La pandemia provocada por el coronavirus ha revuelto todos los planes y los calendarios políticos. También los electorales. Hace casi tres meses, el 29 de enero, el president de la Generalitat, Quim Torra, compareció en la galería gótica del palau para proclamar que la legislatura ya no tenía recorrido y que, una vez aprobados los presupuestos, anunciaría la fecha de las elecciones. Torra hacía este anuncio dos días después de que la Mesa del Parlament aceptara inhabilitarlo como diputado, lo cual había provocado, según aseguraba, el "deterioro de la confianza" con ERC.

Este viernes el Parlament aprobó finalmente las cuentas, pero Torra ya no habla de elecciones. De hecho, la voluntad del president, según explicó él mismo este viernes, es hacer una gran convocatoria, desde los Ayuntamientos hasta técnicos y expertos, pasando por entidades sociales y económicas y partidos para diseñar "el horizonte después de la pandemia".

Torra considera que ahora la prioridad es constituir una comisión para rehacer la economía del país -que en el Palau de la Generalitat se describe como una especie de Procicat económico, en referencia al comité que gestiona la emergencia provocada por la pandemia. A partir de aquí, el Govern impulsará sus propuestas.

No sólo eso, la consellera de Presidència, Meritxell Budó, aseguraba este lunes en la rueda de prensa diaria para informar sobre el coronavirus que el pla de govern aprobado al principio de la legislatura ha quedado superado por esta crisis y que el ejecutivo catalán abordará un nuevo pla de govern transversal que "liderará" Torra.

Los presupuestos que tenían que marcar el pistoletazo de salida para el calendario electoral se han pasado a convertir en la base de este plan para el "rescate de personas y reparación de daños económicos". Se trata de un objetivo en que también ERC quiere intervenir. No sólo eso, los republicanos consideran que ya antes de la aprobación de los presupuestos se acordó que será el vicepresident, Pere Aragonès, quien tutelará el ajuste de las cuentas a esta nueva situación provocada por la pandemia.

La conclusión es que ni el president ni JxCat hablan ya de elecciones. "Tenemos que hacer esta comisión y afrontar la reactivación económica y eso es incompatible con hablar de elecciones", asegura una fuente del Govern.

Desde Junts se asegura, además, que "por responsabilidad" ahora no es momento de hablar de los comicios y que en cualquier caso el estado de alarma impide convocar en las urnas. No obstante, el estado de alarma no ha impedido al lehendakari vasco, Iñigo Urkullu, afirmar que se plantea convocar los comicios en Euskadi el mes de julio, después de que quedaron suspendidos por la pandemia. 

Fuentes de JxCat admiten que a finales de enero Torra quedó políticamente muy tocado, al ser desposeido por la Mesa del Parlamento de su acta de diputado, pero consideran que ahora la gestión de la pandemia, y el pulso con el gobierno del Estado reclamando el confinamiento de Catalunya, le ha dado un nuevo impulso que le tiene que permitir sacar adelante este plan para la salida de la crisis.

Con todo, las diferencias con ERC se mantienen, como hizo el evidente el viernes el tira i afloja entre el president y los republicanos después de que Torra mostró públicamente las discrepancias con el presidente del Parlament, Roger Torrent, por haber convocado el pleno de la Cámara de manera presencial.

Además, Torra continúa pendiente de la sentencia de inhabilitación a que fue condenado por el TSJC. El presidente presentó un recurso en contra asegurando que la sentencia ya estaba escrita y que ha sufrido una persecución política. La decisión podría quedar para finales de año o comienzos del 2021, según varias fuentes. Desde JxCat, sin embargo, recuerdan que aunque se hiciera efectiva la inhabilitación la presidencia de la Generalitat continuaria correspondiendo a este grupo.