Ciutadans está en horas bajas, y el partido lo sabe. Los naranjas están perdiendo toda la relevancia que consiguieron hace ahora más de cuatro años cuando se convirtieron en primera fuerza en el Parlament en las elecciones del 2017, convocadas a raíz de la aplicación del artículo 155 en Catalunya como respuesta al referéndum del 1 de octubre. Los 36 escaños obtenidos situaron el partido por delante de los de Carles Puigdemont y los de Oriol Junqueras, un hito largamente celebrado por los españolistas, aunque no llegaron a superar el independentismo en su conjunto. No fue su última victoria: dos años después, en las elecciones generales de abril los de Albert Rivera se veían catapultados hasta la tercera fuerza del país, acercándose peligrosamente a los populares y reivindicándose como una fuerza con futuro. En las autonómicas y europeas de aquel año, Ciutadans también sacaba rédito y crecía. Era un buen momento para ser naranja.

Pero todo empezó a complicarse muy rápidamente. En las elecciones españolas de noviembre de 2019, caían hasta la sexta posición, incluso por detrás de Esquerra Republicana, dejándose 47 escaños en el camino. Pero el símbolo más evidente de esta derrota absoluta llegaba en las catalanas del 14-F, el año pasado, cuando los de Carlos Carrizosa quedaban absolutamente deshechos y se veían relegados a la penúltima plaza, únicamente por delante del grupo mixto. Y ya para acabar de adobarlo todo, llegarían las catastróficas elecciones de la Comunidad de Madrid y Castilla y León, donde los naranjas quedaban sumidos en la irrelevancia. Ante este golpe de realidad, Ciutadans se encuentra hoy frente a una peligrosa encrucijada: remontar o desaparecer.

Reticentes a aceptar la segunda opción, los naranjas están dispuestos a darlo absolutamente todo con tal de evitar el naufragio. Y la primera demostración de esta voluntad tiene lugar este fin de semana en la localidad costera de Lloret de Mar, en la Costa Brava, donde la formación celebrará una gran convención que busca impulsarlos. A pesar de no ser temporada alta, Ciutadans busca atraer centenares de partidarios y reunirlos todos en el Teatro Municipal, un espacio con capacidad para trescientas personas. Para conseguirlo, los naranjas han convocado a casi toda su plana mayor: Edmundo Bal, Begoña Villacís y Marina Bravo del ámbito estatal; Carlos Carrizosa y Anna Grau del catalán; y Jordi Cañas como eurodiputado, además de decenas de representantes municipales. La única ausencia destacada es la de Inés Arrimadas, por el estado avanzado de su embarazo, y enviará un vídeo de apoyo para suplir su baja.

La apuesta por el municipalismo

Se hace evidente que los naranjas nunca han tenido la política municipalista como la razón de su existencia, y es algo que incluso las mismas fuentes del partido han reconocido. Durante demasiado tiempo, dicen, se han centrado en el trabajo del Parlament y, más recientemente, del Congreso de los Diputados, olvidándose de potenciar Ciutadans también en las alcaldías catalanas y del Estado. Los datos lo constatan. A pesar de fundarse en el 2006, el partido solo obtuvo algún tipo de relevancia a escala local una década después, obteniendo 176 concejales, y que solo se incrementaría en una setentena de representantes cuatro años después. Unas cifras razonables, pero evidentemente demasiado bajas para un partido que se había coronado al frente del resto en las elecciones parlamentarias del 2017. Ahora, los españolistas quieren revertir esta tendencia y potenciarse en los ayuntamientos.

No se trata de una estrategia banal y poco trabajada, sino todo lo contrario. Después de encadenar numerosos fracasos electorales, Ciutadans necesita una victoria en las urnas que sirva de revulsivo. Especialmente considerando que, si no hay cambios en el calendario, las elecciones generales españolas se celebrarán sólo unos meses después de las municipales. Una dura derrota en los consistorios podría ser absolutamente condenatoria, y asentaría las bases para un 'jaque mate' al partido. Ya hace tiempo que los expertos intentan pronosticar la desaparición de los naranjas, y cada nueva derrota parece propiciarla. La formación no quiere darse por vencida, pero quedarse sin representación en el Congreso sería, sin duda, mortal. Ante esta situación, Ciutadans entiende la necesidad de apostarlo todo para conseguir unos buenos resultados en las municipales.

Objetivo poco exigente

Pero, pese a todo, los naranjas son realistas. Es por eso que, de cara a los comicios del próximo año, han optado por rebajar las expectativas y ponerse un objetivo electoral poco exigente: recortar distancias con los socialistas. No igualarlos; tampoco superarlos. Sencillamente, no aumentar la distancia abismal que hoy en día los separa (el PSC supera Ciutadans en más de mil representantes, y a priori la diferencia parece más propensa a aumentarse). Sin embargo, los unionistas son optimistas. "Queremos demostrar que somos la alternativa a lo de siempre. Ciutadans es la garantía de cambio", afirmó la semana pasada Carlos Carrizosa, en la presentación pública de la convención. "Somos la segunda fuerza constitucionalista en los municipios catalanes, y queremos recortar distancias con el PSC", a quien acusó de ser demasiado próximo al independentismo. "Queremos distanciarnos del separatismo, sin pactos vergonzosos y sin caer en los excesos del populismo de derechas", dijo en referencia a Vox. Y también tuvo unas palabras de recuerdo para el Partido Popular: "Hace muchos años que están a mucha distancia de nosotros".

¿La coalición, sobre la mesa?

En aquella ocasión, el líder de Ciutadans en Catalunya ya rechazó la opción de formar una coalición electoral, reivindicándose como capaces de remontar la situación por cuenta propia. "Hoy por hoy queremos concurrir solo con nuestra marca. Tenemos la fuerza suficiente para ser una marca en solitario", ha opinado. Ahora bien, esta no es la voluntad del nuevo partido de Valents, liderado precisamente por la ahora exdiputada del Partido Popular en el Parlament y actual concejala de BCN pel Canvi Eva Parera. En su presentación, la formación ya evidenció su intención de aglutinar el constitucionalismo, reivindicándose como "la UPN catalana", en referencia a la experiencia de la Unión del Pueblo Navarro, que incorpora tanto PP como Cs. Parera ya envió esta semana una carta a los dirigentes de los cuatro principales partidos del unionismo (PSC y Vox, además de los naranjas y los populares) con el fin de tejer complicidades y trabajar para la aglutinación del espacio político.

Carrizosa respondió a esta interpelación de Parera, y lo hizo con más mano tendida de lo que podría haberse esperado de alguien que repetidamente había rechazado cualquier alianza estratégica. El líder de Ciutadans reconoció la importancia de que las diferentes formaciones españolistas "mantengan un contacto constante y fluido para seguir defendiendo los objetivos compartidos", y de hecho reivindicaba que él siempre ha defendido la unidad de los partidos constitucionalistas. Iba más allá, e instaba a Parera a mantener conversaciones con la máxima representante de los naranjas en Barcelona, Luz Guilarte, con el fin de "encontrar formas de cooperación con vistas al último año de legislatura municipal y, sobre todo, de cara al día siguiente de las elecciones municipales". De la carta destaca, sin embargo, la ausencia de una propuesta de cooperación para el día de los comicios. Quizás habrá que esperar a ver qué dicen las encuestas para que se haga realidad esta opción.

Luz Guilarte, ¿alcaldesa de Barcelona?

Hablando de Luz Guilarte, su figura es una que preocupa un poco a la plana mayor de Ciutadans. Y es que la líder del partido en la capital catalana cuenta con poco reconocimiento entre los vecinos de la ciudad. Es una consideración que han confirmado fuentes del partido, y por la que ya han empezado a trabajar activamente cuando todavía falta más de un año para las municipales. En las últimas semanas, la naranja ha comparecido en algunas entrevistas televisivas y ha participado en actos locales de la formación con el fin de ganarse visibilidad y hacerse eco. ¿Será eso suficiente para potenciarla? Guilarte parece creer que sí. La semana pasada se dirigía a los medios para reivindicarse: "No quiero ser la candidata, quiero ser la alcaldesa de Barcelona con Ciutadans".

Una convención llena de representantes locales

Más allá de los nombres destacados que se llevará el partido hacia Lloret, la formación ha decidido hacer una apuesta clara para el equipo local. Así, la mayoría de las personas que participarán son representantes en varios municipios catalanes: en las cuatro capitales de provincia, pero también en Mataró, Igualada, Tortosa y Reus, entre otros. Las jornadas del sábado y el domingo contarán con numerosos actos centrados en repasar "los valores y el programa para la Catalunya real", reafirmar el compromiso de los naranjas con los pueblos y ciudades, y profundizar en las buenas prácticas y las claves electorales.