Pedro Sánchez quería una "última" prórroga del estado de alarma que durara un mes. Finalmente, sin embargo, sólo obtuvo quince días después de unas intensas y complejas negociaciones. A pesar de todo, podría no ser la última que prometió e incluso acordó con Ciudadanos. Ni siquiera 48 horas después, La Moncloa no descarta pedir una nueva ampliación a partir del 7 de junio, cuando finaliza la quinta prórroga. "La salud está por encima de todo", ha defendido la portavoz Maria Jesús Montero.
En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros extraordinario de este viernes, la ministra socialista ha asegurado que, si el ejecutivo cree que "el instrumento que hace falta para preservar la salud es la disminución de la movilidad", no renunciará a su "responsabilidad" y lo mantendrá por el tiempo que haga falta. No obstante, tendría que volver a negociar unos apoyo que esta semana consiguió a última hora. "Es el único instrumento jurídico", ha reiterado una vez más.
Sobre la aritmética parlamentaria, María Jesús Montero ha constatado que el Gobierno se ha sentido "solo", porque el resto de formaciones han dimitido de sus responsabilidades, y en especial el principal partido de la oposición, el Partido Popular. "Está intentando tumbar el gobierno y aprovechar la situación para interponer el interés electoral a la salud", ha rebatido la portavoz española.
"Dinámica imposible"
Montero ha defendido la búsqueda de un acuerdo con EH Bildu porque se había generado una "dinámica imposible" por parte del resto de formaciones, que se han desentendido de la crisis sanitaria. "Preservar la salud no es exclusivamente una responsabilidad del gobierno", ha asegurado la portavoz del Gobierno. Y ha enviado un aviso a navegantes: la situación "no se puede permitir la dinámica de vetos contrapuestos que hace inviable cualquier tipo de acuerdo". En este sentido, ha reclamado "resetear muchas actitudes y posiciones prefijadas, porque esta crisis pide nuevas respuestas, nuevas aproximaciones".
Ha apuntado especialmente hacia el PP, pero también hacia el bloque de la investidura, como ERC o Compromís, que votaron en contra. "Lo lógico habría sido que las fuerzas progresistas no hubieran entrado en una dinámica imposible", ha dicho Montero. "Estoy convencida de que algunos votan en contra con los dedos cruzados para que tire adelante", ha sentenciado.
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