Justamente, su sucesor inmediato en aquel cargo fue el mismo que ahora la ha forzado a abandonar otra vez: Ignacio González, entonces vicepresidente de la comunidad. Aguirre le elogiaba antes de despedirse: "Me parece la persona con más experiencia y mejor dotada, conoce perfectamente la Administración municipal y la Administración general del Estado. Creo que es una persona enormemente trabajadora y un gran jurista".

2016: Indicios de corrupción en el PP de Madrid

La segunda dimisión fue en febrero del 2016, por sorpresa y con el objetivo de alejarse de las implicaciones del PP en tramas corruptas por financiación ilegal. Así acabó con 12 años como presidenta del PP de la Comunidad de Madrid, tres días después de que la Guardia Civil registrara la sede del partido. Aseguró que lo hacía por "responsabilidad política", aunque no confirmaba la certeza de ninguna de las acusaciones.

2017: Encarcelado su ex-número dos

Aquella corrupción que Aguirre negaba en el 2016 ha acabado pasándole factura y ha provocado la última dimisión de la líder popular. Esta vez Aguirre ha renunciado a los cargos que le quedaban, como concejala y portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid.

El detonante: el ingreso en prisión de Ignacio González, quien fue su número dos, por la implicación en el escándalo de desvío de fondos públicos en la Operación Lezo. "Me siento engañada y traicionada. Ha sido una persona de mi máxima confianza", ha lamentado este lunes, asumiendo que no lo "vigiló" tanto como habría sido necesario.