En La Marcha Radetzky, novela magistral de Josep Roth, hay una escena fascinante que vale por casi todo el libro. El gobernador de una provincia del imperio austro-húngaro, personificación del orden y la rutina minuciosos y absolutos, llega a su despacho por la mañana y advierte, incrédulo, que el desayuno no está preparado. El trastorno del gobernador ante el desbarajuste es tan colosal que, escribe Roth, "se lanzó a abrir la ventana para ver si el mundo todavía existía".

Sería exagerado decir que las portadas de este sábado provocan tanta sorpresa —pero poco les falta.

Se pueden clasificar de dos maneras. La primera, en función de cómo tratan la posibilidad de que Sánchez y Torra se entrevisten en Barcelona el 21-D, con ocasión del Consejo de Ministros que el gobierno español quiere celebrar en la capital —entre manifestaciones de rechazo al mismo gobierno y el acompañamiento protector de unos 9.000 policías.

En el lado de los que miran la entrevista con interés poco disimulado se alinean todos los diarios de Barcelona (La Vanguardia, El Periódico, Ara) y algunos de Madrid: El País y —ahora es cuando la matan— El Mundo (¡El Mundo!) y La Razón (¡La Razón!). En el lado de los que todavía ven la entrevista como la abominación de la desolación apocalíptica queda solo ABC, del que cabe decir que desde hace días está en la luna de Valencia, perdido en asuntos de esos que "interesan a la gente" —aunque no se sepa bien a qué gente.

LV

EPC

AHORA

EP

ME

LR

ABC

Acuérdate que hasta ayer, Torra —y el independentismo— era presentado en casi todos el diarios como un activista fanático, un títere de Waterloo partidario de una insurrección armada con muertos, etcétera. Y Sánchez, como un presidente de gobierno flojo y sometido a los barones regionales y locales de su partido, dispuesto a entregar España a los caprichos de Torra —y del independentismo—, que es un activista fanático, un títere... y vuelta a la casilla de salida. Un círculo infernal.

Fuego y azufre

En este contexto, que El Mundo y La Razón trasladen la impresión que la reunión de ambos próceres es una opción decente, y quizás deseable, es un milagro de categoría Fátima, aunque lo hagan arrastrando los pies y en tono distante o condescendiente y soltando alguna coz. Después de tantas semanas echando fuego y azufre por la portada no pueden, de repente, decir a su público, que no, que era una broma, hombre. El Mundo, por ejemplo, para amortiguar el golpe de realidad, entrega a sus lectores un calmante en forma de entrevista a la historiadora más magufa de España.

Este sábado, en las portadas ya no se habla de Catalunya como el país del 155 y la "vía eslovena", insurrecto, rebelde y golpista, ocupado por guerrilleros, agitadores y comandos sediciosos; castigado por el colapso del sistema sanitario, el caos en el orden público, la división del independentismo en facciones que se apuñalan por la calle, y la catastrófica fractura social causante de que una mitad de los catalanes se niegue a compartir el ascensor con la otra mitad.

Turull o no

La segunda manera de clasificar las portadas es en función de si hablan o no del ingreso del conseller Jordi Turull a la enfermería de la prisión de Lledoners. Hasta ahora, la huelga de hambre de cuatro de los nueve presos políticos era una no-fly zone para la prensa de Madrid y un asunto ignorado en las portadas de los dos diarios grandes (por difusión) de Barcelona. Pues bien —¿estás bien sentado?—, La Razón lo da en portada. Pequeño, pero allí lo tienes. La Vanguardia también. Ara y Avui, ni que decir tiene. Los restantes diarios de Madrid y El Periódico todavía lo ignoran, pero el balance final es de empate.

En resumen, parece que la prensa, digamos, unionista o constitucionalista, ha dado tiempo muerto a Sánchez y a Torra, por si tienen a bien aclararse sin ruidos. Veremos cuánto dura esta calma.

Ilustración: Mercado de Navidad en el Am Hof de Viena con el monumento al mariscal Radetzky, obra de Karl Wenzel Zajicek (1908).